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Internacional

Las revueltas en el país africano dejaron al descubierto los fracasos del presidente en reformar el país.

25 de Enero de 2012.- Durante días, Nigeria estuvo paralizada por una huelga nacional por el retiro de un subsidio de combustible de larga data. La rabia por la repentina duplicación de los precios de la gasolina escaló a un mayor descontento por la inequidad y la corrupción. Las protestas de 10.000 personas fueron algo nuevo, clasificando a la clase media también como pobre.

“Estamos aquí para protestar contra la corrupción y por ser esclavizados por nuestros propios líderes”, dijo Ayo, un empleado público cercano a los 30 años. “Esta es nuestra oportunidad para cambiar Nigeria”.

Ese era el trabajo del presidente Goodluck Jonathan. Cuando el ex gobernador de estado fue electo el año pasado para conducir a la nación más poblada de África y líder en producción de petróleo, prometió transformar no sólo a la economía, sino que también las vidas de la gente común, la que en su mayoría vive en la pobreza. Nueve meses después, sólo mantener el disfunsional status quo parece un desafío. Sus fuerzas de seguridad parecen no tener poder para frenar el ataque de Boko Haram, la secta que ha masacrado a cientos de personas y parece querer provocar un conflicto mayor.

Mientras tanto, el fracasado intento del presidente por remover los subsidios a los combustibles, una parte central de su política para desregular la economía y atraer la inversión privada a un país visto como una atractivo mercado emergente, ha generado serias dudas sobre su capacidad de lograr reformas.

Después de una semana de manifestaciones, que terminó en una amenaza de los trabajadores petroleros de cerrar la producción de crudo del país, “Mala suerte”, como algunos manifestantes llamaron al presidente, fue obligado a retractarse, reinstalando parcialmente el subsidio a los combustibles. Los sindicatos terminaron la huelga, pero el público no fue aplacado ya que a US$0,57 por litro, los precios se mantuvieron 50% por sobre su nivel antes del 1 de enero. El descontento fue tal en Lagos que el ejército tuvo que salir a las calles.

“En sólo nueve meses esta administración se ha tambaleado desde una crisis a la violencia post-elecciones, Bokjo Haram, y ahora el subsidio a los combustibles”, dijo Clement Nwankwo, director de Policy and Legal Advocacy Centre. “Mucha gente cree que no es sólo problemas normales no resueltos de los nigerianos, si no que problemas con este gobierno. Está fracasando en todos los frentes, dejando al país enfrentando un futuro incierto” (DF).

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