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Chile

04 de Septiembre de 2012.-Chile se encuentra en una situación sin precedentes para incorporar energía solar. Tenemos que enfrentar la creciente demanda de energía que necesitará el país en los próximos 20 años, que según proyecciones, se duplicará al año 2030 y que tiene altos costos en sus precios. Si a esto sumamos que el desierto de Atacama presenta grandes superficies disponibles y que tiene la mejor radiación solar (DNI) del planeta -más de 50% por sobre el sur de España y 30% sobre el desierto de Arizona- nos pone en una situación inmejorable respecto de otros países en el mundo.

El desarrollo de proyectos de generación con energía solar necesita una serie de componentes que están siendo abordados en Chile, entre ellos, información de alta calidad de la radiación solar del lugar, capacidades de ingeniería para el diseño de una planta y conocimiento del mercado eléctrico chileno para concretar acuerdos de venta de energía. En esta línea, observamos el cierre de los primeros contratos de ventas de energía, lo que llevará a que en pocos meses podamos ver la construcción de las primeras plantas solares de escala industrial. Sin embargo, la construcción y operación de este tipo de plantas requiere de mano de obra calificada. 

En Fundación Chile decidimos ser parte del desarrollo de esta industria hace tres años, liderando el establecimiento de estándares de competencias laborales para los instaladores solares térmicos. En 2009 vimos que la necesidad de estos instaladores era clave para asegurar su buen funcionamiento en el largo plazo y recientemente hicimos un proyecto de calificación de instaladores solares térmicos: junto con Acesol, elaboramos las competencias laborales basándonos en la experiencia internacional y adecuando el perfil a la realidad y necesidades de las empresas chilenas, para finalmente hacer la capacitación y evaluación de los primeros instaladores solares acreditados de Chile. 

Sin embargo, la industria solar térmica ha seguido desarrollándose, y el recurso humano calificado sigue siendo uno de los cuellos de botella para la inserción acelerada de esta tecnología en el país. Hoy tenemos cerca de cuatro m2 de colectores solares por cada mil habitantes, y Grecia tiene cerca de 400 m2 por cada mil habitantes, un largo camino que podemos transitar lento o aceleradamente. Ojalá no tengamos que esperar 30 años más para lograr ese nivel de desarrollo.

¿Existe otro cuello de botella que deba enfrentar esta industria? La inversión en sistemas solares implica un desembolso inicial importante, que no todas las personas y pequeñas empresas pueden afrontar. Por ello, uno de los desafíos es que se requieren nuevos modelos de negocio que permitan financiar en el largo plazo las instalaciones solares y así masificar el uso de esta tecnología.

DF
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