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Nicaragua

Martes 02 de Abril de 2013.- El valor de la exportación de oro de Nicaragua ha crecido dinámicamente en los últimos años, y sigue creciendo porque la demanda internacional está en expansión. El año pasado, la exportación del precioso metal fue de 431.9 millones de dólares y este año se espera que aumente a 450 o 470 millones de dólares. En lo que va de 2013, el oro ha superado al café como primer rubro de exportación, gracias al constante incremento de su demanda y a la reducción de precios del tradicional principal producto nicaragüense de exportación.

Pero la explotación del oro no solo es un negocio muy rentable, sino también bastante controversial y causante de un fuerte rechazo social. Así lo hemos visto en Santo Domingo, en el departamento de Chontales, donde la explotación del oro por parte de una empresa canadiense ha causado encendidas protestas populares y una dura represión policial; y ocurre en Rancho Grande, municipio de Matagalpa, donde se han producido grandes manifestaciones contra la concesión para otra mina de oro a cielo abierto de la misma compañía extranjera.

Cabe advertir que a pesar de que la extracción y exportación de oro es un negocio muy lucrativo, que goza de un generoso marco legal fiscal, prácticamente solo empresas extranjeras invierten en este sector. No hay significativas inversiones nacionales en la minería de oro, no obstante que en Nicaragua existen bastantes personas con suficiente capacidad económica para aventurarse en este rubro. De manera que casi todos los beneficios que produce la minería de oro, se van del país, no se quedan ni se redistribuyen en Nicaragua como ocurre, por ejemplo, con la producción y exportación del café.

Por otra parte, es muy conocido que la explotación minera, sobre todo la de cielo abierto, por lo general causa graves daños al medio ambiente y la salud de las personas que trabajan en las minas o viven en sus alrededores. Precisamente por eso causa un amplio rechazo social y político en todas partes del mundo. Inclusive, en algunos países desarrollados esta minería ha sido prohibida, a menos que las empresas mineras garanticen de verdad que no causarán ningún daño ambiental y humano.

Sin duda que se necesita mucha inversión extranjera para impulsar el desarrollo, crear empleos permanentes, aumentar el ingreso y reducir la pobreza. Pero no es cualquier inversión la que se debe atraer y aceptar, mucho menos aquella que a mediano y largo plazo puede causar un daño grave e irreversible al ecosistema y a la población.

Hay que sopesar los costos y beneficios de la minería. Pero no solo los beneficios que obtienen las compañías extranjeras, sino también los que le quedan al país y ante todo a la población local. Por ejemplo, de los más de 400 millones de dólares que produjo la exportación de oro el año pasado, ¿cuánto se llevaron las compañías extranjeras y cuánto le quedó a Nicaragua, en particular a la población de los lugares donde están radicadas las explotaciones mineras? Y estas, ¿le han causado daño o no al medio ambiente y a la gente, o han sido inofensivas?

Las autoridades de gobierno y los organismos de protección del medio ambiente y de los derechos humanos, pueden y deberían responder a estas preguntas.

Laprensa.com.ni

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