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Perú

Ante los precios bajos de los commodities y la escasez de grandes proyectos, los proveedores del sector minero replantean sus estrategias para mantener sus márgenes.

Viernes 21 de Agosto de 2015.- La inversión minera ha vuelto a la fase de proyectos más pequeños y menos riesgosos anterior al boom. Luego de alcanzar un máximo de USD 9.934 millones en el 2013 gracias a la construcción de proyectos como Toromocho, Constancia y Antapaccay, el panorama hoy es distinto: salvo casos excepcionales -como Quellaveco y Tía María-, no existen nuevas inversiones mineras importantes en el horizonte. Así, al menos por los próximos cinco años la inversión será radicalmente distinta.

Los ajustes que hacen las empresas mineras se manifiestan en la optimización, priorización, y postergación de ampliaciones y nuevos proyectos. Otras medidas son la preservación de capital de trabajo, los reajustes en costos de operación y de términos comerciales, entre otros. Esto afecta en gran medida a los proveedores de la industria, ya que los servicios relacionados a ampliaciones y nuevos proyectos mineros suelen ser mayores en montos, por lo que un menor ritmo de esta actividad afecta sus márgenes y los obliga a replantear sus estrategias.

El nuevo normal

“Esta desaceleración nos afecta directa e indirectamente. Si se hubieran desarrollado todos los proyectos estaríamos esperando resultados entre 10% y 15% por encima de lo proyectado“, señala Vicente Magaña, gerente general de ABB en el Perú, firma que presta servicios de ingeniería a la industria minera.

El capex para construir nuevos proyectos está cerca de USD 300 millones, similar al monto que Las Bambas gasta cada año sólo en mantenimiento. Pero el nuevo contexto de precios reduce las posibilidades de que se construya un nuevo Las Bambas o Toromocho. “Los nuevos proyectos te están diciendo que hay que ver cómo hacemos para que el capex sea más bajo”, señala Héctor Collantes, head of equity research de Credicorp Capital.

Así, las inversiones relacionadas con equipamiento de planta e infraestructura, que crecieron 56% y 47% en promedio durante el 2010 y el 2013, se contrajeron en 37% y 19% en el 2014, respectivamente. Entre enero y mayo de este año, la inversión en estos mismos conceptos se redujo 61% y 26%, respectivamente.

No todo está perdido

Aunque la nueva coyuntura afecta a proveedores relacionados a la etapa de construcción, surgen nuevas oportunidades para los involucrados en la operación de la unidad minera. “Si bien hay una fuerte caída en la inversión minera de nuevos proyectos, sí vemos una gran inversión en lo relacionado a operación y mantenimiento”, señala Iván Portocarrero, analista senior de APOYO Consultoría.

Ante esta coyuntura, empresas que eran más activas en la parte de construcción han optado por diversificarse. Dos ejemplos son Ferreycorp y Cosapi. La primera ha aumentado su apuesta por los servicios de camiones, repuestos y demás servicios ligados a la operación. Por su parte, Cosapi, contratista que brinda servicios de obra civil, decidió crear una nueva unidad de negocio dedicada a brindar servicios para minería. Así, si bien sus niveles de ventas se reducen, los márgenes pueden sostenerse.

Las empresas que ya están en los servicios de operación y mantenimiento buscan fortalecer su participación a través de una mejora en el servicio y las condiciones de financiamiento. “Las mineras ahora buscan un mantenimiento predictivo y preventivo, antes que correctivo”, sostiene Magaña, de ABB. Lo que se pretende ahora es continuidad operacional. “La nueva estrategia consiste en contratar y capacitar personal calificado para el tipo de mantenimiento que quieren las empresas“, comenta Francisco Corvalán, gerente general de TTM Perú, empresa que brinda equipamiento y mantenimiento de fajas y transporte de minerales.

Las empresas proveedoras también aceptan nuevas condiciones de pago, con períodos más largos. “Se busca un mayor acercamiento como socios estratégicos”, añade Corvalán. De igual manera, las empresas se presentan como garantes de sus clientes, con lo cual brindan soporte para financiar la adquisición de sus propios equipos. Si bien esta nueva coyuntura afecta los márgenes de los proveedores, su posicionamiento como socios estratégicos les permitirá afrontar con mayor solidez y éxito un nuevo ciclo auspicioso para la inversión minera. Por lo pronto se seguirá demandando maquinaria, y las industrias relacionadas a la exportación, como transporte de minerales, camiones y puertos, cobrarán protagonismo. Las reglas de juego han cambiado y toca adaptarse a ellas.

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