José Luis Barroilhet, socio de Spencer Stuart.
La creciente necesidad de energías limpias ha llevado a una mayor demanda de los llamados “critical minerals” (minerales críticos), insumos esenciales para paneles solares, baterías y motores eléctricos. Países productores como Canadá, Australia y Argentina han avanzado rápidamente en la creación de leyes e incentivos para el desarrollo de industrias relacionadas con estos insumos. Por ejemplo, los canadienses impulsaron una sola iniciativa que busca fortalecer los lazos comerciales con los países aliados, a la vez que empujan un crecimiento económico y sostenible que combina la protección del medioambiente y un sano relacionamiento con comunidades, tanto rurales como indígenas.
Por otro lado, los países consumidores de “critical minerals” han implementado medidas para simplificar el intercambio comercial y estimular la descarbonización. Estados Unidos está llevando adelante un trabajo que incluye iniciativas para controlar la inflación e incentivar la inversión extranjera. Por su parte, la Unión Europea ha enviado a sus principales líderes a refrescar acuerdos con los países productores y las empresas a nivel global están lanzadas en una carrera por asegurar el abastecimiento de estos insumos críticos. Como vemos, el mundo entero está con los ojos en este tema, porque la descarbonización es una de las medidas más efectivas para enfrentar el cambio climático.
Pero, ¿qué pasa en Chile? El anuncio de la nueva política del litio es un gran avance y se ha transformado en un tema prioritario. Las múltiples reacciones para contribuir en su mejora son un reflejo de que estamos todos de acuerdo en que es una política estratégica y que puede ser muy lucrativa. Chile necesita recursos para solucionar problemas crónicos de salud, seguridad, previsión y educación. No podemos dejar pasar esta oportunidad y desechar los dividendos que podría dejar una política adecuada para explotar el litio y otros minerales críticos.
Entonces, el Senado tiene tres grandes y urgentes desafíos. Primero, integrar más, ya que no están todos los recursos. Las tierras raras, el cobalto, el níquel y el cobre, por nombrar algunos insumos, son igualmente importantes, y el trabajo del Estado puede simplificar mucho su desarrollo. Para ello, adoptar medidas proinversión, tener régimen de impuestos e incentivos, desarrollar empresas locales y fomentar la transferencia tecnológica, entre otros, serán asuntos fundamentales.
Adicionalmente, viene una conversación más profunda sobre el modelo de negocios y si este tema debería quedar en la ley. Por ejemplo, quizás que nos hemos apresurado en tratar al litio de los salares como un negocio minero y replicar el modelo basado en la explotación al costo más bajo y la exportación del producto inicial de la cadena productiva (el concentrado). Si ese fuese el caso, Enami y Codelco van a aportar mucho valor.
Pero la explotación de salares (y sobre todo su concentración subterránea) también se parece al negocio petrolero, porque se requieren pocas perforaciones profundas para acceder al recurso y porque gran parte del valor y del know-how están en la refinación y proceso más allá de la extracción. Lo mismo para las tierras raras y el trabajo de recuperar metales desde los relaves. Otra explotación y otras posibilidades de modelos de negocios y de propiedad.
El tercer gran tema va a estar en cómo articular la cooperación entre lo público, lo privado y las comunidades para que sea “win-win-win”. Después de estos últimos 40 o 50 años de la gran minería del cobre hemos aprendido que las comunidades son absolutamente esenciales. Hoy, no es posible desarrollar ningún proyecto sin que las comunidades apoyen el negocio e inviten a las empresas a explorar y operar en los territorios. Aquí hay espacio para que Enap, Corfo, Fundación Chile, Sonami y el Consejo Minero, por nombrar a algunos, aporten con las estrategias de innovación e integración que han venido desarrollado para todos estos actores.
Como todo proceso de cambio y crecimiento no vamos a estar exentos de errores y de dolores. Pero Chile no puede perderse esta oportunidad y el mundo necesita que luchemos contra el cambio climático.
viernes 16 de junio del 2023
Adoptar medidas proinversión, tener régimen de impuestos e incentivos, desarrollar empresas locales y fomentar la transferencia tecnológica, entre otros, serán asuntos fundamentales.
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