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Colombia

De acuerdo con el economista Salomón Kalmanovitz, en la Reforma Tributaria no se tocaron los intereses de las empresas extranjeras.

Lunes 21 de Enero de 2013.- Salomón Kalmanovitz es decano de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, presidente de la Asociación Colombiana de Historia Económica, miembro correspondiente de la Academia de Ciencias Económicas y fue, durante doce años, miembro de la Junta Directiva del Banco de la República. Nacido en Barranquilla, en 1943, Kalmanovitz hizo estudios de posgrado en el New School for Social Research en Nueva York donde obtuvo un Master in Arts y es candidato al doctorado en Economía. Completó estudios de filosofía y economía en la Universidad de New Hampshire, con un título de Bachelor in Arts. Docente universitario por muchos años, fue también Decano de Economía de la Universidad Nacional y profesor en la Universidad de los Andes.

Su carrera se inició en el Dane como investigador, en 1971, siguió como investigador asociado en economía política del Cinep y luego en la Contraloría General de la República en temas de macroeconomía y gasto público. En el exterior ocupó cargos de gran relevancia, entre ellos, los de Investigador Visitante en la Universidad de Sussex, Inglaterra y Profesor Visitante en Historia Económica de Colombia, en la prestigiosa Universidad de Harvard. Ha escrito macizas obras y numerosos artículos sobre su especialidad y en la actualidad es columnista del diario El Espectador, donde analiza, critica y comenta con voz autorizada, los temas más diversos del acontecer nacional.

¿Por qué critica la Reforma Tributaria?
Esta era una reforma sin carne. He dicho que su paso por el Congreso la mejoró un poco en cuanto a equidad, pero sostengo que sigue lejos de ser la que aquí se necesita. Solo había una porción importante en la eliminación de los parafiscales. Tuvo mucha oposición de los sindicatos, pero estos son muy pequeños y ya no hay parlamentarios que se preocupen por lo que digan. En el resto no mordía duro.

Fueron más que todo rebajas de impuestos y el aumento que hubo se dio por iniciativa del Congreso y no del gobierno: un punto en el impuesto a la renta de 33 a 34%.

¿Por qué no hemos podido hacer una reforma lo suficientemente seria como se necesita?
Porque ha habido en el muy largo plazo un aumento de la tributación en el país. Recuerde que hubo un hito importante que fue el impuesto al patrimonio, establecido por Uribe para financiar la guerra, pero se acaba este año. También hace 20 años se quitó el impuesto a los dividendos con el argumentos falaz de que era doble tributación. Por otra parte, no estamos violentamente desequilibrados como hace cinco años, cuando teníamos un déficit del 4.5% del PIB, o sea el doble del actual.

Hay que decir también que con una economía que se está basando en la minería y en la bonanza del petróleo, no tiene sentido estar en déficit. Si hubiera habido buenos impuestos al petróleo y a la minería del carbón, con los nuevos recursos estaríamos sobrados, pero no se tocaron los intereses de las empresas extranjeras.

Atraerlas fue una política de Uribe que no se ha cambiado, mientras él sí cambió unas cosas que fueron importantes, como la deducción por activos fijos. Esa era una medida que le quitaba impuestos a todo el que comprara maquinaria y recuerde que los sectores minero y de hidrocarburos son muy intensivos en maquinaria. Uribe los descargó de impuestos.

¿Este gobierno le salió al quite al tema o no?
Sí. Quitó eso con la minireforma de hace dos años, lo cual fue importante pero no suficiente para tener al menos los impuestos necesarios para evitar que el país se endeude e inclusive para que pueda tener sobrantes y ahorrar, que es lo que debe hacer un país con una bonanza en recursos naturales que siempre es temporal, en un mercado volátil.

¿Es cierto que estamos sostenidos gracias a China e India?
Nos están salvando hoy, pero si China tuviera que enfrentar una recesión nos daría un totazo fuerte. Un país precavido en este tipo de situaciones ahorraría, como lo hicieron Australia, Canadá, Chile, Perú, mientras nosotros ni siquiera estamos llegando al punto de equilibrio fiscal.

