Home   +562 2225 0164 info@portalminero.com

Síguenos

Skip to end of metadata
Go to start of metadata

Chile

En 1990 sólo daba cuenta de poco más del 30% del total exportado. Expertos alertan sobre los riesgos para la economía de un metal que no para de subir en los mercados internacionales.

15 de Noviembre de 2010.- En 2005 la euforia se tomó el país cuando el cobre cruzó la barrera de los US$ 2 la libra. Pocos anticiparon que, aun con una megacrisis entremedio, cinco años después el país estaría celebrando que nuestra principal exportación superara esta semana los US$ 4. Tanto es el entusiasmo, que no son pocos los que lo ven incluso en un super rally que lo lleve a US$ 6 por libra.

En términos de la plata que el país va a recibir por este boom, es como haberse ganado la Lotería, pero la fiesta tiene sus bemoles. Hay un riesgo latente, puesto en el debate por economistas como Nicolás Eyzaguirre se ha dicho que se teme que suframos la "maldición de los recursos naturales" si no se toman las medidas adecuadas para capitalizar lo que ganamos con inversión en innovación, educación y tecnología.

O bien que Chile se contagie de la llamada enfermedad holandesa, como ocurrió en Holanda con el descubrimiento de grandes yacimientos de gas, lo que deprimió al tipo de cambio y la competitividad del resto de los productos.

Los datos hacen temer que Chile necesite dosis muy altas de cobre y que nos volvamos por ello "cobreadictos": el cobre ha recuperado un peso importante en las exportaciones; tiene una participación creciente en el PIB y en el presupuesto público.

Hay entonces señales de alerta. En la década de 1970, el 80% de las exportaciones chilenas era cobre. Ese escenario fue cambiando paulatinamente a lo largo de los años, hasta caer en 1992 a sólo el 30% de los envíos al exterior. Por más de diez años se mantuvo en esos rangos, hasta que en 2004 comenzó la escalada al alza del cobre.

Al segundo trimestre de este año, el cobre representaba el 55,6% de las exportaciones chilenas, según cálculos del economista Hernán Frigolett, gerente general de Aserta Consultores. El precio es la variable fundamental. En volumen, la producción se ha mantenido estable entre 2009 y 2010, según el Banco Central.

Banchile inversiones estimó que el 59% de la caída del dólar frente al peso en la actualidad está explicada por el alza del cobre.

"Es altamente probable que estemos en presencia de la enfermedad holandesa", dice el académico de la Universidad Católica, Rolf Lüders. La moneda se aprecia en forma persistente por el aumento de producción o del precio de un bien: "En el caso chileno, el fenómeno lo gatilla el cobre", estima el economista.

Pero no es la única señal de preocupación. La participación del cobre en el producto interno bruto nominal (PIB corriente) se ha triplicado en los últimos diez años, según Frigolett. Mientras a comienzos de la década representaba el 6,2% del PIB nominal, en la actualidad se aproxima a 18%. "Lo que nos retorna el cobre como economía es cada vez más alto", sostiene Frigolett.

El riesgo es que otros sectores comiencen a replegarse: "Cada vez estamos más dependiente de una recesión en China", estima Leonardo Suárez, director de estudios de LarrainVial.

Un tercer factor es el peso del cobre en el presupuesto. Según datos de Aserta Consultores, el 15,7% de los ingresos fiscales provienen del cobre. A un precio más alto, aparece el peligro de los sustitutos del metal, pero en esta coyuntura éstos también han subido de precio.

Un factor que contrarresta la ansiedad es la diversidad de productos que exporta Chile: en 2000, según Prochile, eran 3.776, cifra que se elevó el año pasado a 4.981.

Nuevo escenario

"La evaluación de que dependamos de un solo producto no es buena. Sin embargo, creo que es una nueva realidad con la que Chile tendrá que aprender a convivir", estima Suárez.

Más enfática y mucho más optimista es la visión del investigador de Cieplan y académico de la Universidad de Chile Patricio Meller. Para él, la "maldición de los recursos naturales" en el caso chileno es un temor injustificado. Que lo que está ocurriendo con el cobre chileno es una bendición: nos volvemos más ricos en divisas y el Estado recibe más recursos, lo que evita tener que pagar más impuestos.

Frente a la pérdida de competitividad de otros productos, afirma: "¿Qué culpa tiene el cobre de ello? Eso es asunto de los otros sectores, que tienen que volverse más competitivos. El centro de la discusión es que la productividad de los otros sectores tiene que aumentar mucho más", dice Meller (Economía & Negocios).

Portal Minero

Labels
  • None