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Victor Grimblatt Hinzpeter - presidente AIE

Muchas empresas pequeñas y medianas de nuestro país, al igual que en todo el mundo, están sufriendo por esta pandemia, y ven con mucha preocupación sus posibilidades de seguir existiendo y de cumplir con todos sus compromisos incluyendo el que respecta a sus colaboradores.

Pero difícilmente el virus y la pandemia detendrán el espíritu emprendedor y empresarial que nos caracteriza, por lo que en estos duros y difíciles momento debemos pensar y planificar el futuro, que tengo la certeza será promisorio.

Una de las grandes enseñanzas que podemos sacar de esta pandemia es que no podemos seguir siendo tan dependientes en manufactura y tecnología de otros países. Conozco varios emprendedores del área de tecnología para la salud que han debido golpear puertas por años para que miren y evalúen sus productos las clínicas y hospitales de nuestro país. Qué difícil ha sido competir con las grandes multinacionales tecnológicas del área de la salud. Hoy en día estos mismos sectores están llamando a los emprendedores nacionales a diseñar y fabricar respiradores mecánicos entre otras cosas, para poder enfrentar de mejor forma esta difícil situación.

Un gran ejemplo han sido las empresas que han reorientado parte de su infraestructura a la fabricación de mascarillas, guantes y alcohol gel.

A ¿qué quiero llegar con todo esto? a que en Chile tenemos una capacidad de manufactura y de tecnología que ha estado adormecida por culpa de privilegiar lo importado por sobre lo nacional. Varias veces he escuchado el comentario “¿para qué lo vamos a hacer si otros ya lo hacen?” o “nuestro mercado es tan pequeño que no vale la pena hacerlo”. Es hora de que cambiemos ese discurso y con mucho optimismo comencemos a creer en nuestras propias capacidades y aprendamos a ser más independientes de modo de estar siempre preparados.

Otro tema relevante que considerar es la baja inversión en I+D que nos caracteriza como país. El impacto de esto es que no estamos preparados como industria a tomar desafíos tecnológicos complejos. Tengo clarísimo que varios grupos han comenzado a diseñar respiradores mecánicos y merecen todo nuestro respeto por lo que hacen, sin embargo, estas son iniciativas que nacen de las universidades o de emprendedores con mucho coraje y voluntad. Todas estas iniciativas llegaran probablemente a tener un prototipo operativo, pero ¿cómo haremos para fabricarlos y probarlos antes de que puedan ser realmente usados? Centros de I+D dedicados a la generación de productos son sumamente necesarios en estos momentos y desgraciadamente no los tenemos.

En mi opinión pasaremos esta pandemia y deberemos retomar nuestra vida y nuestros trabajos según una nueva normalidad y forma de vivir. Aprendamos de lo que nos sucede y cambiemos las estructuras productivas de nuestro país. Desarrollemos una industria manufacturera del siglo XXI capaz de abastecernos y de competir de igual a igual con otros. Desarrollemos una industria tecnológica que sea líder mundial en los temas que decidamos. Desarrollemos capacidad de I+D que permitan responder a las necesidades y desafíos que nos impondrá el siglo XXI y esta nueva normalidad que enfrentaremos.

Los invito a mirar el futuro con optimismo y estoy seguro de que más temprano que tarde volveremos a emprender y haremos renacer nuestras empresas de las cenizas que dejará esta pandemia.

Victor Grimblatt Hinzpeter - Presidente AIE

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