Santos fue muy enfático al asegurar que no subiría impuestos y uno no sabe en realidad cómo resultan las reformas tributarias. Claro que parece que en este momento la gente le tiene más miedo a la Dian porque Juan Ricardo Ortega ha estado agresivo y muy activo. Lo cierto es que se generó un buen rendimiento de impuestos antiguos, porque llegamos a 99 billones de pesos, mientras que el año anterior habían sido 80. Yo abriría un compás de espera porque a veces emergen por ahí factores no previstos.

¿Que sería lo más importante en una reforma tributaria?
Debería buscar primero equidad, pero si no se le gravan los dividendos a los dueños de las empresas con el argumento de que la empresa ya pagó, ¿dónde queda esa equidad? La propuesta de tasar los dividendos con un 5% no resultó y ahora se presenta la paradoja de que un profesional de clase media pagará hasta un 23 % de su ingreso, mientras que el hombre más rico del país pagará cero.

La reforma inicialmente buscaba que todos los ingresos tributaran de acuerdo a su monto y darles duro a las inversiones en minería y petróleo, pero eso no prosperó. Hoy sin la bonanza petrolera tendríamos muy poquito. Lo que nos da el grueso de los ingresos fiscales es la participación del gobierno en el 90 % de los dividendos que produce Ecopetrol, que son alrededor de once billones de pesos.

Por otra parte, la verdad es que se debiera gravar fuertemente la actividad minera, porque esa riqueza se acaba y las regalías no alcanzan a compensar el daño que se hace. Aquí hizo carrera la idea de que hay que ser muy generosos con la inversión de afuera, en una visión muy bondadosa de la extrema derecha demasiado amigable con el capital extranjero. En mi opinión se puede ser amigables, pero justos y estoy seguro de que porque les aprieten un poco las clavijas, esas empresas no se van a ir.

¿Cree entonces que el presidente Santos es de extrema derecha?
Es de derecha.

Creo que él no se dejaría encasillar allí porque ha sido liberal, luego fundó la U y ahora creó la Unidad Nacional.
Tendrá que repensarlo ahora porque si verdaderamente le va a poner dientes a lo que va a negociar con la insurgencia, necesita fondos para pagar la restitución de tierras y los jueces y para garantizar la seguridad de los restituidos. Todo esto necesita mucha plata y no la tiene. La verdad es que es una ley bonita pero vaya a ver usted cuántos juicios de restitución hay en este momento.

Más adelante, si resulta el proceso de paz, habrá que ver si cuando las Farc tengan más influencia política será necesario hacer una reforma tributaria y una agraria. Es posible que no haya que hacer mucha cosa ahora, pero yo sí creo que sería muy bueno tener algo que mostrar. Inclusive se debería hacer cosas antes, como el gobierno quiere, y no como quieran las Farc, salirles un paso adelante.

¿Un resultado positivo en La Habana enderezaría el tema de presupuesto?
Claro, el país se gasta en seguridad seis puntos del PIB, que se podrían ir reduciendo hasta tres puntos, que es lo que gasta un país como Brasil. En caso de un resultado positivo en Cuba habría que hacerlo gradualmente. En Seguridad habría un fondo importante para sacar de allí presupuesto destinado a gasto social.

¿Qué efectos tendrá la eliminación de parafiscales? Muchos siguen teniendo duda sobre la garantía de dinero para el funcionamiento del Sena y del ICBF.
Ayudará a profundizar el mercado formal de trabajo porque Colombia tenía los impuestos más altos a la nómina en Latinoamérica, como también los mayores índices de informalidad y desempleo. En cuanto a los ingresos para el Icbf y Sena, pienso que no se les puede dar una asignación mayor a unas necesidades determinadas, porque entonces tendríamos que el Sena pudo haber recibido mucho más plata de la que necesitaba y sin embargo se la gastaba.

Lo mismo pasa con las Cajas de Compensación y con Bienestar Familiar, de donde se deduce que es mejor estimular el presupuesto por resultados.

