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Chile

Viernes 10 de Mayo de 2013.- La pugna que hoy sostienen el controlador de la cascada de SQM, Julio Ponce, y accionistas minoritarios no es más que una batalla de una guerra que se desató hace 12 años. Otro capítulo de una historia que podría acercarse a un desenlace cuando la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) arroje los resultados de su investigación, o con las conclusiones que obtenga el Ministerio Público a cargo de la querella que interpuso el controlador de la minera no metálica contra Moneda.

Hoy Ponce se enfrenta contra el mismo contrincante de años atrás. La administradora de inversión tiene como aliados a Consorcio y las AFP, pero cuando se originó el conflicto ésta se acompañaba de Bancard, entonces sociedad de inversiones del actual presidente Sebastián Piñera.

UN CONTEXTO ADVERSO

Era 2001 y Calichera atravesaba por un período financiero sumamente adverso. No sólo porque el precio del yodo había arrastrado las acciones de la minera no metálica (su principal activo) en un 30%, cayendo desde los $1.670 a $1.170 entre 1999 y el año 2000. Sino por la mala jugada que había hecho la matriz de SQM al asociarse con el grupo Briones en la propiedad de Cerámicas Industriales (CISA), donde la participación de Ponce alcanzaba el 40,25%.

En 1997 CISA había adquirido el 100% de la empresa norteamericana Briggs Plumbing Products, pero el proceso se tradujo en pérdidas, lo que motivó una posterior reestructuración de sus empresas en EEUU, trasladando procedimientos productivos a Sudamérica.

Sin embargo, el factor crucial que presionó a la matriz de Soquimich era la obligación de pago del crédito que suscribió con el grupo financiero japonés Nomura. Calichera se financió con US$20 millones para subir su participación en la serie A de SQM para alcanzar el 37,02%, lo que le daba derecho a elegir tres directores en la empresa. Así, estaba en el límite de participación de 32%, al quedarse con el 20% del capital total, y se posicionaba como el principal accionista de SQM sin ser controlador; un movimiento previo al posterior ingreso de la canadiense Potash Corp.

El pago de la obligación con Nomura, no obstante, tenía que hacerse ese mismo 2001, el 9 de julio. Con este panorama, Juan Luis Rivera, en representación de Bancard, y Fernando Tisné, de Moneda, expresaron su preocupación por la difícil situación de la compañía y su interés por liquidarla, disolviendo así la cascada.

LA CARTA Y SUS SUCESIONES

"Las acciones de Calichera se están transando con un descuento de 50% sobre el valor de liquidación de sus activos, es por ello que solicitamos al directorio que se estudie seriamente la posibilidad de liquidar la sociedad ya sea vendiendo sus activos o repartiéndolos, de forma tal de que los accionistas recuperemos la totalidad del patrimonio de la compañía", manifestaron, a través de una carta de octubre de 2001, Moneda y Bancard.

Un documento que se envió pocos meses después de la junta de accionistas de abril de ese año, el verdadero origen del actual conflicto entre Ponce y los minoritarios.

La liquidación de Calichera permitiría una inmediata rentabilidad del 50%, considerando que éste era el descuento de la compañía sobre la matriz de SQM en 2001. Y su complicada situación financiera haría que al vender o repartir los activos de la matriz de Soquimich, todos los accionistas recuperen la inversión que hicieron en ésta.

Dicha petición, no compartida por el directorio de esa época -tampoco por Ponce- fue acompañada de otras exigencias que presentaron los seis accionistas firmantes del documento: además de Rivera y Tisné, José Ateca, de Sociedad de Inversiones Santa Isabel; Jaime Carafí, de Inversiones Bonanova; Jorge Maluje y Felipe Gumucio Barros, accionista que mediante cartas posteriores a la de octubre de 2001, cobraría protagonismo.

En el documento, de acceso público en la SVS, se expone parte de las preocupaciones que se expresaron en la junta de abril y que serían crecientes. Éste dice que Tisné pidió que se contactara al más breve plazo a las entidades que entonces sonaban para entrar en SQM: Norsk Hydro, Potash, Israel Chemicals y FMC, entre otros, "de forma de tratar de canalizar el interés existente por Soquimich en beneficio para Pampa Calichera (PC)".

Otro accionista advirtió sobre la delicada situación financiera de la sociedad, "lo cual le impediría defenderse de forma adecuada frente a una oferta de compra hostil en Soquimich".

Posteriormente a la carta de Bancard y Moneda, Gumucio Barros envió otro documento, también en representación de accionistas minoritarios.

Para entonces, Calichera ya había saneado su situación financiera con un crédito de US$18 millones aportado por Norsk Hydro, sociedad que además pagó US$60 millones por el 49% de Inversiones SQ, creando la sociedad Inversiones SQNH. Con este flujo, se efectuaron aumentos de capital en cada peldaño (Norte Grande y Oro Blanco) hasta llegar a Calichera, que pagó la totalidad de los US$20 millones con los japoneses.

Así, la matriz de SQM saldó sus obligaciones sin haber liquidado la compañía. Es decir, Ponce mantuvo el control de la misma, mientras el resto de los accionistas seguía sufriendo los descuentos en la acción. Ante esto, Gumucio expuso: "lo obrado hasta hoy no se puede cambiar y es necesario denunciar que los directores de Calichera evitaron tomar contacto con potenciales interesados en comprar Soquimich (...) Si no hubo contacto con potenciales compradores fue porque los directores evitaron deliberadamente cumplir con esa obligación, obviamente para favorecer a SQ quien sí quería vender (...) Los directores de Calichera violaron la ley".

