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Chile

28 de Abril de 2011.- Nuestro país ha dilatado por años decisiones trascendentales para nuestra economía, inversión, empleo, crecimiento y desarrollo de sus habitantes. El tiempo para buscar los equilibrios necesarios en materia de energía y medio ambiente se agota y es imperioso promover políticas públicas que nos permitan sortear con éxito esta falsa disyuntiva entre crecimiento y sostenibilidad.

Chile da pasos muy firmes en su propósito de alcanzar los niveles de ingreso de países desarrollados, lo que es una buena noticia cuando esto beneficia a todos los sectores, en especial, a aquellos más necesitados. Un solo dato tomado de la última Casen grafica este fenómeno: en Chile los hogares con luz eléctrica han aumentado de 92,7% en 1990 a 99,6% en 2009. Sin embargo, nuestra capacidad futura de crecer está determinada por muchos factores, siendo hoy uno de los más determinantes el energético.

Lamentablemente, existe para estos efectos una relación directamente proporcional entre el crecimiento del PIB y el consumo energético total. Las consecuencias de esto para un país con dependencia energética son fácilmente predecibles. Pero si la ampliación de la matriz energética y la dependencia de otros países productores son ya un problema, el escenario se presenta más difícil si consideramos la exigencia de abordar estos desafíos en el marco de un planeta con su biocapacidad a punto de ser sobrepasada. Esto nos obliga a ser certeros en el diagnóstico y a apuntar a los verdaderos desafíos. ¿Es posible más crecimiento económico sin aumentar el consumo energético? Todo parece indicar que no.

Las políticas de ahorro y eficiencia energética y la incorporación de nuevas tecnologías pueden ayudarnos, pero solucionan sólo una parte del problema. Me imagino que está descartada la tesis de decrecer o de promover la existencia de un estado estacionario o de crecimiento cero, como en su época lo planteara John Stuart Mill frente a la lucha por la vida profetizada por Malthus. ¿Es posible que exista más consumo de energía sin un impacto en la emisión de gases de efecto invernadero? Sí, y ahí está el verdadero objetivo.

El desafío central será cómo desacoplar el crecimiento económico de la emisión de GEI. Es necesario actuar con decisión y prontitud. Ello supone hacer esfuerzos serios por ampliar la matriz a energías renovables no convencionales, cuestión que probablemente hoy por su relación costo­beneficio pueda tener escaso impacto. Privilegiar el desarrollo de algunas energías por sobre otras, sin prejuicios ni complejos, sin desechar ninguna opción, a menos que existan argumentos técnicos sólidos. De seguir sólo en estudios y declaraciones, Chile seguirá perdiendo competitividad producto del alto costo de su energía.

A esta altura no es posible ceder ante la presión de aquellos que se resisten a todo, hay que entender que cualquier elección en esta materia tendrá costos para quien las tome, pero el verdadero liderazgo está en asumirlos. En esta materia, como lo señalara acertadamente el Premio Nobel de la Paz, Rajendra Pachauri: “quedarse de brazos cruzados no es una opción” (DF).

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