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Chile

Por Orlando Lara, líder del segmento de Minería, Metales y Minerales en Sudamérica de Schneider Electric.

Producir más con menos: el desafío energético de la minería

miércoles 01 de octubre del 2025.- Pocas industrias tienen tanto impacto en la economía chilena como la minería, y pocas están tan directamente expuestas al dilema energético de nuestro tiempo: ¿cómo seguir produciendo lo que el mundo necesita sin comprometer el planeta en el camino?

La paradoja es evidente. Chile es líder mundial en reservas y producción de minerales como el cobre y el litio -ambos esenciales para la transición energética global-, pero para extraerlos se requiere una enorme cantidad de energía, cuya demanda en el sector minero no hace más que crecer.

De hecho, según estimaciones de Cochilco, la electricidad utilizada por la minería aumentará significativamente en la próxima década, impulsada por procesos intensivos como la desalinización y la concentración de minerales. Es decir, estamos ante un doble desafío: ayudar al mundo a descarbonizarse, mientras descarbonizamos nuestra propia forma de producir, y es ahí donde la energía deja de ser un mero insumo para convertirse en el verdadero corazón de la minería moderna.

Hoy no se trata solo de cuánta energía se consume, sino de cómo se consume. La eficiencia energética, la electrificación de procesos, la incorporación de energías renovables y la digitalización ya no son apuestas tecnológicas, sino decisiones estratégicas. Automatizar operaciones, anticipar fallas y reducir consumos es una necesidad concreta para seguir siendo competitivos y responsables; pero también hay una dimensión social ineludible: la energía (en su uso responsable) se ha vuelto un pilar para la sostenibilidad del sector. Las comunidades exigen procesos más limpios y las nuevas generaciones de inversionistas miran con lupa los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Una minería que no se preocupe por su huella energética, hídrica y de carbono, simplemente perderá su licencia social para operar.

La buena noticia es que Chile tiene una posición privilegiada para liderar esta transformación. Nuestra matriz energética es cada vez más limpia, con casi un 70% de generación renovable, y la minería ya proyecta abastecerse en un 80% con este tipo de fuentes para 2026. Tenemos el conocimiento, la infraestructura y la voluntad para convertirnos en un referente global de minería verde. Eso sí, este camino no se puede recorrer en solitario. La transición energética minera necesita colaboración profunda entre gobiernos, empresas, proveedores tecnológicos, comunidades y la academia. Ya existen actores que están trabajando en esta línea, como algunas compañías que proveen soluciones de automatización, eficiencia y electrificación para las faenas, pero el gran salto no será solo técnico, sino cultural y colectivo.

Desde Schneider Electric comprendemos la magnitud de este desafío y lo abordamos desde una perspectiva integral que combina tecnología, innovación y responsabilidad socioambiental.

Este enfoque ha sido reconocido internacionalmente, y recientemente fuimos destacados como la empresa más sostenible del mundo por la revista Time, Corporate Knights y la firma Statista, convirtiéndonos en la única organización en alcanzar ese primer lugar en dos ocasiones. Más allá del reconocimiento estos logros refuerzan nuestro compromiso de seguir contribuyendo, junto a la industria, a una minería más eficiente, resiliente y sostenible.

En definitiva, la energía ya no es solo un recurso que la minería consume, sino un habilitador clave de su evolución hacia modelos más sostenibles y competitivos. La forma en que Chile aborde esta transición energética será fundamental para fortalecer su liderazgo en el sector minero, además de poder consolidarse como un actor comprometido con los desafíos globales de la sostenibilidad.


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