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Chile

El alto costo de investigación que requiere levantar un proyecto de parque eólico, más una considerable burocracia y la poca competitividad con respecto al precio de la energía fotovoltaica, estaría desincentivando a este segmento. Sin embargo, desde el Ministerio de Energía estiman que en la próxima década se duplicará la capacidad eólica instalada, con aproximadamente 3.000 MW.

Jueves 02 de Febrero de 2017.- Un estudio realizado por el Renewable and Appropriate Energy Laboratory (RAEL), el Energy and Resources Group y la Universidad de California, que proyectó la evolución de la red eléctrica de Chile desde 2011 hasta 2031, concluyó que la energía eólica se debería convertir en la mayor fuente de energía renovable no convencional (ERNC) en Chile en 2030, generando hasta 8,5 GW.

Sin ir más lejos, en la última licitación de electricidad organizada por el CNE, la energía eólica ganó más de la mitad de los contratos, promoviendo la construcción de más de 2 GW de proyectos eólicos nuevos de aquí al 2021, lo cual corresponde a inversiones sobre USD 2 billones.

Según el ministro de Energía, Andrés Rebolledo, las proyecciones de la energía eólica son prometedoras, si se toma en cuenta que representan casi un 6% de la capacidad instalada nacional, con 1.500 MW entre proyectos operando y en construcción. “Además, en la última licitación para abastecer a los clientes regulados, parte importante de las ofertas ganadoras la realizaron empresas que sustentan esas ofertas en nuevos proyectos eólicos. Con ello, es probable que hacia comienzos de la próxima década hayamos duplicado la capacidad instalada eólica, con aproximadamente 3.000 MW que aporten cerca del 10% de la energía consumida anualmente”, dice Rebolledo.

Pero el estudio de la Universidad de California se hizo hace dos años, período en el que ha cambiado el panorama de las ERNC, donde los paneles fotovoltaicos son protagonistas, dejando de lado al viento. Por eso, a pesar del optimismo eólico, aún es un enigma si en Chile se seguirá invirtiendo en grandes plantas eólicas que inyecten energía al Sistema Interconectado Central (SIC) o al Sistema Interconectado del Norte Grande (SING). Más bien, se espera que la apuesta vaya por plantas más pequeñas que satisfagan necesidades muy localizadas.

Según José Luis Valenzuela, director ejecutivo de Sowitec Chile, cada vez se está haciendo más difícil levantar nuevos proyectos eólicos. “Es complejo y demoroso. Se necesita una gran cantidad de información sobre la mesa para convencer tanto a los inversionistas, como a las autoridades. E incluso, si se logra financiar, tiene que ser bajo una serie de condiciones amarradas con anterioridad que luego es muy difícil de modificar”, dice Valenzuela.

Peter Horn, CEO de Heliplast, es de la misma opinión. “En primer lugar, la prospección para realizar un proyecto de planta eólica es muy compleja y hay que invertir al menos dos años para ver si el lugar es apto o no. Así y todo, nadie te asegura que después se caiga el proyecto en términos de inversión”, comenta el ejecutivo de esta empresa de proyectos de ERNC.

Además, Horn explica que la gran disminución de costos de producir energía solar está haciendo que la alternativa eólica sea poco rentable en el tiempo. “Desarrollar plantas fotovoltaicas se está haciendo tan barato que no vale la pena invertir en una incierta iniciativa eólica. Especialmente ahora, que están llegando a Chile paneles bifaciales, que captan energías por ambos lados, haciendo aún más eficiente la captación solar”, detalla Horn.

Valenzuela agrega otro factor que desincentiva la construcción de nuevos parques eólicos. Tiene que ver con la gran cantidad de burocracia. “No sólo está la declaración de impacto ambiental. Hay una gran cantidad de permisos sectoriales que se deben tramitar, lo que se torna complejo si se considera que las seremías y autoridades locales están cada vez más quisquillosas al respecto. Al principio todos empujaban este tipo de iniciativas, pero ahora, se han puesto mucho más difíciles en términos de papeleo y autorizaciones”, apunta el director ejecutivo de Sowitec Chile.

La esperanza

Pero los actores de este rubro están esperanzados en que bajen más los costos de cosechar el viento. Al respecto, el ministro Rebolledo complementa: “La maduración alcanzada por las tecnologías, junto con la reducción de los costos de inversión, han mejorado la eficiencia en la generación de electricidad para las mismas condiciones de viento”, apunta Rebolledo.

Por su parte, Tristan Wallbank, gerente de Siemens Wind Power Chile indica que hoy existe un positivo crecimiento de la energía eólica en el país, ya que la disminución de los precios y las nuevas políticas nacionales de inserción de las ERNC atraen a los inversionistas. “Adicionalmente, el costo por unidad de electricidad generado con energía eólica es considerablemente menor al costo de energía fósil”, dice Wallbank.

Con respecto a la tecnología, el ejecutivo de la alemana agrega que ésta evoluciona rápidamente “al punto que hoy disponemos de turbinas diseñadas especialmente para los vientos de Chile, que son medianos a bajos, lo que ayuda expandir esta tecnología limpia de manera económica y eficiente, ampliando las zonas en donde se puede instalar”, apunta Wallbank.

Por eso, el jefe de la cartera de Energía cree que no se debería hablar de frenos con respecto al mundo eólico, “pues vemos mucho dinamismo en este tipo de proyectos. Más bien hay que referirse a condiciones y características, que son probablemente similares a las que debe cumplir la mayoría de los nuevos proyectos de generación de energía que pretenden ser exitosos en el país. Entre las relevantes están la responsabilidad social con que deben desarrollarse y su adecuada relación con las comunidades y su inserción en el territorio”, concluye Rebolledo.

Según investigaciones desarrolladas por el Ministerio de Energía y el Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, las mejores zonas para proyectos eólicos están en las regiones de Aysén y Magallanes. Otras zonas interesantes son la costas de las regiones de Atacama y Coquimbo, la costa y el valle central desde las regiones del Biobío a la de Los Lagos y el archipiélago de Chiloé.

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