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Maurizio Edwards Ackroyd y Alessandro Avagliano Gaeta

Desde hace ya un tiempo, la gestión del Mantenimiento ha iniciado un cambio relevante en la industria. Es así como ya no es mirado como un gasto que puede evitarse, o como un mal necesario, sino más bien, hoy se le ve como un actor relevante, clave al momento de comprometer resultados económicos y cumplir expectativas de ventas o de producción.  

Un exceso o un déficit de mantenimiento puede significar un perjuicio para el desempeño de un activo, de un sistema, de un equipo o de un componente, ya que podría significar paradas no planificadas, o un exceso de éstas, la pérdida de la capacidad de producción de un equipo o, peor aún, el deterioro o pérdida definitiva del activo mismo.
Hoy por hoy, el mantenimiento, más que antes, se ha ganado el respeto y un sitial preponderante dentro de la industria o empresas con alto nivel de equipamiento, sobre todo aquellas que producen bienes, donde se solicita y espera cumplir un desempeño en calidad, forma y cantidad. 
Significa, cumplir expectativas, cumplir metas, cumplir con los compromisos, cumplir con cuotas y planes de producción y venta; significa posicionar una marca o un producto en un mercado determinado, que permita en definitiva lograr fidelizar un cliente, junto a buenos resultados económicos al término del año.

Contar con herramientas objetivas, robustas y maduras ha sido parte de los secretos que el mantenedor ha sabido atesorar y utilizar al momento de comprometer desempeño e indicadores (KPI).  Son estos últimos los que hablan, los que alertan, los que alumbran o indican donde mirar, las señales críticas.  Se ha aprendido así a priorizar, se ha logrado generar información que ayude a entender la forma, el cuándo, el porqué de los síntomas y las fallas.

Para saber cómo, dónde y cuándo mantener, en busca de la optimización constantemente, se requiere una mirada proactiva de los responsables de los equipos. Este será el camino correcto para mejorar y superar los antiguos paradigmas que solo rigidizan y frenan la innovación y el desarrollo.
Hoy, tanto el productor como el mantenedor han entendido que agregar valor significa poder cumplir los compromisos comerciales de venta e ingresos, cumplir con los accionistas o dueños, cumplir los compromisos y expectativas tanto técnicas, como administrativas y comerciales.

Para evaluar la gestión del mantenimiento, se ha de definir claramente los objetivos que el mantenimiento pretende conseguir. Estos objetivos se fijan en función de las prioridades y valores de la empresa (rentabilidad, mercados competitivos…). La mejor manera de saber si dichos objetivos se consiguen o no, y cómo contribuyen a mejorar la competitividad de la empresa es cuantificarlos en términos monetarios.

Hoy las estrategias del mantenimiento están encaminadas a garantizar la disponibilidad y eficacia requerida de las unidades, equipos e instalaciones, asegurando su funcionamiento a lo largo de su vida útil y minimizando los costos de mantenimiento, dentro del marco de la seguridad y la protección del medio ambiente.

Los factores críticos de éxito de la gestión del mantenimiento son la Disponibilidad y la Eficiencia, que van a indicarnos la fracción de tiempo en que las unidades o equipos están en condiciones de servicio (disponibilidad), y la fracción de tiempo en que su servicio resulta eficaz para la producción.

La clave de la disponibilidad es tener a los equipos en producción en el momento y durante el tiempo que se los requiere, lo cual implica ciertamente  que ésta  no tiene por qué ser  igual para todos los recursos (unidades), pues depende de factores tales como la criticidad, misma que puede variar incluso según las condiciones del mercado. Tener una disponibilidad demasiado elevada en recursos (unidades) que no la necesitan, sólo ocasiona un exceso de gastos, al incrementar innecesariamente los recursos de mantenimiento.

La mejora en los dos ratios de disponibilidad y eficiencia, junto con la consecuente disminución de los costos de mantenimiento, suponen un aumento de la rentabilidad de la empresa y, por tanto, tiene influencia directa sobre las utilidades.

Hoy el mantenedor entiende que hacer gestión no significa necesariamente sólo ahorrar dinero, sino más bien, distribuir los dineros asignados según prioridad y criticidad sin comprometer la producción, la calidad y eficiencia a todo nivel. 

Estas situaciones son las que el mantenedor ha sabido entender, al evaluar las funciones, impacto y relevancia global de los equipos a su cargo; de modo de preservar la operación de forma segura y responsable, cuidando de las personas y del medio ambiente.

En términos generales, el mantenimiento moderno significa aplicar una visión holística del negocio y de su entorno; sabiendo monitorear, supervisar, vigilar y proteger aquellos equipos, partes y piezas susceptibles de fallar y cuyo impacto sea relevante en el negocio.

Serán los datos y la información que los mantenedores sepan recolectar y procesar al momento de crear planes de mantenimiento o pautas de intervención, cada día mas eficientes y eficaces, las que logren más horas de operación y menos horas de parada, más mantenimiento basado en condición, más monitoreo que improvisación.

Nuestra industria debe empezar a mirar y ver estas nuevas tendencias, debe escuchar a sus mantenedores, los accionistas deben empezar a empoderar a los ingenieros y técnicos responsables de sus activos productivos, ya que son ellos los llamados a mejorar el desempeño y resultado operacional e integral de la empresa.

La Energía y los altos costos de reparación están impactando en la producción. Estamos quedando fuera de las ligas mayores, nos estamos haciendo caros; por lo que de alguna forma este escenario se torna una invitación para trabajar en nuevas prácticas que nos lleven a ser competitivos respecto del mundo.

El mercado y la industria cada vez más tecnologizada nos pide a gritos una reacción. Deben recordar que “La excelencia de ayer, es la norma de hoy, y la mediocridad del futuro”.

Para lograr un cambio, y de algún modo generar las nuevas bases, se hace relevante preparar al personal directamente relacionado con los activos, tanto operadores como mantenedores, en el manejo y entendimiento de las nuevas herramientas de análisis y evaluación de resultados de los sistemas y equipos a su cargo; de modo de maximizar la producción y minimizar los riesgos de falla. En la medida que tengamos más información los equipos, serán más predecibles y, con ello, los planes de mantenimiento responderán e interpretaran de mejor forma la realidad local.

Solo la Experiencia, Conocimiento, Estructura y Pasión (ECEP) abrirán la puerta del Éxito, asegurando los Buenos Resultados.

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Maurizio Edwards Ackroyd: Magíster en Gestión de Activos y Mantenimiento, Ingeniero Civil Mecánico. Profesor Mantenimiento de la Facultad de Ingeniería, Departamento de Ingeniería Mecánica, Universidad de Santiago de Chile.

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