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Internacional

La irrupción de gobiernos que aceleren el gasto fiscal y cambios en las condiciones económicas por efecto de las políticas que apliquen las principales economías mundiales convierten a Latinoamérica, a ojos de los analistas, en una región altamente expuesta a la volatilidad.

Lunes 05 de Febrero de 2018.- El año que comienza será desafiante para América Latina. Las mejores condiciones que experimentan dos de las principales economías a nivel global, Estados Unidos y China, parecen ser un impulso para los países de la región, que al ser mayormente productores de materias primas, dependen de ambas naciones.

Sin embargo, nada está asegurado, y en el mercado no son pocos los que ven riesgos que podrían afectar el crecimiento y la inversión en las principales economías de la región: México, Brasil, Colombia, Argentina y Perú.

En 2017, el comercio exterior de Chile con estos cinco países sumados alcanzó los US$ 20.787 millones, convirtiéndose, en conjunto, en el tercer socio comercial más importante del país, tras China (US$ 34.305 millones) y Estados Unidos (US$ 21.604 millones), y por encima de los países de la Unión Europea (US$ 18.410 millones). Resulta evidente que lo que ocurra con las principales economías regionales repercutirá en nuestro país.

La principal preocupación radica en la cargada agenda electoral que podría generar cambios políticos y, por consiguiente, en los procesos económicos que se llevan adelante en la actualidad. Durante este año, México, Brasil y Colombia deberán elegir a un nuevo presidente, mientras que Perú y Argentina viven complejos escenarios internos que, en caso de agudizarse, pondrían freno al dinamismo local.

“Los procesos electorales de 2018 en la región estarán rodeados de incertidumbre ante el surgimiento de candidatos de izquierda que podrían aglutinar el voto de la población descontenta, como son los casos de Brasil y México”, plantea el economista de Moody´s Analytics, Alfredo Coutiño.

Del mismo modo, la posibilidad de cambios en las condiciones económicas de Estados Unidos y China convierte a Latinoamérica, a ojos de los analistas, en una región altamente expuesta a la volatilidad en 2018.

En el caso de la primera economía mundial, la reforma tributaria que redujo la tasa impositiva a las empresas de 35 a 21%, la posibilidad de un incremento en las tasas por parte de la Fed y su eventual salida del Nafta -acuerdo comercial con México y Canadá- tendrían efectos en la región.

Para China, por su parte, S&P Global Ratings proyecta una desaceleración moderada para el 2018, con un crecimiento de 6,5%. Joaquín Cottani, economista jefe para América Latina de la entidad, plantea que si bien este escenario no implica necesariamente efectos cuantiosos en la región, en el caso de que el gigante asiático sufra una desaceleración abrupta, “Chile y Perú son los países más expuestos, si consideramos la proporción de exportaciones a China; en el caso de Chile, son 7% del PIB, y en el de Perú, 4%”.

Con todo, Ariane Ortiz-Bollin, analista de riesgo soberano de Moody’s, reconoce que el crecimiento en la región durante 2018 permanecerá por debajo del promedio histórico registrado a inicios de esta década. “Los precios de commodities se están recuperando, pero esperamos que se estabilicen en un nivel por debajo de los máximos históricos.

Asimismo, dada la ausencia de reformas estructurales que ayuden a combatir las bajas tasas de inversión y el bajo crecimiento en productividad, las tasas de crecimiento seguirán bajas en América Latina”.

El Mercurio

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