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Juan Pablo González – presidente Instituto de Ingenieros de Minas de Chile

Juan Pablo González - presidente Instituto de Ingenieros de Minas de Chile

miércoles 11 de septiembre del 2019.- La industria del litio, es un negocio minero internacional, cuyo mercado ha crecido vigorosamente y se ha más que duplicado en la última década, pasando de 89.000 toneladas de LCE en 2007 a 212.000 ton en 2017 y además cuyas perspectivas futuras para satisfacer la electrificación del transporte o creciente demanda de vehículos eléctricos que todavía está en evolución, según los expertos con un crecimiento esperado de la demanda aproximadamente de 15% al año (SQM, Foro del Litio 2018), en los próximos 10 a 15 años.

Teniendo nuestro país prácticamente la mitad de las reservas estimadas en el mundo, contenidas en su mayoría en el Salar de Atacama, con su producción actualmente superada por la de Australia y además con países que tienen litio que están compitiendo para tomar una cuota del mercado que mueve 212.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE) y prevé que el consumo mundial de carbonato de litio aumente a una cifra cercana a 900.000 ton hacia 2027.

El desafío futuro para Chile del negocio del litio y con una mirada país, es aprovechar la oportunidad de integración vertical y avanzar en el siguiente eslabón de la cadena del valor del litio, un recurso mineral escaso cuyo mercado mundial está evolucionando en forma exponencial, que está en evolución actualmente para este negocio minero.

Chile podría tener una nueva oportunidad para Chile de subirse al carro del desarrollo, porque es dueño de un mineral estratégico clave, o sea, el Litio, no sólo por el valor que representaría para Chile, producto de mejores ingresos por royalty, impuestos. Sino además con una mirada de libre mercado y con una alianza publico privada, se generaría una cadena de negocio con empresas de todo el mundo para la integración vertical, favoreciendo a los inversionistas, las empresas privadas y el país.

Chile en esta nueva industria, debería entender este negocio minero, estudiar si conocemos realmente el potencial de nuestros recursos de litio y si nuestras instituciones están preparadas para dar soporte a esta industria.

Dado lo anterior, se requiere desde el gobierno una estrategia de desarrollo y negocio para esta industria, primero que nada, con una mirada técnica dado que este es un recurso natural agotable, que involucra aspectos técnicos, ambientales y sociales, por otro lado una estrategia económica, con un concepto de negocio minero y libre mercado con una mirada país, que permita obtener el mejor beneficio para las generaciones futuras de Chile. También, debemos enfocar nuestro posicionamiento país sobre todo después del año 2025, dado la fuerte competencia en el desarrollo de proyectos en países como Bolivia, Argentina, China, Estados Unidos y por supuesto Australia, que son competidores para atraer las inversiones y tener el liderazgo en el mercado futuro del litio. Sobre todo Bolivia, que tiene un gran potencial de recursos minerales y de muy buena calidad.

Por ejemplo, si nos enfocamos en Chile que actualmente de los 63 salares y lagunas salinas (45 salares y 18 lagunas salinas), de esos se puede decir que se tiene información de 18 salares, y que tal vez solo una fracción presenten condiciones de ser explotados, lo cual muestra que Chile tiene un desafío, porque tiene un escaso conocimiento y caracterización geocientífica de los salares y depósitos salinos que le permita valorizar la oportunidad real del negocio y por lo tanto, negociar sus activos con más fundamentos.

Otro desafío colateral, es saber si la instituciones como Ministerio de Minería, Sernageomin, Cochilco, CChen, etc., ¿están preparadas o se requiere otra institucionalidad?…por lo tanto, en caso contrario deberían ser potenciadas.

Entonces, ¿cómo puede Chile participar del «up side» del negocio del Litio, que hoy es para todos casi una realidad?

En nuestra opinión las proyecciones dependerán si como país estamos preparados, para el desafío de consolidar su posición y avanzar en la cadena de valor, para lo cual debemos mejorar las restricciones regulatorias existentes en Chile para la explotación del litio (Li), así como abrir y generar mecanismos adecuados para privatizar la exploración y explotación mediante contratos especiales de operación para el litio (CEOL) y beneficiar una cuota en cualquier área del territorio nacional en los distintos salares que tienen potencial, para explorar y desarrollar proyectos futuros de litio.

Este es el desafío para el gobierno o estado y que dado cualquiera de estos escenarios, debería en nuestra opinión tener un concepto de negocio minero y libre mercado con una mirada país, en la cual no nos amarramos a una decisión sobre sobre la propiedad de las empresas que extraigan el litio o las que desarrollen la tecnología. Creemos que el valor agregado al país está un poco más allá para obtener más condiciones potencialmente más beneficiosas.

Finalmente de acuerdo a lo planteado arriba, como consecuencia vemos grandes oportunidades, con un nuevo mercado creciente, Chile como principal actor con una alianza pública privada, pero sin olvidar que el óptimo del privado es distinto del óptimo del Estado y que no debemos hipotecar nuestro petróleo chileno, o sea el litio.


Juan Pablo González – presidente Instituto de Ingenieros de Minas de Chile

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