Dicho accionista también hizo una comparación con el connotado caso Chispas. "Es bueno señalar que a diferencia del caso Chispas donde el controlador tenía una serie B de acciones que podía tener un mayor valor por tener el control, en el caso de las sociedades de inversión asociadas a Soquimich, no existe ninguna justificación para argumentar un mayor valor ya que no se tiene el control de Soquimich".

El destinatario de entonces era Patricio Phillips, pero en 2002 Calichera puso como presidente a Julio Ponce, quien se hizo cargo de las duras acusaciones que sucedieron al mensaje de Moneda y Bancard.

LA RESPUESTA DE PONCE

El actual controlador de SQM se sirvió de distintos argumentos para descartar las acusaciones de minoritarios y, sobre todo, liquidar la cascada de SQM, mediante un documento enviado en mayo de 2002 al intendente de valores, Hernán López.

Además de explicar que una de las cláusulas para el crédito con Nomura era el no liquidar la compañía, Ponce aseveró: "el denunciante tiene una visión equivocada del interés social de Pampa Calichera (PC), pensando que se identifica con el de los accionistas minoritarios, en circunstancias que comprende también el de los mayoritarios (...) Olvida el denunciante que a juicio de los accionistas mayoritarios tal proceder habría sido gravemente perjudicial para los intereses sociales y constituido un acto de grave negligencia, atendido que PC contaba con distintas alternativas".

Sí se había tomado la decisión de vender la porción en CISA -lo que terminó efectuándose en 2002-, pero por nada la enajenación de SQM, con la correspondiente venia del directorio, teniendo como independiente a Nicolás Irarrázabal. Al respecto, Ponce expuso: "El director independiente de PC discrepaba de la opinión del señor Tisné en orden a que, a lo mejor, convenía vender las acciones SQM de propiedad de PC. Es conveniente comprobar que, con seguridad, el señor Irarrázabal había sido elegido con los votos de Bancard SA (en que participa, entiendo, por el ex senador y empresario don Sebastián Piñera Echenique, relacionado con el señor Nicolás Irarrázabal) y Moneda SA AFI".

Dicho director fue posteriormente reemplazado por Juan Luis Rivera, quien hoy participa en Moneda.

Finalmente, en el documento el controlador de la cascada hizo hincapié en las distintas visiones que accionistas mayoritarios y minoritarios tenían sobre la cascada: "Las diversas actuaciones del directorio demuestran que el interés social era el propio de un inversionista de largo plazo en acciones de SQM, y no uno de corto plazo que hace 'pasaditas' en diferencias de precios de acciones, como suele ocurrir entre minoritarios. Lo ordinario es que el mayoritario vea la sociedad como empresa, y sus acciones como una inversión permanente, en tanto el minoritario como mero valor mobiliario del que debe disponerse a la primera de cambio".

DEL PASADO AL PRESENTE

Más allá de los cuestionamientos a las operaciones hechas en la cascada o la falta de información que hoy accionistas minoritarios acusan a la cadena de control de SQM, ha sido el creciente descuento de las acciones de estas sociedades sobre la compañía lo que molesta al grupo de accionistas que desde el último tiempo comanda Moneda, la misma situación que entonces preocupaba a ésta y la entonces sociedad de Piñera.

Si hace seis meses el descuento de Calichera sobre SQM era del 10%, hoy es del 35%. Las caídas en los papeles de la cascada, al compás de la agudización del conflicto entre sus accionistas, lo han incrementado.

Los minoritarios, que entre 2008 y 2010 vendieron su 5% de participación en Calichera (en ese entonces con un descuento de 10%) para entrar en Oro Blanco (con un descuento de 40%), acusan "a la forma en cómo se ha venido manejando la compañía y sus filiales desde hace un buen tiempo a la fecha", según expuso Pablo Echeverría, presidente de Moneda, en julio de 2012; mientras que para Ponce -según la querella que interpuso este año a dicha firma- la explicación de las caídas en la cascada es la "campaña orquestada" que ha dirigido Moneda contra la cadena de control de SQM.

Ambas partes pierden con la contracción de estos títulos. Sin embargo, dado que la cascada deja en garantía acciones por operaciones de financiamiento, la presión es mayor por una fusión.

Pago de dividendos en la cascada
Hoy comienza la época de pago de dividendos en las sociedades cascada. Calichera efectuará hoy el desembolso de $9,09 y $10 por cada título de sus series A y B, respectivamente. Lo mismo hará Potasios esta jornada, repartiendo para sus series A y B $3,34 y $3,679 por cada acción.

Oro Blanco hará lo propio la próxima semana. El martes efectuará el pago de $0,13 por papel, mientras que Norte Grande lo hará el jueves pagando $0,169 por cada título.

Dicho reparto de dividendos se da en un contexto donde la SVS aún trabaja en las conclusiones de una investigación que inició en 2012, respecto de las operaciones que se han hecho en la cadena de control de SQM. Podría no encontrar nada o bien, imponer perjuicios económicos en éstas. Otra de las sociedades relacionadas a la cascada es Nitratos. Esta recibió autorización el miércoles de la SVS para inscribirse en el registro de valores. Antes de ello, debe llamar aprobar sus estados financieros y elegir directorio, mediante junta de accionistas.

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