También se dice que en esas entidades había ya recorte de recursos.
Pudo pasar, en la medida en que se frenaba la creación de empleo formal. En un momento dado pudo necesitarse más presupuesto del que la creación de empleo formal aportaba, pero dentro de la lógica de la asignación presupuestal usted no puede tener ingresos que vengan de una fuente específica, porque iría contra toda la teoría de la asignación racional del presupuesto y de la asignación política de acuerdo con lo que decidan en el Congreso y en el gobierno, ya que todos los intereses y demandas que se mueven tienen que ser satisfechos. Ya se vio cómo el Sena hizo un desperdicio monumental de recursos públicos.

¿En qué forma?
Tratando de maximizar la cobertura y no la calidad y no teniendo en cuenta la demanda de la industria o del sector agrícola.

¿Cree como dicen algunos que este gobierno está gastando demasiado?
No, al contrario yo creo que no tiene capacidad de ejecución. Vamos para el tercer año y no se ha visto su capacidad de inversión y de ejecución. El ministro Cardona encontró un gran desorden y estuvo año y medio organizando la casa, pero lo sacaron cuando le tocaba ejecutar. Ya eso me olió mal. Dizque muy buen amigo, muy profesional, y cuando le toca hacer la tarea, ¡lo mandan para El Vaticano! Un desperdicio.

El Presidente ha anunciado una inversión de 42 billones de pesos en infraestructura, que empezará este año.
Habrá que darle un compás de espera, pero la verdad es que en ese sector no se ha ejecutado nada. Están pendientes las dobles calzadas, los ferrocarriles, y así puede ir enumerando hasta llegar a la conclusión de que no es mucho lo que se ha hecho. El gobierno se ufana de haber sacado en el primer año una gran cantidad de leyes en el Congreso, pero legislar no es ejecutar.

El gobierno presenta la creación de 1 millón y pico de empleos...
Sí, no está mal, porque la economía creció bastante bien, cosa que no tuvo que ver con Santos sino con el auge de la inversión en minería y en finca raíz.

¿Cómo ve el tema del crecimiento?
El año pasado crecimos entre 3.9 y 4 %, que no es malo. El gobierno había anunciado de 4.5 % a 5 % y ya iba en 4.8 % pero se le desinfló un poco. La perspectiva no la veo muy buena porque veníamos creciendo al 5 %, al 7 %, en cada trimestre y de pronto nos bajamos al 2 %. El Banco de la República se asustó con el frenazo y el viernes siguiente bajó la tasa de interés. Y la va a seguir bajando para tratar de compensar, porque cuando la economía se frena sigue cayendo por tres o cuatro trimestres hasta que para, y de pronto empieza a crecer de nuevo.

¿Qué provocó el frenazo?
Que se frenó la inversión en minería y se cancelaron una cantidad de proyectos en carbón, cuyo precio bajó 40 %. En cuanto a petróleo, las perspectivas de mediano plazo son las de que en 2020 Estados Unidos va a ser autosuficiente.

Sí, porque tienen ahora una técnica sofisticada para sacar gas y petróleo de la roca. ¿Qué significa eso en términos de la economía mundial?
Significa un cambio geopolítico violento. Puede suceder que se bajen las importaciones del mundo árabe, de Irán y que entren a depender de los productos de petróleo China y la India, pero EE.UU., que es un gran consumidor, no. Eso también afecta el poder de los países petroleros.

Por eso no es conveniente poner todos los huevos en la misma canasta de una situación que puede cambiar tan dramáticamente por los avances técnicos. Deberíamos seguir dándole a la agricultura y a la industria, porque eso es lo que civiliza al país.

Sí, el Ministro de Agricultura ha hablado de pasar de cinco a diez millones de hectáreas en agricultura, y bajar la ganadería extensiva de 39 millones de hectáreas a 29.
Pues es que ahí está la demanda de China y de India por alimentos y Colombia no ha reaccionado como sí lo hicieron Brasil, Perú, Chile y hasta Argentina. África también. Los chinos están comprando tierras en África que está experimentando un auge muy importante en materias primas y agricultura. Nigeria y Gabón tienen petróleo y hay grandes yacimientos de minerales en África del Sur.

