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Chile

Antes de que existiera una institucionalidad ambiental en el país, la industria minera trabajaba con estándares y normativas ambientales de clase mundial.

Miércoles 26 de Diciembre de 2012.- Mucho antes de que los temas ambientales constituyeran una de las principales preocupaciones de gran parte de los chilenos y de que existiera una institucionalidad ambiental propiamente tal en el país, las compañías mineras ya estaban trabajando por mejorar sus procesos para minimizar los impactos de su actividad en el medio ambiente.

Se puede decir que con el desarrollo de los grandes proyectos del sector durante la década de los 80, en particular de mineras como Escondida, Collahuasi y Disputada Las Condes (hoy Anglo American), se empezó a conocer más sobre este tema. Esto debido a que muchas de estas compañías tenían estándares y normativas ambientales muy superiores a lo que se conocían en el país en ese tiempo. En especial, las compañías extranjeras tenían toda una estructura interna para trabajar el tema, conocimientos que fueron traspasados a otros sectores productivos y utilizados para formar también profesionales.

Además es importante destacar que la minería fue una de las primeras actividades productivas cuyas compañías tenían departamentos de medio ambiente con personal especializado y con un gerente a cargo del tema. Y es así como también muchas mineras realizaban Estudios de Impacto Ambiental (EIA) de sus proyectos cuando no era una obligación.

En este contexto, las autoridades de la época comenzaron a diseñar una estructura jurídica ambiental para dotar al país de reglas del juego claras en este tema, en especial porque las mineras extranjeras estaban haciendo importantes inversiones en el país y necesitaban tener seguridad, considerando que la minería es una actividad de largo plazo.

En los años 90 cuando comenzó a tomar más relevancia la preocupación por el medio ambiente, salieron las primeras regulaciones y surgió por ejemplo la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), para dar paso con los años al Ministerio del Medio Ambiente. A estos logros se sumó toda la institucionalidad ambiental actual, como son los Tribunales Ambientales y la Superintendencia del Medio Ambiente, entre otros.

En resumen, la minería ha sido pionera en nuestro país en el resguardo y cuidado del medio ambiente, ya que como se ha dicho las empresas realizaban EIA para sus proyectos cuando no era obligatorio y, en especial, las compañías extranjeras.

Nuevos resguardos

Un importante avance en el desarrollo sustentable de la industria minera nacional es la Ley N° 20.551 de cierre de faenas mineras, que fue promulgada el 11 de noviembre pasado, cuyo objetivo es mitigar los efectos de la actividad minera sobre las personas y el medio ambiente, junto con obligar a las empresas del sector a incluir un detallado plan de cierre cuando presentan sus proyectos.

El principal objetivo de esta norma es la integración y ejecución de medidas y acciones destinadas a mitigar los efectos que se derivan del desarrollo de la industria minera, entendiéndose como parte de ella también la extracción de hidrocarburos.

De esta forma, la autoridad busca asegurar la estabilidad física y química de las instalaciones y obras que quedarán al término de la vida útil de los proyectos mineros. La preocupación también apunta al resguardo de la vida, salud y seguridad de las personas, en conformidad a la normativa ambiental vigente.

Esta legislación contempla una distinción para faenas con extracción de mineral inferior a 10.000 toneladas métricas mensuales, para las cuales se define un procedimiento de aprobación de aplicación simplificada que contará con el apoyo de guías que preparará Sernageomin; distinguiéndola de aquellas otras faenas mineras con extracción mensual de minerales superior a 10.000 toneladas, que quedarán bajo un procedimiento de aplicación general y, adicionalmente, deberán constituir garantías que las obras de cierre se cumplan de acuerdo al proyecto aprobado.

Sin embargo, un tema en el que debe avanzar nuestro país es la remediación de pasivos ambientales mineros, que son las faenas mineras abandonadas o paralizadas, incluyendo sus residuos, que constituyen un riesgo significativo para la salud o seguridad de las personas. Esto además representa una herencia negativa de cómo se trabajaba antes la minería, es decir cuando no existía preocupación por el cierre de faenas y tampoco habían reglas claras, para el medio ambiente o para las actividades económicas.

Más garantías

Sin embargo, una garantía del accionar de la minería en materia medioambiental es que la mayoría de las grandes compañías mineras están afiliadas a la International Council on Mining and Metals (ICMM), que es una organización integrada por empresas que están comprometidas con mejorar su rendimiento en el desarrollo sustentable así como en la producción responsable de los recursos de minerales.

Así, las empresas miembros están comprometidas a implementar el Marco de Desarrollo Sustentable del ICMM, que se compone de tres elementos: un conjunto de 10 principios, la presentación de memorias de sostenibilidad y la certificación independiente. Además, deben cumplir con las políticas relacionadas con diversos temas fundamentales aprobadas por el consejo de esta organización.

Dentro de los principios, hay uno referido a contribuir con la conservación de la biodiversidad. Hay que mencionar que las grandes compañías mineras han impulsado varios proyectos al respecto.

Por ejemplo, Minera Los Pelambres protege desde 1997 el humedal costero ubicado a cuatro kilómetros al norte de la ciudad de Los Vilos, y a un costado del Puerto Punta Chungo. Asimismo, Anglo American en conjunto con el Centro de Investigación Minero y Metalúrgico (CIMM), han estudiado la estabilización de los relaves mineros mediante la fitoestabilización, es decir utilizando plantas o vegetales.

Emol

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