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Internacional

La tensión persistió ayer en la mina de platino sudafricana de Marikana, en la que han muerto 44 personas durante cerca de dos semanas de huelga, pese a que el paro de los mineros comienza a perder fuerza.

22 de Agosto de 2012.- El Gobierno y la empresa Lonmin, dueña de la explotación, a unos cien kilómetros de Johannesburgo, intentaron ayer transmitir calma y normalidad, aunque la realidad dista aún de ese deseado escenario.

Un dispositivo policial y de guardias de seguridad privada garantizó el acceso a la mina de los empleados que optaron por volver a sus puestos, en respuesta al ultimátum de la compañía, que amenazó con despedir a quienes no acudieran a primera hora.

Según un comunicado difundido por la compañía minera, un 33 por ciento de los empleados fichó en el turno de la mañana, seis puntos más que en la jornada de ayer, que alcanzó el 27 por ciento.

Entre los picadores, el gremio que inició la huelga en la explotación sudafricana de platino el pasado 10 de agosto, la asistencia se cifró en un 19,5 por ciento, frente al 17 por ciento del lunes.

El ultimátum de la compañía amenazaba con desatar disturbios entre los piquetes de la Asociación de la Minería y la Construcción (AMCU), promotores de la protesta, y los mineros que empiezan a notar el impacto de once días sin sueldo por efecto de la huelga.

La situación llevó al ministro sudafricano de Presidencia, Collins Chabane, a reclamar a la empresa que reconsiderara su postura.
"Esperamos que consideren la suspensión del ultimátum, y creemos que aceptarán la propuesta.Todo el mundo está preocupado por la situación", añadió Chabane, que aseguró que la posibilidad de enfrentamientos entre piquetes y mineros es real.

Poco después, una portavoz de Lonmin confirmó a Efe que la multinacional no llevaría a cabo despidos durante esta semana.

La aparente calma en el poblado minero de Marikana, a un centenar de metros de donde se produjo la masacre del pasado jueves, en la que 34 mineros murieron por disparos de la Policía, sólo ocultaba el trauma que los trabajadores se resisten a olvidar.

La matanza de los compañeros y las condiciones laborales en las explotaciones mineras mantienen la determinación de los huelguistas, pese a que la protesta parece haber empezado a perder fuerza.

"Estamos aquí por el dinero. No vamos a volver trabajar mientras no nos den los 12.500 rands -unos 1.200 euros mensuales- que hemos reclamado", aseguró a Efe un líder sindical del AMCU, Zenzile Mxhanya.

"Si la empresa tiene dinero para enviar a la Policía a matarnos, también tiene dinero para pagarnos", agregó Mxhanya.

"Preferimos ser despedidos que seguir trabajando en estas condiciones, y no vamos a parar hasta conseguirlo. Seguimos fuertes", aseguró el citado líder sindical, en alusión a los ultimátum de despido de la empresa.

Respecto a los mineros que decidieron acudir ayer al trabajo, el dirigente sindical se limitó a decir "que esos trabajadores están llevando a sus familias a la miseria".

El comité ministerial designado el pasado domingo por el presidente sudafricano, Jacob Zuma, visitó Marikana para tratar de rebajar la tensión y mejorar la imagen del gobierno entre sus bases, perjudicada por su respuesta a la masacre del jueves.

Tras una rueda de prensa, los ministros, encabezados por el titular de Presidencia, Collins Chabane, se entrevistaron, en un tenso encuentro, con los líderes de la protesta.

Los representantes sindicales recriminaron a Zuma que no se dirigiera a ellos en persona, y reclamaron la dimisión de la jefa de la Policía sudafricana, Riah Phiyega, que reconoció la pasada semana que autorizó personalmente el uso de la fuerza.

Los trabajadores conminaron al presidente a mediar con Lonmin en sus demandas salariales, como muestra de que realmente se preocupa de ellos.
Además, el comité ministerial pidió guardar un minuto de silencio por las víctimas de la protesta.

La huelga causó la muerte de diez personas, entre ellos dos policías y dos guardias de seguridad, días antes de la masacre que acabó con la vida de 34 mineros el jueves pasado.

Los incidentes han llevado al Gobierno de Sudáfrica a decretar una semana de duelo nacional que empezó este lunes.

Jornadanet.com
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