La industria minera busca implementar autonomía en sus procesos para capturar valor, mediante el aumento de la productividad de los equipos y el mejoramiento de la eficiencia en la planificación del negocio.

Este es en un salto tecnológico, económico y técnico, pero también genera un desafío cultural significativo por la disciplina operacional y la integración de especialidades requeridas. Por lo mismo, son múltiples las variables operacionales que condicionan la captura de valor de una operación autónoma y las inversiones involucradas.

Sin embargo, los esfuerzos y estudios deberían establecer estrategias de intervención operacional ante el contexto de cada negocio en particular.

El despliegue en la industria minera de la autonomía es de carácter mundial, los pioneros han sido Chile y Australia (2010) y la tecnología ha sido desarrollada en Estados Unidos, presentando hoy despliegues en otros países como Brasil y Perú. Existen operaciones que se encuentran con la tecnología implementada, otras en ingenierías y otras en pilotaje a la espera de validar los resultados para escalarla en sus operaciones.

En la actualidad, las competencias multidisciplinarias de los equipos de cada operación y proveedores marcan la velocidad en la ruta de implementación en la minería. Por ello es clave contar con personas con experiencia en proyectos de este tipo y con nuevos profesionales para aumentar las capacidades con proceso de entrenamiento en tecnologías y métodos de operación con autonomía.

Para implementar la autonomía en los distintos sitios, se han resuelto diferentes tipos de problemáticas entre las que podemos encontrar: capacidades de cobertura comunicacionales, continuidad de monitoreo y posicionamiento de equipos, condiciones y comportamientos de los activos y protocolos operacionales ante la nueva dinámica de operaciones.

Es así como los primeros proyectos (Chile 2010) tenían el desafío de implementar la tecnología, además de mayores dificultades para capturar el valor del aprendizaje. Sin embargo, actualmente los proyectos en pilotaje y en escalamiento se encuentran en una posición de conocimiento más acabado y con más probabilidad de atender los puntos claves que permitan entregar valor al negocio con esta tecnología.

La disponibilidad y confiabilidad, que se traduce en la continuidad operacional, incide en el rendimiento de los equipos, el cual va a estar determinado también por las condiciones del sitio/equipos y de la disciplina de los equipos en la identificación y gestión de desviaciones para finalmente consolidar aprendizaje.