Chile
Por Jorge Hurtado, experto en mercado eléctrico chileno y consultor senior en AFRY.
Sin embargo, el éxito alcanzado abre hoy un nuevo desafío: ¿cómo integrar de manera eficiente una mayor proporción de energías renovables variables en el sistema? Actualmente, una parte relevante de la producción, principalmente en horas solares, se pierde por falta de demanda que la pueda absorber. En este contexto, y con un marco regulatorio que ofrece certezas, el almacenamiento de energía (en adelante BESS por sus siglas en inglés) se está viendo por la industria como el nuevo gran polo de desarrollo para el sistema eléctrico chileno.
Hoy en día, la base de datos de la programación de la operación del Coordinador Eléctrico Nacional (CEN) considera 1.300MW de proyectos BESS ya en operación, con una duración media de 4.3 horas. A esto se suma un portafolio considerable de iniciativas en construcción y en etapa avanzada de desarrollo, que alcanzan los 5.170 MW/ 4.1horas promedio. Estas cifras reflejan no solo el interés del mercado en esta tecnología, sino también la velocidad con que el almacenamiento se está consolidando como pieza clave de la transición energética chilena.
Paralelamente, el marco regulatorio chileno también está avanzando, donde se destacan importantes hitos, tales como la Ley 21.505 que introdujo el almacenamiento en la regulación, así como las modificaciones al mercado de potencia (DS62) y la propuesta regulatoria sobre Servicios Complementarios. Hoy, las miradas están puestas en las modificaciones que está llevando a cabo el Ministerio de Energía al Reglamento de Coordinación y Operación del Sistema (DS125) que buscan dar señales claras de como el CEN operará estos sistemas, reglamento que tendrá que ingresar a Contraloría los próximos meses.
Uno de los principales ajustes a la regulación actual es que CEN es el encargado de la gestión total del BESS. Hoy en día, los propietarios pueden informar el programa de carga, el que debe ser considerado por el CEN en la programación de la operación. El nuevo DS125 le entrega al CEN la potestad de definir el programa de cargas, buscando optimizar costos y reducir brechas de información que podrían tener los propietarios a la hora de proponer el programa de carga.
También se redefine la lógica del despacho. Hasta ahora existía una dualidad: algunos BESS se incluían en la lista de mérito con costo variable igual al costo de carga, mientras que otros se despachaban por costo de oportunidad; también ocurre que otros simplemente informaban un perfil de generación el que era directamente considerado. El nuevo enfoque unifica el criterio. Todos los sistemas serán despachados bajo esta última modalidad (costo de oportunidad), con un mínimo igual al costo de carga, haciendo una distinción con aquellos que operan en autodespacho (BESS menores a 9MW en distribución). Esto da coherencia regulatoria y mayor certidumbre a los actores del mercado y los inversionistas. Pero el diablo está en los detalles.
Si bien el DS125 avanza en la dirección correcta, será clave analizar la norma técnica, los métodos para calcular ese costo de oportunidad y que limitaciones se aplicarán al cálculo. Es esperable que la metodología sea similar a los embales, donde el costo de oportunidad de cada almacenamiento será igual a la variable dual (o precio sombra/multiplicador de Lagrange) de la restricción del balance energético del BESS del problema de co-optimización que busca minimizar los costos de operación de todo el sistema. Aquí cabe esperar que para un grupo de BESS con la misma duración, la prioridad de despacho la tendrán aquellos con mayor eficiencia.
Otro punto interesante es el caso de los sistemas híbridos, donde se elimina la obligación de priorizar la carga desde la fuente primaria y será el CEN quien optimice la componente de almacenamiento. Aunque hoy no se veía un perjuicio relevante para la operación del sistema, en un escenario donde el almacenamiento crecerá exponencialmente, esta estrategia toma más sentido para minimizar los costos de operación.
El nuevo DS125 es un paso firme hacia un sistema más preparado para el almacenamiento. Ajusta distorsiones, entrega claridad y se alinea con el nuevo escenario del país. Queda por ver cómo se definirán las normas técnicas y los futuros procesos de operación.
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