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Chile

Miércoles 16 de Abril de 2014.-

Corrían los 80 cuando, ante la evidente amenaza del cambio climático y efecto invernadero, algunas personas e instituciones empezaron a tomar conciencia acerca del impacto que tendría en el planeta los ciclos productivos desmedidos. En ese mismo periodo, Hernán Dinamarca, daba sus primero pasos en el área, pues consideraba que la sustentabilidad proponía uno de los desafíos más importantes de la humanidad, conseguir  la continuidad intergeneracional.  

¿Cómo concibe la sustentabilidad?
Estamos viviendo en un momento de crisis. Lo inédito de ello, es que se trata de algo planetario, es global. Hay un colapso en la relación de cultura y biosfera que se está expresando desde hace muchos años y ahora sus consecuencias son bastante consensuadas como pérdida de biodiversidad, problemas de agua. Es un tema extraordinariamente delicado y crítico.

Desde esa arista, ¿cuál es la importancia de que las empresas tengan a la sustentabilidad entre sus ejes estratégicos?
Yo no soy de los que cree que la RSE (Responsabilidad Social Empresarial) sea una máscara verde que se ponen las empresas, aunque en algunos casos lo es. Creo que  tal como la sustentabilidad se expresa en el arte, en el cambio de hábitos cotidiano que hemos experimentado en el último tiempo, en términos energéticos,  las compañías no son ajenas a esta condición. 

¿Y cómo lo han hecho las empresas?
El tema de las empresas y sustentabilidad en el mundo partió en los años ‘80-‘90, podemos discutir acerca de lo bien o mal que se ha hecho, pero el que las empresas se han venido adaptando, es un dato histórico. En Chile ha sido complejo, hay algunas experiencias que, sin duda, han sido más eficaces que otras. 

En su libro  “¿Ser o perecer?: sustentabilidad y comunicación en las organizaciones”, habla de la forma en que las empresas afrontan la sustentabilidad... 
Claro, éstas actúan de tres maneras:  hay algunas que operan desde lo que yo llamo “empresas de la incoherencia”, que son compañías que dicen una cosa, pero hacen otra en sustentabilidad y que concuerdan con prácticas como el “lavado verde”. Éstas no han asumido con seriedad los desafíos que representa el ser sustentable.

Hay otras empresas que sí lo han tomado de forma seria, a las que llamo “de la inconsistencia” en el sentido en que como cualquier ser humano en un cambio de esta envergadura, cuesta. Todos a veces somos inconsistentes, pero hay empresas que están en un proceso de aprendizaje y que están intentando superar la brecha y lo hacen con honestidad. Hay un tercer tipo de comportamiento en nuestro país que denomino la “lógica de la desconfianza y de la sospecha”, en que se desconfía a priori de todo lo que pueda hacer una empresa en estos temas. En el último tiempo, además, ha surgido un nuevo tipo de empresa, las de tipo “B”, éstas traen desde su ADN el desafío de la sustentabilidad incorporado.

¿Los reportes son el primer paso de este ejercicio?
Sin duda, el tema de los reportes está incorporado desde hace mucho rato en las empresas. Esta iniciativa surgió desde gente vinculada a la sustentabilidad en las empresas a nivel internacional. El origen de esto es que tal como las organizaciones siempre han hecho  memoria financiera, debían también dar cuenta de su comportamiento ambiental y social. Y los reportes han ido aumentando. Hubo un minuto en que había mucho premio y poco rigor en torno a la realización del mismo. 

La mayoría de las empresas  contrata asesores para hacerlos, no se inmiscuyen en la elaboración de los reportes.
Claro, y eso no es correcto. Creo que es importante que el acto de construir un reporte debe ser liderado por la gerencias respectivas, ligadas al tema de sustentabilidad, comunicaciones, medio ambiente, recursos humanos, que se integre a toda la compañía a reflexionar acerca de este tema y que el reporte sea una herramienta muy real acerca de lo que se hace en este dominio. Y esa es la principal característica, los reportes son un acto de transparencia por parte de las empresas. Esto es parte de  un proceso de aprendizaje, no se hace un reporte maravilloso de la noche a la mañana. Hay un proceso cultural que hay que ir incorporando en el tiempo. Si bien ha habido un avance importante, creo  que aún falta muchísimo por hacer.

¿Qué rol cumplen las gerencias?
Muchas veces pasa que  cuando los directivos de una compañía no creen en la sustentabilidad, lo ven como un problema y , ¿qué pasa con ese tipo de empresas? Terminan cayendo en crisis ya sea de continuidad que tienen como consecuencia, pérdidas millonarias.

En el libro habla de un cambio de paradigma. Desde una mirada del Ego hacia una mirada Eco. ¿Qué diferencia a estas miradas?
Muchos otros autores a nivel planetario dicen que se está produciendo un cambio de perspectiva cultural en la humanidad en que estamos pasando  de una cabeza que era eminentemente antropocéntrica, de  racionalidad instrumental, de control, de confianza en el productivismo y lo que ha sido propio del modo de vivir industrial moderno y que está dejando al mundo en un estado de crisis ambiental bastante severo. Entonces,  se está transitando a otra mirada que entiende que el ser humano está implicado en la trama de la vida, que entiende que la empatía, que la inteligencia emocional es fundamental. Una que entiende no sólo el bienestar sino el bien ser, que hay que vivir de una manera más simple, que el productivismo es insostenible porque hoy estamos consumiendo dos biosferas anualmente y de seguir así, puede que al 2050 sean cinco, lo que no es viable desde ninguna perspectiva.

¿Y cómo ve la postura de Chile?
Hay muchas organizaciones y empresas que se están tomando en serio esta tarea.  Ahora es cierto que aún hay una brecha muy grande, pero es un país que está avanzando y cambiando. Eso hay que sostenerlo.

¿Qué aspectos ve como críticos en nuestro país?
Una de mis preocupaciones es que aún hay mucha desconfianza, por lo que hay que encontrar la forma de construir puentes entre empresas y comunidades. Hay que buscar la manera de que las  comunidades también comprendan que no todo lo que hacen las empresas es algo negativo. Hay que abrir espacios de conversación, instancias de mediación. 

¿Cuál es la misión que tiene el Estado para generar que la sustentabilidad tenga un rol protagónico en nuestra sociedad?
El Estado tiene varios roles. El primero  de ellos es regular. Esto se consigue con leyes proactivas en beneficio de lo público en esta dimensión y con ello me refiero al beneficio de la continuidad intergeneracional que es el elemento clave, que le heredemos a  nuestros hijos una sociedad sustentable. También  debe ser un facilitador de diálogo en  lo que se llama diálogo social tripartito en que participa: la sociedad civil, empresas y gobiernos en todos los niveles para enfrentar temas  de desafíos de sustentabilidad.  Su rol clave es tender puentes, articuladores.  Lo otro es que debe ser muy riguroso en sus  prácticas a nivel de compras, de políticas públicas, en la gestión de sus propias empresas debe dar el ejemplo en sustentabilidad. Entonces, el Estado tiene un rol diverso y fundamental.

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