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Chile

El plan original era con Diego Hernández a la cabeza de Codelco, pero el episodio Anglo American obligó a modificar el trazado. Thomas Keller asumió en 2012 con el foco puesto en reducir costos y concretar el plan de inversiones estructurales, pero ha encontrado varias trabas en el camino.

Miércoles 19 de Febrero de 2014.- Pocos creyeron que efectivamente era real la cifra de excedentes con que cerró Codelco su ejercicio en 2006: US$9.215 millones. Cifra histórica e inédita.

La estatal, acostumbrada a utilidades modestas y a lidiar con un precio del cobre bajo US$1 por libra, se encontró de golpe con un escenario completamente distinto. Entonces no sólo estalló el júbilo de los ejecutivos -y, por cierto, del equipo fiscal del gobierno- sino que también las presiones de costos, que a la larga se convertirían en una pesada mochila.

Desde entonces, el precio del cobre no sólo no ha bajado, sino que ha seguido subiendo. Pero a cambio, los excedentes se han reducido de manera dramática, afectados por costos que se dispararon, una ley de mineral en picada y demoras en la entrega de los proyectos estructurales.

Al tercer trimestre del año pasado, la minera estatal anotó un descenso de 61,5% en sus transferencias al fisco, pasando de US$6.940 millones en enero-septiembre de 2012 a US$2.672 millones un año después.

¿Cómo se explica que con el precio del cobre más alto los excedentes caigan? La razón está en el incremento de costos, que en el caso de Codelco se ha transformado en un acertijo más que complejo.

Si en 2010 la empresa destinaba US$0,4 para producir una libra de cobre -considerando el cash cost o C1- ya en 2012 este indicador había subido a US$1,23. A septiembre del año pasado el alza era todavía mayor: US$1,65.

En medio de este incremento de costos, aparejado de una reducción de excedentes, la empresa vio debutar su nuevo gobierno corporativo.

Esta modificación legal buscaba dar continuidad a la empresa y aislarla de los ciclos políticos, sacando a los ministros de directorio -el titular de Minería era el presidente de la mesa, que además integraba el titular de Hacienda- y nominar un presidente ejecutivo que permaneciera en el cargo un plazo distinto de lo que dura una administración presidencial y reemplazarlos por representantes de un perfil profesional.

Por todo ello, el primer elegido fue un ejecutivo fuertemente identificado con la minería, el ex presidente de Metales Base de BHP Billiton, Diego Hernández.

Pero a poco andar emergió el caso Anglo American y la gestión de Hernández quedó trunca.

Al ex BHP y actual presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals le correspondió liderar la batalla comercial y judicial para adquirir una participación en Minera Los Bronces, sobre la que por contrato le correspondía la primera opción.

El caso -si bien, en ningún momento se reconoció que esa fue la razón de su salida- evidenció las fuertes diferencias de estilo existentes entre Hernández y el presidente de la mesa, Gerardo Jofré. Hernández salió de la presidencia y fue reemplazado por su mano derecha, el ex ejecutivo de Cencosud, Brookfield -matriz de Transelec-, Collahuasi y Shell, Thomas Keller Lippold.

El balance arroja que la gestión de Hernández, además de la adquisición del 20,1% de Los Bronces, suma triunfos, como el impulso a los proyectos estructurales, y conflictos, como el fuerte choque con los sindicatos, que terminó en la mayor paralización en 28 años.

CONFLICTOS

Los dirigentes sindicales lo acusaron de tener un estilo más bien confrontacional con los sindicatos, lo que complicó su estadía. Su agenda modernizadora pretendía reducir las dotaciones en las divisiones más sobrepobladas, como Chuquicamata y sacar adelante los proyectos estructurales.

La era Keller, en tanto, comenzó con un triunfo: la firma del acuerdo con Anglo American. El negocio con la minera privada le permitió a Codelco sumar producción que ayudó a la estatal a mejorar sus balances productivos.

Pero el primer conflicto no tardó en estallar. El gobierno decidió capitalizar a la minera con US$1.000 millones, claro que se trató recursos contables y no frescos. Codelco pretendía sumar recursos para financiar su plan de proyectos estructurales -a esa altura ya estaban avanzando las obras de Nuevo Nivel Mina Teniente, Ministro Hales y los trabajos preliminares de Chuquicamata Subterránea- y el Ejecutivo rechazó la solicitud de Keller y su equipo. De paso, advirtió a la compañía de la urgencia de reducir sus costos, pues esto afectaba directamente a los ingresos de la empresa.

El presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), culpa al gobierno de esa decisión. "Cuando asumió la cartera Hernán de Solminihac, si bien existió una relación más fluida con la Federación de Trabajadores del Cobre, desde el Ministerio de Minería no tuvieron la capacidad de convencer al Gobierno y particularmente al ministro de Hacienda, de hacer un aporte de capital real y efectivo para Codelco. Esta situación, evidentemente, empaña en gran medida, la gestión de esta secretaría de estado", explica Espinoza.

Un mérito de la gestión de Keller ha sido la reciente reducción en los costos: el total de costos y gastos (C3) de la estatal bajaron de US$2,6 en 2012 a US$2,3 el tercer trimestre de 2013, lo que se relaciona directamente con el proyecto estructural iniciado por la empresa.

¿Al debe? Además de la baja en los excedentes, Codelco aún no logra imponer su agenda modernizadora a pesar de que lo ha intentado. Recientemente tuvo un revés en su intento de cambiar la jornada en El Teniente de ocho a 12 horas.

También se cuenta entre los reveses el anuncio de iniciar una licitación internacional para explotar sus reservas de litio. La idea de la corporación era firmar en 2013 un acuerdo con un tercero, pero la fecha se ha ido dilatando y hoy no hay luces si el proyecto se hará algún día o definitivamente se postergó.

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