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Chile

Jean Paul Luksic, presidente del directorio del grupo minero, destaca que si se quiere desarrollar esta actividad en Chile, es importante que "todos actuemos para estimular nuevas inversiones, nosotros como sector privado, el Estado y los otros actores de nuestra sociedad".

Lunes 31 de Julio de 2017.- Ha sido un regreso sigiloso. Antofagasta Minerals (AMSA), el brazo extractivo del grupo Luksic, planea abrir este año una oficina de exploración minera en Perú, sumándose así a la presencia que el conglomerado ya tiene en ese país, a través de la firma de destilados BarSol, adquirida este año por CCU.

La decisión de tener una presencia más directa en la nación andina se debe al interés de la compañía minera de diversificarse, siendo el foco Canadá, Estados Unidos y México, además de Perú, explica el presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, Iván Arriagada. "Nuestro foco estará en las Américas, con especial énfasis en Chile", plantea el presidente del directorio de la matriz Antofagasta Plc y miembro de la familia controladora, Jean Paul Luksic.

AMSA es la única gran minera privada que opera en nuestro país que pertenece a accionistas chilenos. El patriarca del grupo, el fallecido Andrónico Luksic Abaroa, hizo su fortuna a partir de esta actividad extractiva en Antofagasta, aunque su salto a las grandes ligas mineras lo dio el grupo con Los Pelambres, una faena emplazada en la Región de Coquimbo. La firma se transa en la Bolsa de Londres, y allí su capitalización asciende a USD 12.158 millones.

Hoy la empresa opera cuatro minas en Chile (Los Pelambres, Centinela, Antucoya y Zaldívar), y producirá este año sobre 700 mil toneladas. Tiene proyectos en varios países, pero hasta este año su gran apuesta exterior era Twin Metals, en Minnesota, Estados Unidos, donde el gobierno federal no renovó la concesión minera, un proceso al que la compañía apeló. En la década pasada intentó, sin éxito, explotar el yacimiento Reko Diq en Paquistán.

Aunque en Chile la empresa tiene una cartera de inversiones superior a los USD 4 mil millones en los próximos años, su apuesta al exterior se debe tanto a la menor calidad del recurso geológico del país, como al deterioro en las condiciones de inversión, estiman en la compañía. "Hoy existe una permisología más compleja. Obtener los permisos para un proyecto minero tarda cuatro años, y son alrededor de 500 permisos distintos para cualquier iniciativa", señala Iván Arriagada.

Además, hay iniciativas institucionales que desincentivan la actividad, como la reforma al Código de Aguas, o la misma reforma tributaria, asevera.

En cambio, Perú -detalla Arriagada- tiene ventajas geológicas para la minería del cobre y además "una institucionalidad más favorable a la inversión extranjera nueva". La obtención de las licencias tarda bastante menos que en Chile: aproximadamente un año y medio, asegura el máximo ejecutivo de Antofagasta Minerals.

Perú ha estado en el radar del grupo Luksic durante varias décadas. En los 90, Lucchetti -que entonces pertenecía al conglomerado a través del holding Quiñenco- intentó tener una fábrica en la zona Pantanos de Villa, a lo que se opuso el alcalde de Lima de esos años. En su momento, dicha autoridad denunció que el permiso respectivo se obtuvo gracias a las gestiones del entonces hombre fuerte del ex Presidente Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos.

Antucoya, la faena que adelanta cómo se hará en el futuro minería en Chile

En la semana en que el cobre escaló hasta los USD 2,87 la libra, Arriagada señala que en el grupo no esperan precios significativamente más altos, aunque cree que la cotización del año no va a bajar de USD 2,5 la libra de todas maneras. La cautela de Arriagada se debe a que, para él, no está aún despejada la incertidumbre respecto de la fortaleza del mercado interno chino y han surgido riesgos geopolíticos nuevos.

Con todo, la filosofía de inversión de AMSA es invertir en la parte baja del ciclo para rentabilizar esta producción cuando los precios suban; es lo que este grupo hizo en Antucoya, que este viernes inauguraron, el único de los grandes proyectos mineros surgidos en pleno boom del cobre que se ha concretado hasta la fecha. El 70% de su propiedad corresponde a Antofagasta Minerals, mientras que el otro 30% pertenece a Marubeni Corporation (ver recuadro).

El yacimiento era parte de las propiedades mineras que tenía Andrónico Luksic Abaroa, el patriarca del clan, pero tenía tan baja ley y era tan complejo de explotar, que lo vendió a SQM, compañía que durante varios años extrajo de allí salitre o "caliche".

Pero a inicios de la década pasada, Antofagasta recompró Antucoya a SQM, con el objetivo de desarrollar todo el distrito minero Centinela, en el norte de la Región de Antofagasta.

La faena minera, donde invirtieron US$ 1.900 millones, aumentó en 85 mil toneladas la producción de la compañía minera, equivalentes al 12% del total, y tiene varias características que, a juicio de Arriagada, la convierten en un ejemplo de lo que será la minería del futuro en Chile, porque procesa cobre de menor ley, usa agua de mar para su proceso y se abastece de energías no convencionales en cerca de 50%.

El Mercurio

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