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Perú

Las protestas contra la mina Tintaya, de la multinacional suiza Xstrata, habían tenido su punto más álgido el lunes 28, cuando grupos de manifestantes intentaron tomar desde 3 diferentes frentes el campamento.

31 de Mayo de 2012.-  En Cusco se iba en pos de una tajada mucho mayor de torta. Violentos intentos por tomar el campamento minero desde tres frentes dejaron dos muertos y 100 heridos. Así, el gobierno empieza a pagar la inestabilidad ministerial.

El lunes 28 dos personas perdían la vida en Espinar, Cusco, y casi al mismo tiempo el premier Óscar Valdés, aquel que llegó al cargo apuntalado por su mano dura, sobrevolaba Madre de Dios para supervisar un problema grande, el del plazo para regularizar la minería informal, que sin embargo ya pasó al archivo de titulares frente a los socavones de protesta que se abren por doquier.

El presidente del Legislativo, Daniel Abugattas, declaraba la tarde siguiente, durante un evento con periodistas organizado por Transparencia Internacional, que “lo que nadie quiere decir es que Espinar es la joya de la corona. Primero apuntaron al peor proyecto, que era el de Conga, y ahora se van contra el mejor modelo de desarrollo minero que tiene el Perú”.

Se refería a un supuesto denominador común en los disturbios, una mano negra que se esconde detrás de los conflictos sociales. Pero mientras en el caso cajamarquino el asunto es esencialmente antiminero, en el cusqueño es tan prominero que poco falta para que los revoltosos vayan en pos de un asiento en el directorio.

En uno y otro caso el gobierno empieza a pagar la factura de la inestabilidad de los ministerios, sometidos a un carrusel de 14 cambios en lo que va del gobierno, frente a los 3 de Toledo en ese período y 1 en el de García.

Las encuestas, si bien por encima de las que tomaron el pulso popular de aquellos predecesores, comienzan a acusar el desgaste y recuerdan que el twitter y los discursos voluntaristas no recubren el teflón político.

Y más lo quería raspar Isaac Humala, cuya llegada se esperaba el miércoles 30 a Cajamarca, invitado por la dirigencia antiminera que impulsaba una nueva marcha anti-Conga. El día anterior, otra manifestación a favor del proyecto hizo noticia por su capacidad de convocatoria. 

La Agenda de Espinar

A los muertos y el centenar de heridos de Espinar se sucedió la declaratoria del Estado de Excepción, el segundo que dicta el gobierno para hacer frente a un conflicto minero.

Las protestas contra la mina Tintaya, de la multinacional suiza Xstrata, habían tenido su punto más álgido el lunes 28, cuando grupos de manifestantes intentaron tomar desde 3 diferentes frentes el campamento.

Un grupo secuestró al fiscal Héctor Herrera y quemó su vehículo oficial. Pocas horas después, el funcionario sería liberado gracias a la intermediación de la Vicaría de Sicuani.

Herbert Huamán, presidente del Frente de Defensa de los Intereses de Espinar, figura entre los detenidos. Oscar Mollohuanca, alcalde de Espinar, pasó a la clandestinidad. El alcalde se enfrenta además a una investigación de la Contraloría sobre el presunto desvío de recursos públicos para la organización de las protestas y es cuestionado por ejecutar menos del 40% del presupuesto del canon en 2011.

Los dirigentes y las autoridades de Espinar exigían a Xstrata remediar pasivos ambientales y denunciaban un supuesto incumplimiento de los compromisos de empleo. Además, piden un exorbitante incremento del aporte voluntario. Las raíces del conflicto vienen de un acuerdo marco firmado en 2003 con BHP Billinton, entonces a cargo de la mina. Con la escalada del conflicto, las bases exigieron la salida de la minera.

Si bien la explotación cuprífera de Tintaya culmina en 2015, en las próximas semanas Xstrata arrancará motores en Espinar con el proyecto Antapaccay, con una inversión de más de US$ 1,400 millones.

Antapaccay producirá 160,000 toneladas de cobre fino, cerca del doble que Tintaya, cuyas reservas se están agotando. La entrada en operaciones de Antapaccay duplicará los ingresos de canon y regalías que percibe la provincia de Espinar.

El alcalde Mollohuanca pertenece al partido Tierra y Libertad del cura Marco Arana, pero hasta ahí nomás parecían llegar las coincidencias. A diferencia de Cajamarca, donde Arana rechaza el inicio de operaciones de Conga, en Espinar los protestantes reclaman el incremento del aporte voluntario de 3% a 30%.

El reclamo equivale al Impuesto a la Renta y merma la legitimidad de la protesta.

El aporte voluntario de 3% de las utilidad previo al pago de impuestos vigente desde 2004 asciende a la fecha a S/. 67 millones. El último desembolso, pocas semanas atrás, fue de S/. 28 millones debido a los buenos precios de los minerales.

El aporte voluntario alimenta un Fondo que es administrado por un directorio presidido por el Alcalde de Espinar, un representante de los alcaldes distritales, uno de la empresa y sendos representantes de las cuencas hidrográficas y, por cierto, del Frente Único de Defensa de los Intereses de Espinar. Ha financiado 700 proyectos educativos, mecanización rural y ganadero.

Un último informe de la Dirección de Inteligencia de la Policía (Dirin) asegura, por el contrario, que la reciente “presencia del padre Marco Antonio Arana Zegarra en diversas ciudades del Cusco tuvo por objetivo coordinar acciones con el alcalde Oscar Avelino Mollohuanca Cruz (actualmente No Habido) y otros, contra las actividades de la empresa minera Xstrata Tintaya y otras de la zona, como los hechos suscitados en la localidad de Espinar, bajo el pretexto de contaminación ambiental; así mismo guardarían relación con las acciones que se viene programando en Cajamarca contra el Proyecto Minas Conga”.

Según la Policía, el pasado 11 de marzo, en una casa del jirón San Pedro No 310, en Yauri, se desarrolló una “reunión extraordinaria” de coordinación entre Mollohuanca y Arana que, además, contó con la participación de dirigentes de dirigentes de Tierra y Libertad, así como de regidores de la Municipalidad de Espinar. Allí, siempre según el documento, se habrían desarrollado coordinaciones con miras a la radicalización de la agenda.

De ahí se explican los titiriteros que señala el gobierno. Pero, con o sin ellos, resulta aparente que el teatro de operaciones les queda cada vez más grande a los actores salidos de las canteras nacionalistas.

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