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Chile

Del agua al gas y del gas al carbón. Hoy, este combustible es el de mayor peso en el país, pese a ser de los que más contamina. Así, creció diez puntos de participación en cuatro años y sólo entre 2012 y 2013 entraron 1.000 MW al SIC. ¿Qué rol tendrá este mineral en el SIC? Aunque cada vez emiten menos a la atmósfera, podrían perder terreno frente al GNL.

Jueves 28 de Noviembre de 2013.- A pesar de que constituye uno de los principales objetivos de los ambientalistas y de representantes de las comunidades -la Justicia bajó el proyecto Castilla y tiene tambaleando a Punta Alcalde- el carbón es, por lejos, el combustible que más ha crecido en la matriz eléctrica chilena en los últimos años.

En 2009, este energético representaba sólo el 14% de la capacidad instalada en el país, sumando los sistemas del Norte y Central (SING y SIC), estando relegado a lugares secundarios. Pero en sólo cuatro años avanzó diez puntos, llegando al 24% de la torta y dominando casi por completo el SING, mientras el SIC suma proyectos con esta tecnología.

El crecimiento del carbón ha sido a expensas de la hidroelectricidad: mientras esta fuente de generación constituía el 35% en 2009, hoy es el 25%.

Respecto a la generación efectiva de electricidad, el aporte del carbón es aún mayor: en julio pasado, el aporte al SIC alcanzó el 34%, once puntos más que el mismo mes del año anterior. En el Norte Grande supera con creces el 80%.

En esos cuatro años han entrado Guacolda III (135 MW), Ventanas III (240 MW), Coronel I (343 MW) , Bocamina II (342 MW), Guacolda IV (139 MW) y Campiche (242 MW), todas ellas ligadas a los tres actores dominantes del SIC.

A esto se suma que entre los próximos desarrollos a gran escala en el país hay varios a carbón, como es el caso de la segunda unidad de la central Santa María, de Colbún, la quinta unidad de Guacolda (ambos en el SIC), además de Infraestructura Energética Mejillones, de E-CL en el SING.

¿Cómo se entiende que los proyectos más cuestionados en materia ambiental sean los únicos que se están construyendo? En primer lugar, casi todas las iniciativas nombradas se construyeron antes de que se desatara el boom de la judicialización, que tiene un punto de partida no precisamente en Tribunales, sino que en la decisión del presidente Piñera de frenar el proyecto Barrancones, que había sido aprobado previamente por la autoridad ambiental.

A juicio de expertos, el avance del carbón es la consecuencia lógica de las dificultades para desarrollar unidades hidroeléctricas, pues dado el tamaño, y salvo el gas natural -cuya disponibilidad en Chile es más bien reciente, tras la crisis del gas argentino-, no existen más fuentes de generación capaces de operar como energía de base para el sistema eléctrico.

Un punto clave al respecto es que las zonas en las que se planea desarrollar centrales a carbón ya están intervenidas, como es el caso de Ventanas, Coronel, Mejillones y Huasco, todas ellas ciudades en las que existe más de una central a carbón.

Según Carlos Silva, del Centro de Innovación en Energía (CIEN) de la U. Adolfo Ibáñez, ya en 2009 existía -y sigue existiendo- la idea de que aún es posible desarrollar centrales en zonas como Tocopilla, Coronel o Mejillones, que hoy se constituyen en verdaderos polos termoeléctricos.

“Este desarrollo tiende a fortalecer a las empresas generadoras existentes (Endesa, Gener y Colbún) que poseen nudos energéticos y perjudica a los nuevos entrantes (GDF Suez, Castilla, CAP) que postulan nuevos puntos de generación”, plantea Silva.

“La dependencia externa en este caso no es un factor de riesgo, dado que las fuentes de origen son diversas y, por tanto, no existe una dependencia que amenace su provisión, y no es como cuando dependíamos del gas de Argentina. La posibilidad que se desarrolle más capacidad instalada en base a fuentes hídricas dice relación con la disponibilidad (abundancia o escasez del recurso) y las trabas que se enfrentan”, añade Susana Jiménez, investigadora de Libertad y Desarollo.

¿Qué ocurrirá a futuro? El plan de obras recomendadas de la Comisión Nacional de Energía (CNE) sólo incorpora una unidad a carbón para el período 2013-2023, pues privilegia el desarrollo de unidades hidroeléctricas y de Energías Renovables No Convencionales.

Otro punto en contra para el carbón es que estas centrales no tienen la flexibilidad necesaria para respaldar con rapidez a las unidades eólicas o solares, segmento que constituirá una de los principales motores de crecimiento del sistema eléctrico para los próximos meses, dada la nueva normativa. Como sea, y por ahora, el carbón es el rey del sistema eléctrico nacional.

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