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Chile

Nancy Pérez Ojeda, Directora Ejecutiva del ITL.

Salir de la trampa, luces de esperanza del ecosistema de innovación de Antofagasta

martes 24 de diciembre del 2024.- En marzo de este año, tuve el honor de ser parte del equipo que realizó la primera versión de Emerge Chile con el destacado investigador del MIT, Otto Scharmer. Mi motivación principal era comprender en profundidad los procesos de transformación y el desarrollo del liderazgo ecosistémico. ¿Por qué era tan importante?

Creo que a diferencia de otros momentos de la historia de la humanidad, en los cuáles países dieron su salto al desarrollo, la tecnología está avanzando tan rápido y en campos tan relevantes y de alto impacto en las personas, como por ejemplo la inteligencia artificial, que son evidente las tremendas oportunidades, pero también nos damos cuenta de la brecha que tenemos en capacidad de adopción de tecnologías y en la acción colectiva que es necesaria para impulsar las transformación que nos permitan alcanzar un desarrollo sostenible.

Estamos ante un mundo complejo y las formas de operar que nos sirvieron para llegar hasta lo que somos ahora ya no son suficientes, somos conscientes de la crisis climática y el impacto que ella está generando, estamos claros que no tenemos otro camino más que cambiar. ¿Pero cómo logramos un cambio tan profundo y amplio como el que necesitamos como país? La respuesta, sin duda, está en nosotros mismos, en nuestro hacer colectivo, en nuestra capacidad de ponernos de acuerdo y cambiar las formas de operar y relacionarnos.

El gran eje de transformación del momento, de esta era digital, está asociado a la interconexión y en ese entramado de tanto potencial que la ciencia y la tecnología ha hecho posible, debiera fluir más y mejor diálogo, la intención sincera de construcción de futuro que ponga al centro a las personas y la conciencia de que nuestro hábitat, ese que define nuestro comportamiento, está en riesgo. Lo bueno que tenemos los seres humanos, es que somos la única especie que tiene la capacidad de cambiar ese patrón de comportamiento, nuestro sistema operativo en el lenguaje digital. A diferencia, el vuelo en “V” de los pájaros o la inteligencia colectiva de las hormigas es algo propio de esas especies que les permite su supervivencia, pero que no lo pueden cambiar.

Disculpen el largo preámbulo para hablar del ITL y los casi 6 años que han pasado desde que se tuvo la posibilidad de su creación. Finalmente, el Consejo de Corfo ha ratificado la adjudicación al Consorcio ASDIT y regularizado las observaciones realizadas por la Contraloría, con lo cual ya estamos más próximos a partir. Cuando hablamos de transformación, es importante mirar hacia el pasado e identificar aquello que queremos conservar y lo que necesitamos cambiar para avanzar hacia un futuro que nos lleve a resultados distintos. Hacer ese ejercicio con el ITL, lo veo necesario, pero por supuesto es importante hacerlo con la intención de aprender y de mejorar. Lo que dio origen a la posibilidad de un ITL sigue estando, los problemas siguen siendo los mismos, tal vez más críticos en la medida que avanza el tiempo y los plazos para cumplir las metas de descarbonización se acercan.

El ITL es un consorcio de 24 instituciones, universidades, empresas del sector minero, energético y cadena de valor. Un colectivo de personas, perseverantes y comprometidas con los cambios que el país necesita para avanzar en su desarrollo, pero haciendo frente a la crisis climática. Si hay algo que tenemos claro, es que este es un desafío colectivo y que tenemos que aprender a trabajar juntos, y lo estamos haciendo, hemos definido un propósito que nos une, queremos “posicionar a Chile como un líder mundial en el desarrollo y uso de tecnologías limpias, generando capacidades tecnológicas y humanas avanzadas y desarrollando un ecosistema sustentable con foco en minería, energía y cadenas de valor” y tenemos líneas estratégicas que nos guiarán desde la instalación del Instituto hacia la consolidación de su visión.

Hace tiempo que buscamos como salir de la trampa de los países medio, y este proceso sólo depende de nosotros. No hay caminos trazados, sin embargo, espero que el ITL sea un actor relevante del ecosistema de innovación que contribuya con esa luz de esperanza que tanto necesitamos como país. Que esta luz surja en Antofagasta no es menor. Es una región que le ha entregado harto al país y que esperemos deje de ser identificada, sólo como una región minera, y comience también a ser reconocida por su tremenda riqueza natural y por ser la fuente principal de desarrollo tecnológico e innovación que necesitamos para la producción de energías limpias y la transformación de la minería.


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