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Chile

Segmento orientado a plantas eléctricas termosolares ya genera el 6% de las ganancias de la firma.

Lunes 24 de Julio de 2017.- Enfriar reactores nucleares era la principal función que tenían en los años 70 las sales solares. Rol muy distinto al que tienen hoy, en que son capaces de generar energía solar tanto de día como de noche, gracias a las plantas eléctricas termosolares.

En Sevilla, España, a 9.550 kilómetros del norte de Chile, Abengoa -la multinacional española de energías renovables- apostó por una planta piloto para utilizar nitratos de potasio y de sodio para acumular calor y transformarlo, cuando ya no haya calor del sol, en energía eléctrica. El proveedor que escogieron para las sales fue SQM, que las extrae desde Antofagasta e Iquique. Y aunque la minera no metálica es más conocida en Chile por su producción de litio o fertilizantes, actualmente controla el 70% del mercado de las sales solares del mundo y ha vendido las sales para instalar en 26 proyectos en total, de los cuales 21 están en operación, en países como España, EE.UU, Sudáfrica, Marruecos e Israel.

En sales solares, solo el año pasado vendió 129 mil toneladas generando ingresos por USD 104 millones, y representando a su vez el 6% de las ganancias de SQM en el ejercicio. Los clientes, en todo caso, no son muchos y sumarían unos 4 a 5 a nivel global, revela Giuseppe Casobulo, director de ventas y marketing de Sales Solares de SQM, con sede en Bélgica.

El piloto para Chile

La planta piloto que hizo Abengoa en Sevilla tiene más vínculos con Chile que sólo el origen de las sales, ya que sirvió de prueba, entre 2010 y 2013, para iniciar la construcción de Atacama I, una planta termosolar de USD 1.000 millones en el norte de Chile que inició la firma hispana y que va a acumular, gracias a las sales solares, calor por 17,5 horas al día, con una capacidad de generación de 110 MW/h año. En palabras sencillas, la planta consiste en una gran torre al centro, rodeada que espejos que reflejan la luz solar y la dirigen a la parte alta de la torre, donde a su vez se calientan las sales solares. Luego, cuando se va el sol, esas sales – que están en estado líquido- calientan agua, la que genera vapor, mueven una turbina y produce electricidad.

La firma española ha construido tres plantas en el mundo con este tipo de tecnología, en Arizona, con 6 horas de autonomía; y dos en Sudáfrica con autonomías de 3 y 5,5 horas. Todas suman una potencia instalada de 480 mw/h año. La central Atacama I, donde tenían el 50% de la propiedad, fue vendida a EIG Global Energy, como parte de una reestructuración a nivel mundial luego de atravesar una compleja crisis financiera. Hoy, la construcción de Atacama I presenta un 65% de avance y debería estar lista a fines del próximo año o 2019, aunque inicialmente se había presupuestado su entrega para el tercer trimestre de este año.

Pero también desde Chile se han generado complicaciones para la industria termosolar a nivel mundial. La última licitación eléctrica, donde las plantas solares de paneles fotovoltaicos ganaron con USD 45 el MW/h, provocó que las termosolares, que bordean los USD 90 MW/h, quedaran fuera. En todo caso, el precio y su particular competencia con los paneles fotovoltaicos ha estado siempre. Según cuenta Miguel Ángel Cruz, director de Abengoa Solar, cuando en 2005 construyeron la primera planta termosolar en España, sin acumulador de calor (sales solares), el mercado empezó a pedir continuidad operacional de la energía solar porque la fotovoltaica bajó de precio, pero se iba el sol y ninguna de las dos servía. “Necesitábamos almacenar. Y ahí nos contactamos con SQM, que es una empresa conocida en minería de sales”, dice.

Según Casobulo, las sales solares son estables hasta los 560 grados celsius. A esa temperatura se puede llegar en las torres (como la que se va a instalar en Atacama), mientras que en las parabólicas -otra tecnología, también con acumulación de calor- puede soportar los 400 grados celsius. Y esas temperaturas, en desiertos como el chileno, es la óptima.

Sin embargo, el tema del precio sigue siendo el principal inconveniente para masificar esta energía. “Para que baje el precio, debe haber mayor desarrollo de tecnología, esa es la única forma que se abaraten los costos. Por lo mismo el apoyo de los estados es parte del desarrollo”, recalca Cruz.

La Tercera

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