Chile
El lanzamiento convocó a diversos actores de la industria en el GAM y cerró con un panel de discusión en el que expertos y expertas abordaron los retos asociados a la innovación, gobernanza y proyección internacional del sector nacional.
jueves 11 de septiembre del 2025.- La minería es uno de los pilares más sólidos del desarrollo económico de Chile, aportando más del 40% de los ingresos fiscales y consolidando al país como una potencia mundial en la producción de cobre, su principal producto de exportación.
Sin embargo, en la última década ese dinamismo se ha visto frenado por la caída sostenida de la inversión exploratoria en proyectos greenfield, la creciente complejidad y extensión de los permisos, y la baja inversión en innovación, factores que han reducido la competitividad de Chile frente a países que avanzan con mayor rapidez en atraer capital y desarrollar nuevas tecnologías.
En este contexto, el Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco) presentó en el GAM, 21 propuestas con miras al futuro del sector, contenidas en el documento “Reforzar lo que funciona, transformar lo que limita: Un nuevo impulso de crecimiento para Chile desde la minería”, iniciativa que busca recuperar una mirada estratégica de mediano y largo plazo, capaz de alinear esfuerzos público-privados en torno a metas concretas.
“El desarrollo de otros distritos mineros en el mundo seguirá avanzando y los capitales seguirán su rumbo natural en función del atractivo que tenga cada país, lo cual no es controlable. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es mejorar el atractivo local para atraer las mejores inversiones a Chile, además de potenciar nuestra participación en el desarrollo de proyectos en el extranjero, ya sea como productores o a través de los servicios de empresas proveedoras que exportan y se internacionalizan, aprovechando el know-how desarrollado por décadas. Chile es y seguirá siendo minero”, precisó el director ejecutivo de Cesco, Jorge Cantallopts.
El informe proyecta que el país puede alcanzar una producción de 6 millones de toneladas de cobre fino en cinco años y superar los 6,5 millones en la próxima década, avanzar hacia el millón de toneladas de litio en un plazo de diez años, duplicar el número de proyectos de oro, consolidar la producción de hierro por sobre los 10 millones de toneladas anuales y habilitar nuevos proyectos en minerales emergentes como tierras raras y cobalto. Todo ello acompañado del desafío de duplicar cada cinco años la exportación de proveedores y conocimiento minero.
Las propuestas se estructuran en tres ejes centrales. El primero busca atraer inversiones de calidad para reactivar la minería, con medidas como un seguro de invariabilidad tributaria y nuevos incentivos a la exploración. El segundo plantea fortalecer la institucionalidad mediante la modernización de organismos como Sernageomin y Cochilco, la consolidación de la Política Nacional Minera 2050 y reformas en la gobernanza de Codelco y Enami. Finalmente, el tercer eje se enfoca en impulsar la innovación y la transformación productiva, proponiendo destinar parte del Royalty Minero a I+D y establecer una Estrategia Nacional de Innovación que aborde minería subterránea, litio, procesamiento de sulfuros, relaves y economía circular.
Tras la presentación del documento, se llevó a cabo un panel de discusión con destacados referentes del sector, quienes analizaron el impacto de las propuestas y su viabilidad. Entre ellos, la académica y directora de la UdeC Santiago, Marcela Angulo, subrayó que el rol de la minería en la transición energética exige una estrategia con metas claras, mecanismos de seguimiento y gobernanza sólida. “Contamos con lineamientos de largo plazo, como la Política Nacional Minera 2050, fruto de un trabajo colectivo ampliamente difundido, pero aún carecemos de un plan de acción concreto que permita maximizar la captura de valor de nuestros recursos”, señaló.
En esa línea, destacó la experiencia de sectores emergentes como el hidrógeno verde, que han avanzado en métricas y seguimiento, y llamó a trasladar ese aprendizaje al mundo minero. También advirtió la necesidad de agilizar los permisos, recordando que el 70% de los plazos corresponden a trámites sectoriales: “La nueva ley de autorizaciones sectoriales debería priorizar la cartera de inversión minera —estimada en 82 mil millones de dólares por Cochilco— y convertirse en un plan piloto que permita modernizar la regulación, eliminar duplicidades y generar mayor agilidad”.
Por su parte, el ex biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, destacó la pertinencia de las propuestas, estando de acuerdo en la mayoría de estas. Sin embargo, hizo un llamado a poner énfasis en la necesidad de evaluar el impacto real de los recursos destinados a investigación y desarrollo (I+D). “Antes de pensar en nuevos planes, debemos asegurarnos de que los fondos que ya se invierten en I+D generen un efecto concreto en la industria. Chile cuenta con una masa crítica y muy talentosa en sus universidades, pero aún existe una brecha en cómo se vinculan con las empresas y el sistema productivo. Ese es el espacio que debemos mejorar si queremos que la innovación realmente impulse la minería”, sostuvo.
Dentro de la conversación, la directora de Estudios de la consultora Vantaz y directora de Cesco, Daniela Desormeaux, hizo el punto de ver a los relaves como un activo más que como un pasivo, siendo un principal factor de preocupación que debe tener Chile y el rol del capital humano para definir el futuro de la minería. En tanto, el sociólogo y analista político, Alberto Mayol, abordó que la oportunidad de Chile radica en la sinergia entre minería y energía, que todavía no logra desplegar todo su potencial, pese a contar con ventajas competitivas, pero requiere avanzar en una estrategia de mayor articulación regional y proyección internacional de su industria de proveedores mineros.
La conversación permitió contrastar visiones desde la política pública, la academia y la industria, poniendo sobre la mesa los desafíos urgentes para reposicionar a la minería chilena como motor de desarrollo sostenible y competitivo.
Durante la presentación, Cesco enfatizó que este conjunto de medidas no sólo busca asegurar mayor competitividad y dinamismo para la minería, sino también aportar a la transición energética global, fortalecer los encadenamientos productivos y generar mayor valor compartido para el país.
Para más información y revisión de propuestas aquí.
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