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Brasil

Las compras en el exterior de este insumo para fertilizantes representan el 90% de la demanda doméstica

Jueves 11 de Abril de 2013.- Brasil está lejos de reducir su histórica dependencia externa del potasio, nutriente vital para la producción de fertilizantes agrícolas. Las importaciones abastecen más del 90% de la demanda doméstica por potasio, y existen pocas opciones de explotación en el territorio brasileño. Hay solamente un proyecto de producción a en escala comercial, pero la mina que lo nutre se agotará en los próximos años.

Frente a las restricciones ambientales y la burocracia, no existen estimaciones precisas sobre el potencial de las minas de potasio no explotadas en el país, la mayor parte en etapa de estudios en Amazonas y Sergipe. Según fuentes del área de adobes, el proyecto que Vale suspendió en Argentina en marzo, cuya producción se pensaba destinar a Brasil, tiene la única mina con "escala real" de América latina, con capacidad anual estimada en cerca de 4,5 millones de toneladas.

Entre los proyectos enumerados por la Asociación Nacional para la Difusión de Adobes (Anda) en 2012 con previsiones de inversión en el segmento en el país, solamente Vale mantiene apuestas en el potasio. La empresa, que no quiso hablar sobre el tema, es dueña del único proyecto que produce clorato de potasio (sustancia extraída para la fabricación de adobes) en operación -Taquari-Vassouras, en Sergipe, que se explota desde 1992. Incluye una mina subterránea y una central para trabajar con lo que se extrae, que tiene capacidad de 655.000 toneladas anuales.

Vale también tiene en Sergipe el proyecto Carnalita, cuyos aportes previstos sumarían inicialmente R$ 1.800 millones. Pero la compañía minera aún no aprobó los desembolsos.

Sin embargo, en el segmento evalúan que Carnalita, con capacidad anual proyectada en 1,2 millones de toneladas, sustituiría Taquari-Vassouras, cuya mina se agotaría entre 2017 y 2018, de acuerdo con especialistas.
La demanda brasileña por potasio fertilizante sumó 4,3 millones de toneladas en 2012, según Anda. La producción nacional (325.000 toneladas) atendió 7,6% del total, y la situación puede empeorar. La entidad estima que el consumo llegará a 5,2 millones de toneladas en 2017. Trazó un escenario en el que la oferta nacional llegaría a 3,3 millones de toneladas hasta entonces, pero considerando Carnalita -aún indefinido-y Rio Colorado, el proyecto que Vale levantó en Argentina. Contrariando la decisión de la empresa, el gobierno argentino prohibió de forma temporaria despidos y desmovilización de inversiones, y el problema sigue sin solución.

Paralelamente, decenas de empresas más chicas -conocidas como juniors--, la mayoría extranjeras, analizan la explotación de potasio en Brasil. Según el Departamento Nacional de Producción Mineral (DNPM), desde 2008 aumentaron significativamente los requerimientos de permisos para la investigación de sales de potasio en el país.

El DNPM considera que existen reservas de sales de potasio en Sergipe y Amazonas. "Pero no hay definiciones en esas áreas, todo está en etapa de investigación", dijo George Eustáquio Silva, superintendente sustituto del DNPM de Sergipe. De acuerdo a Luiz Alberto Melo de Oliveira, geólogo de la entidad, los permisos en vigor todavía no obtuvieron una conclusión sobre el potencial de las sales de potasio en la Cuenca Amazónica. "Ninguna empresa llegó a la última etapa de la investigación, y Amazonas carece de revaluación del tema ambiental".

Otro punto de discusión es la viabilidad logística de la explotación de potasio en la Cuenca Amazónica. Marcelo Ribeiro Tunes, director de Asuntos Minerales del Instituto Brasileño de Minería (Ibram), señaló que los depósitos de la región fueron identificados en la década de 1970 -época de los hallazgos en Sergipe, cuando Petrobras buscaba petróleo--, y destacó que "explotar en la costa brasileña es más fácil que en el medio de la Amazonia". En el caso del procesamiento de la roca silvinita, es preciso separar el cloruro de potasio del sodio que puede tirarse al mar. "El impacto ecológico en Amazonia es complicado, lo que frenó un poco el proyecto", dijo Ribeiro Tunes.

Pero el secretario de Minería del Amazonas, Daniel Nava, afirmó que la exploración es viable y que las hidrovías de la región pueden transportar el producto hasta el centro-oeste y sudeste de Brasil. Según Nava, la tonelada de potasio producido en Amazonas costaría u$s 200 menos que la importada.

Los depósitos de sales de potasio en el canal del rio Madeira, próximos a la desembocadura del rio Amazonas, fueron reservas aproadas desde 1980 para Petrobras, explicó. La estatal ofreció las reservas para licitación en 2006 y 2008, pero ninguna empresa se interesó o continuó con los estudios.

Sin embargo, según Nava, la empresa Potasio de Brasil estudia un depósito del lado contrario de las reservas aprobadas para Petrobras, en el margen derecho del Rio Madeira, en la ciudad de Autazes. La expectativa de Nava es conceder la licencia ambiental a la compañía en 2014, para que la producción comience hasta 2018.

Existen posibilidades de exploración de otro tipo de roca en Minas Gerais, denominada verdete, que tiene tenores de cloruro de potasio inferiores a 20%. En ese caso, es necesario un tratamiento térmico específico para retirar el cloruro. Se estima que es una producción limitada y cara, pero que, según Ribeiro Tunes puede resultar económicamente viable dependiendo de la distancia al mercado consumidor.

Verde Potash -empresa fundada y controlada por brasileños, incorporada en Inglaterra y en la bolsa de Toronto, en Canadá- concluirá este año el estudio de ingeniería de la reserva de verdete que analiza la región de Sao Gotardo, en Minas Gerais. Según Cristiano Veloso, CEO de la compañía, la producción esperada en la primera etapa, prevista para finales de 2015, es de 600.000 toneladas de cloruro de potasio por año. En la segunda etapa, el volumen podrá crecer a 1,6 millones de toneladas; en la tercera, a 3 millones.

De acuerdo con Veloso, se invirtieron cerca de u$s 40 millones desde 2008 en el proyecto, y la etapa inicial demandará otros u$s 600 millones. Para el ejecutivo, el segmento podría ser más competitivo en el país si se beneficiara con una desgravación impositiva, porque la carga tributaria llega a cerca de 40%, ante 17% del producto producido y exportado por Canadá, por ejemplo.

Cronista.com

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