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Colombia

Mientras el Gobierno le puso punto final al debate sobre el futuro del páramo de Santurbán al convertirlo en reserva regional, la Corte Constitucional alista fallo sobre el de Yaigojé Apaporis.

Miércoles 09 de Enero de 2013.- El Parque Natural Yaigojé Apaporis tiene 1’060.603 heHectáreas entre los departamentos de Amazonas y Vaupés. / Cortesía Aciya

“Nos están impidiendo el progreso. Nosotros también queremos ser alguien, que nuestros hijos sean médicos, abogados, que conozcan la tecnología, el mundo occidental. Con la decisión del Gobierno perdimos la autonomía de nuestro territorio”. En estas frases podría resumirse parte del malestar que hace más dos años empezaron a manifestar los miembros de la Asociación de Capitanes Indígenas de Taraira-Vaupés (Acitava) frente a la creación del Parque Nacional Natural Yaigojé Apaporis en su territorio.

Parece que nada tuviera que ver lo uno con lo otro. Pero para los cerca de 350 indígenas agrupados en las cinco comunidades que quieren tumbar el parque, esta zona protegida es un palo en la rueda de grandes proyectos que les permitirían el anhelado desarrollo. En eso tienen razón: aunque la figura del parque permite que los cerca de 1.300 indígenas de 20 comunidades entre los departamentos de Amazonas y Vaupés sigan pescando, cazando, sembrando y haciendo todas sus actividades tradicionales, bloquea otras de alto impacto, como la ganadería extensiva o la minería, con el fin de preservar el territorio.

Que la zona sea rica en oro y que tenga alto potencial minero no es un motivo válido para revocar la declaratoria de un parque nacional natural. Sin embargo, los indígenas de Acitava, aseguran que la razón por la que debe hacerse es que no se cumplió con la consulta previa, obligatoria para un proceso como este. A lo que no se refieren los indígenas es a que en esta pugna hay un tercer actor: la minera canadiense Cosigo Resources, que ya tiene un título minero en el municipio de Taraira y que el 29 de octubre de 2010 —dos días después de que el parque fuera declarado— logró que Ingeominas le entregara otro con más de 2.000 hectáreas en la zona.

Pese a que las denuncias llevaron a que Ingeominas suspendiera el título, Cosigo continúa presente en el área y tendría mucho que ver con el rechazo de los indígenas, como se lo confirmó a este diario el Ministerio de Ambiente.

Aunque la pelea es de vieja data y ya había sido denunciada, una reciente decisión del Ministerio de Ambiente empieza a dar luces sobre el que puede ser el futuro del parque.

En una notificación divulgada en diciembre pasado, el Ministerio niega la solicitud de revocatoria del parque, adelantada por 11 miembros de Acitava. En el documento de 12 páginas explica que no encontró motivos para revocar la declaratoria y que cuenta con los certificados que confirman que el proceso de consulta previa se realizó conforme a la ley. El Espectador tuvo acceso al resumen de las actas que demuestran la participación y el aval de la mayoría de los indígenas frente al parque.

Por eso la explicación de Acitava, la misma que han difundido en videos, ruedas de prensa y hasta en una tutela, interpuesta en abril de 2010 y que está siendo revisada en la Corte Constitucional, deja varios cabos sueltos.

Por un lado, su denuncia acerca de las supuestas irregularidades en la consulta previa queda desvirtuada con la documentación de Parques Nacionales y el Ministerio de Ambiente. Por el otro, su grupo no representa a todos los indígenas de la zona. La Asociación de Capitanes Indígenas del Yaigojé Apaporis (Aciya), que reúne a las 15 comunidades restantes de la zona, se creó primero y ve con buenos ojos el área protegida. Por eso no es claro cómo un grupo de indígenas que no representa a la mayoría ha viajado hasta Bogotá a reunirse con miembros de la Unión Europea y denunciar los supuestos abusos por la creación del parque o con miembros de la Asociación Moore, que apoya con recursos a Parques Naturales para la creación de estas zonas.

Así lo explica Benigo Perilla, vocero de Acitava: “Los viajes nos lo ha pagado la compañía (Cosigo), pero porque ellos nos están ayudando con los documentos, con la tutela”. Sin embargo, agrega: “Eso no quiere decir que ellos vayan a llegar a hacer minería. Primero tenemos que analizar muy bien todo... Que seamos amigos de Cosigo no quiere decir nada... Nosotros queremos el progreso como cualquiera”. El Espectador habló con la casa matriz y el equipo de comunicaciones de Cosigo Resources, pero sus voceros no quisieron manifestarse al respecto.

El 27 de octubre de 2009, el Yaigojé Apaporis se convirtió en el 55º parque nacional natural de Colombia. Se trataba de una declaratoria especial: fueron los propios indígenas los que le pidieron al Ministerio del Medio Ambiente que analizara la posibilidad de convertir este territorio sagrado en una zona protegida, convirtiéndose así en el primer resguardo en llegar a ser parque. Ubicado entre los departamentos de Amazonas y Vaupés, tiene 1’060.603 hectáreas y es la tercera área de mayor extensión dentro del Sistema de Parques Nacionales. La zona que está en juego no sólo tiene un paisaje rico en biodiversidad, sino que es un lugar sagrado para las comunidades macuna, tanimuca, letuama, cabiyari, barazano, yujup macu y yauna.
Fue precisamente con el fin de preservar esa riqueza natural y cultural que las autoridades tradicionales indígenas impulsaron la declaratoria. Pero la celebración duró poco y hoy el destino del parque está en manos de la Corte Constitucional. Un destino que se debate entre la protección y la explotación de sus recursos.

El Espectador

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