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Chile

Expertos y ejecutivos del sector acusan que falta avanzar en regulaciones que eviten una nueva crisis. Entre los aspectos positivos, destacan la entrada de dos nuevos actores al mercado: Inkia y Duke Energy, que se quedaron con Campanario y Tierra Amarilla.

21 de Septiembre de 2012.- ?Poco más de un año ha pasado desde que Campanario Generación -ligada al fondo de inversiones Southern Cross (80%) y Gasco (20%)- pidiera su quiebra, convirtiéndose en la primera generadora en el país en solicitar esta medida, y tras de ella, Tierra Amarilla. Luego de la crisis, los efectos son variados y muchos de ellos continúan sin solución.


1 Impacto ?económico
Uno de los más evidentes ha sido el impacto financiero para las generadoras, partiendo por las deudas que dejó la compañía. Estas llegaban a unos US$ 260 millones, por concepto de transferencias de energía, incluyendo US$ 107 millones que debía a BCI, principalmente, por el financiamiento del proyecto. De ello, el BCI recuperó todo y los acreedores valistas, incluyendo las generadoras, recobraron cerca de un 60% con la venta de Campanario en US$ 86 millones a Duke Energy.
A esto debe sumarse otro concepto que ha traído problemas a las generadoras: el cumplir los contratos con Saesa y CGE Distribución que dejó Campanario. Cuando ambos contratos se debían servir a prorrata, las mermas para las generadoras eran de unos US$ 14 millones mensuales, esto porque el contrato estaba fijado a un precio cercano a US$ 70/MW, mientras que los marginales han estado sobre los US$ 100/MW, incluso superando los US$ 200/MW.
Así, AES Gener reconoció pérdidas por entregar energía por “unos ?US$ 100 millones en lo que va del año. Más del doble de lo que perdieron los socios de Campanario, nosotros lo hemos perdido, más todo lo que perdimos con la quiebra con cuentas que nunca se pagaron”, dijo hace unos días Felipe Cerón, gerente general de la firma. Fuentes de Colbún aseguran que para ellos Campanario les ha significado un perjuicio de unos US$ 15 millones. Se estima que para Endesa el golpe fue semejante. 

2 Cambios ?regulatorios
En donde los expertos dicen que hay deudas es en el ámbito regulatorio. Una de ellas, es la libertad con la que se entrega un “crédito” a una generadora para hacer retiros de energía de terceros para suplir su contrato, sin pagar de inmediato por esta energía. Esto debiera regularse más, con mayores filtros en la cadena de pago.
Segundo, que las distribuidoras deberían pedir más garantías para las generadoras con las que se contratan. Y aunque algunos acusan que podría poner barreras de entrada, un ejecutivo de la industria señala que regularía la capacidad para cumplir los contratos, especialmente de clientes regulados.
Otro aspecto dicen que se podría mejorar es establecer un mecanismo de término de contratos de generación a distribuidoras más expeditos. Con Campanario las distribuidoras no podían terminar contratos que tenían con Saesa y CGE-D, lo que trajo el daño que acusa la industria. De hecho, CGE-D aún no encuentra un generador que supla su demanda regulada. Así, señalan los expertos se podría establecer la causal no pago de mercado mayorista como una fórmula de término a estos contratos y así se le puede dar agilidad al sistema. Este cambio no necesita modificaciones legales, sino que sólo se establece en las bases, lo que no se ha hecho ahora.

En todo caso, actores de generación señalan que el CDEC-SIC está adoptando algunas medidas para frenar que se repitan nuevos episodios, entre ellos analiza un mecanismo de información sobre el pago de transferencias con el fin de evitar falta de cumplimientos. Otra cosa en estudio es la posibilidad de implementar garantías para controlar el riesgo de actores que compran mucho en el mercado spot. 

3 Fragilidad de generación
Otro punto que desnudó la quiebra, es la fragilidad que tiene el sistema de generación de energía, particularmente, en cuanto a las relicitaciones de los contratos, las que no han sido fáciles en el caso de Campanario.
Así, a la relicitación de Saesa, sólo Endesa se presentó, adjudicándose el contrato. Aunque es reconocido que la jugada de la generadora más que todo fue una señal de compromiso con el país, más que una apuesta comercial. CGE-D no ha tenido la misma suerte, con dos procesos declarados desiertos y otro en curso. Expertos eléctricos señalan que ello pasa porque no hay generación suficiente, menos aún eficiente o más barata, para poder servir los contratos que tienen precios menores al costo marginal del sistema. En la industria acusan que el problema continúa y no hay solución. “No nos podemos quedar tranquilos con que el contrato se siga licitando y que luego esas licitaciones queden desiertas”, señalan.

4 Nuevos actores?
Como atenuante, dicen en el sector, un factor positivo que se puede rescatar de la crisis de Campanario, sería el ingreso de nuevos actores a la arena eléctrica nacional. Así, por ejemplo, los peruanos de Inkia, filial de Israel Corp., una de las mayores compañías de ese país, se quedaron con el 75% de Tierra Amarilla, junto a Southern World Business (SWB), ligado a Paul Fontaine y Rodrigo Danús, que tomó el otro 25%. En tanto, Duke Energy se quedó con Campanario Generación.

DF
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