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Felisa Córdova, Colegio de Ingenieros

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La Comisión de Educación del Colegio de Ingenieros de Chile A.G., en función del extenso debate que se está dando a nivel nacional producto de la reforma educacional, quiere manifestar su preocupación por temáticas que han desaparecido de la discusión pública, pero que son relevantes a la hora de hablar de la formación de profesionales, y en específico de la formación de ingenieros civiles.

El debate hasta ahora se ha centrado en torno al financiamiento y no en la base del problema, que dice relación con los perfiles de egreso y los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Sin perjuicio de comprender que el financiamiento y acceso a la educación superior son importantes, para nosotros la calidad en la formación, la cantidad de titulados y la pertinencia de cada especialidad son temas centrales a la hora de pensar en el desarrollo país, no pudiendo quedar fuera de la discusión.

En términos de cantidad de alumnos matriculados en Ingeniería Civil en el país se observa un sostenido crecimiento de la matrícula de Ingenieros Civiles, a contar del año 2000, en las universidades nacionales. Es así como en el período 2000-2015 la matrícula total de estas carreras ha pasado de 24.500 a 74.800 alumnos (crecimiento de 217%), mientras que las matrículas de primer año, para igual período, ha crecido un 205%.

Con respecto a la pertinencia, en distintos estudios publicados a nivel nacional se indica que los profesionales de las carreras de ingeniería civil se encuentran en los tramos de mejores rentas de mercado, en comparación a otras carreras. Esto sumado a atractivos titulares de prensa propiciando un desmedido crecimiento de la demanda de profesionales en determinados sectores de actividad económica, han incidido en las expectativas de los jóvenes que ingresan a la educación superior, como también en algunas universidades, fomentando la creación de planes y programas de estudio que responden a una demanda de mercado y no necesariamente a una definición de necesidades país, que dé cuenta en el largo plazo de las necesidades de ingenieros en sus respectivas especialidades.

Esto finalmente redundará en una precarización del mercado laboral de los propios ingenieros civiles, salvo que el sistema decida formar ingenieros para el mundo, sin tener la mayoría de las universidades las condiciones mínimas para formar ingenieros de clases mundial.

Lo anterior genera presión en Universidades que nunca han desarrollado carreras de Ingeniería civil, a impartirlas, por los potenciales ingresos que estas pueden generar. Tanto así que en este periodo (2000-2015) se observa la aparición y crecimiento de una serie de programas de estudios –muchas veces con requisitos mínimos de ingreso/aprobación y/o sin disponer del equipamiento necesario- de los cuales se desconoce su calidad y compromiso con la formación de ingenieros.

Al respecto, es importante recordar que los Ingenieros Civiles deben tener una excelente formación en Ciencias Básicas, en Ciencias de la Ingeniería y en las Asignaturas de la Especialidad, lo que conlleva el uso de talleres y laboratorios y actividades prácticas. Estos son elementos centrales de la formación de ingenieros civiles, que modelan una forma de pensamiento propia de la profesión, y no constituyen el foco formativo de las denominadas ingenierías de base tecnológica y de ejecución.

Basta con mirar la manera en que se diseñan los trayectos curriculares de estas carreras, en donde no se visualizan diseños pensados en formación continua.

Como consecuencia de lo expuesto, es altamente posible, que se esté poniendo en riesgo la calidad en la formación de ingenieros y un ejercicio profesional responsable, con los riesgos que esto podría llevar a la sociedad. Pudiendo llegar a disponer de una gran cantidad de “ingenieros civiles” que no cuentan con la formación mínima pertinente de base, que es propia de la profesión y que, de continuar, terminará devaluando una profesión que en Chile y el mundo es clave para el desarrollo humano sostenible. 

Finalmente, queremos compartir con la comunidad nuestra preocupación, así como también pedir a la autoridad respectiva incluir las temáticas de calidad en la formación, cantidad de estudiantes y pertinencia de perfiles de egreso, en la discusión pública. Ello permitirá asegurar que en el futuro contemos con mejores profesionales de la ingeniería, comprometidos y capacitados para aportar al desarrollo y bienestar de nuestro país.

Felisa Córdova González es presidenta de la Comisión de Educación del Colegio de Ingenieros de Chile A.G., y académica de la Universidad de Santiago.

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