¿Y cómo podríamos convertirnos en una gran despensa para exportar comida?
Pues con otra distribución de la propiedad y otras relaciones sociales. Para ponerle un solo ejemplo, le pregunté a un profesor de la Universidad de Córdoba, por qué razón -ya que en ese departamento están haciendo cruces de Angus (Brangus)- no están exportando, y me contestó que la mentalidad allá no da para buscar mercados porque tratan el negocio como una cosa muy local. Desde luego también faltan inversiones en logística -Invima e Ica- que garanticen que los productos que salen están libres de pestes y demás.

¿En resumen, cuál es el parte que usted puede dar en este momento?
No es tan malo: hemos crecido bien, aumentó el empleo, el país está mejor de lo que estaba, porque íbamos a una situación muy compleja de enfrentamiento con todo el vecindario, y ahora tenemos una perspectiva de paz, que ojalá se concrete.

También tenemos una deuda externa de 60.2 billones de pesos y una interna de 153 billones. ¿Eso es manejable?
Es bastante manejable si se lo compara con Grecia donde la deuda representa el 140% del PIB. Aquí es el 35%. Hemos tenido una década de crecimiento muy fuerte y también de revaluación muy fuerte que explica por qué la deuda externa, en términos del PIB, se ha reducido.

Aquí hemos tenido mucha estabilidad en el peso, con tendencia a revaluar cada vez más, y es un poco ilusorio porque se han aprovechado de que los créditos en dólares están muy baratos, lo cual también ha aumentado el endeudamiento en dólares. Eso tiene racionalidad económica de corto plazo, pero ya de largo plazo es otra cosa.

¿Qué quiere decir?
Yo no quise prender alarmas para decir que tenemos una bonanza y preguntar por qué nos estamos endeudando para pagar el gasto. ¿Porqué no se usa la bonanza para pagar y, además, para ahorrar? Sin embargo, en términos cautelares, estamos bien, el riesgo país se nos bajó y se nos dio de nuevo grado de inversión, que se había perdido en la crisis del 99. De modo que por ese lado no hay problema, pero digamos que frente a lo que se podría haber hecho, deja mucho que desear.

¿A propósito, cómo está afectando la revaluación a la industria?
La perjudica, no la deja exportar, aumenta la penetración importadora. Es difícil contrarrestar eso, que es producto no solo de la inversión extranjera o de nuestra propia situación de exportaciones en la balanza de pagos, sino de la política de la Reserva Federal gringa que ha estado emitiendo dólares a lo loco. En todas partes es lo mismo.

El aumento de la deuda interna atrae dólares por la vía de la inversión extranjera de portafolio, algo que este gobierno acaba de liberalizar aún más, sin ton ni son. No es una lucha fácil, pero el gobierno podría ayudar si no trajera cuatro mil millones de dólares de deuda externa para vender y monetizar, porque eso ayuda a la revaluación. Aparte de eso, el Banco de la República ha estado muy cauteloso y no ha hecho grandes compras de dólares. Tienen margen porque la inflación está muy baja. Nunca había estado tan baja en la vida: en 2.4 % terminamos el año.

¿No es ese el cometido específico del Banco de la República?
Sí, pero no tanto. La economía se frenó y bajó la inflación, pero si la inflación no hubiera estado tan baja hubiera habido más estímulo monetario y hubiéramos podido seguir creciendo. Por eso le digo que la Junta del Banco se asustó.
Usted debe saberlo porque perteneció a esa junta. ¿Se asusta fácilmente?

Es que no se esperaba eso. Pero ya en el segundo trimestre se veía venir un freno y no lo tomaron en cuenta. Recuerde que a la agricultura y a la industria les fue mal en el segundo trimestre, pero el Ministro de Hacienda opinó que como era una parte muy pequeña del PIB, no tenia importancia. Eso fue una torpeza porque había evidencias claras y todos los indicadores que llaman ‘adelantados’ se estaban dando mal, de modo que hace rato habrían podido cambiar la política y seguir bajando las tasas de interés.

El País

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