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Chile

Martes 12 de Abril de 2016.- De vasta trayectoria Juan Rayo Prieto, fundador de JRI Ingeniería, es uno de los ingenieros civil en minas más destacado del país. Docente, investigador, gerente y empresario han sido sólo algunos de los roles que ha ejercido en sus más de 40 años de desempeño profesional.

Sólo por nombrar algunos de sus más recientes cargos, podemos contarles que fue presidente de la Asociación de Ingenieros Consultores de Chile durante los años 2006-2008, miembro del Steering Committee del Proyecto Ministro Hales (DMH) de Codelco Chile, durante el año 2013, Gerente General de Alliance Copper Limited (ACL); director de Coprim S.A. entre 1995 y el 2009 y por cierto propietario de JRI, una empresa de ingeniería chilena, de propiedad familiar cuyo objetivo, como versa la visión de la empresa es “prestar servicios de ingeniería y gestión de proyectos con excelencia, aportando un alto valor al cliente”.

En conversación con Portal Minero, Juan Rayo Prieto repasa un poco de su extensa y exitosa historia profesional y comparte con nosotros algunos de sus quehaceres extra laborales.

Para comenzar, una reflexión que el ingeniero Rayo comparte con nosotros, “mi carrera profesional ha sido muy variada. He sido investigador, profesor universitario, especialista, gerente de empresas mineras y de tecnologías, consultor, auditor, director de empresas, fundador de mi propia empresa y en general puedo decir que he sido un ‘emprendedor’”.

Pero, ¿cuáles fueron los inicios de Rayo en la industria minera? El mismo rememora y nos cuenta que “egresé de la carrera de ingeniería civil en minas el año 1972, pero como había sido la nacionalización del cobre en forma reciente, muchos de los estudiantes de los últimos cursos ya estábamos trabajando en la industria en calidad de ingenieros o investigadores ayudantes. En mi caso, ingresé al Centro de Investigación Minero Metalúrgico (CIMM) a principios de 1971, en el Área de Procesos Unitarios del que todavía guardo un documento legal en que mi número de rol interno fue 009 - fui uno de los primeros –“ nos revela con cierta añoranza.

“En el CIMM, trabajé hasta fines del año 1975, fundamentalmente apoyando al Dr. Ramón Fuentes en resolver problemas urgentes y relevantes de la gran minería de esa época tuberías de relaves, control de tiraje de chimeneas de fundición, canaleta de relaves, entre otros”, agrega.

Es más, con no poca nostalgia nos cuenta que “cuando estudié ingeniería pensaba que mi carrera sería larga, unidireccional y tranquila, entrando a una empresa minera estatal y trabajando en ella hasta jubilarme. La situación política de la década del 70 me obligó a tener un derrotero distinto, ello porque en la universidad tenía demasiados ‘glóbulos rojos’ que no eran del agrado del gobierno militar de esa época”.

Incluso, dada la situación política de la época, se vio enfrentado a buscar nuevos horizontes para su desarrollo profesional, tanto así que, con el pasar de los años ha llegado a la conclusión que “la situación política me forzó a ser autónomo y la realidad económica a ser empresario”, remata.

Es así como junto a su esposa, Nora Calderón fundan JRI en 1982. De esta decisión, nos comparte que “a principios de la década del 80 ya había crecido como especialista y consultor y debía decantar mis competencias en una sola meta. Por ello y con mi señora, definimos durante el año 1982 crear una empresa formal de ingeniería que está pronta a cumplir 35 años de vida”.

Incluso, nos narra que los inicios no fueron fáciles. Con orgullo relata que “nosotros partimos de cero-cero, sin apoyo financiero, sin contactos, sin bienes ni reputación”. Incluso, “nuestros primeros trabajos fueron realizados en la mesa del comedor”, enfatiza.

Pero, ¿qué lo motivó a esta aventura de armar una empresa de ingeniería propia en una época de incertidumbre política y económica importante? Para el ejecutivo, las motivaciones principales descansan en algo que – dice Rayo – tenían en abundancia: “un espíritu emprendedor, una capacidad de trabajo ilimitada y el apoyo de muchos profesionales que no tenían cabida en la industria de esa época. Nuestro caballo de batalla fue hacer trabajos de excelencia”.

Es este mismo sentido de la excelencia el que ha permitido a JRI sortear 3 crisis del mercado de los metales y estar ad portas de cumplir 36 años en el mercado nacional con participación destaca en otras latitudes. De hecho, en los últimos 5 años, más del 20% de sus ingresos ha provenido de servicios brindados al exterior, a países tan diversos como Congo, Guinea, Bosnia, Kazajstán, Rusia, China, entre otros. Además, poseen una filial en Perú, todo lo cual refuerza la globalización de sus operaciones.

Pero, ¿qué otras actividades ocupan el interés de este connotado ingeniero?

Pues bien, aunque reconoce que su vida extra laboral es “algo reducida” sí nos indica que la vive con mucha “intensidad” dado los variados intereses que lo mueven. No en vano, ha sido profesor universitario por más de 10 años, fue profesor de 2 cátedras en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile y ha dictado más de 20 cursos especializados para diversas empresas mineras, actividad que continúa realizando hasta el día de hoy.

Por otra parte, en investigación ha liderado el diseño, construcción y aplicación de 12 plantas pilotos para fines específicos. Modestia aparte hay una fórmula de uso habitual en ingeniería que lleva su apellido (Velocidad Límite) y ha creado un Centro de Investigación que tiene 5 años de vida  con el objetivo de buscar quiebres tecnológicos que posibiliten mejoras en la industria.

Fuera del mundo de la ingeniería, la investigación y la docencia se ha dado espacio incluso para practicar deporte con los colaboradores de JRI. “Cuando era joven jugué futbolito con los empleados (yo podía pegar patadas pero debía recibir pocas, subraya en tono lúdico)”.

Sin embargo, hoy por hoy cultiva actividades más personales que le posibilitan desentenderse del stress laboral. Como el mismo nos relata, “nado mucho en el mar, disfruto la lectura de historia, las buenas óperas en el Teatro Municipal y viajo bastante… he tratado de conocer tantos países como mis años de vida (y me falta poco para alcanzar la meta)”, confiesa.

Por otra parte, “tengo lugares de descanso para fines de semana, tanto en la costa central como en Bahía Inglesa. Allá camino, nado, leo, converso y me desentiendo del stress laboral” finaliza.

 

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