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Chile

Informe de Olade indica que a junio de este año el país contaba con 1.005 MW. Le siguen México y Brasil.

Chile lidera capacidad de almacenamiento de energía en América Latina

miércoles 20 de agosto del 2025.- El almacenamiento de energía emerge como una herramienta estratégica para garantizar la estabilidad de la red, optimizar la infraestructura eléctrica existente, asegurar un suministro confiable y acelerar la transición hacia una matriz energética más limpia y sostenible en América Latina y El Caribe.

Así lo detalla la nota técnica “Almacenamiento de Energía en América Latina y el Caribe (ALC) – Estado Actual, Desafíos y Recomendaciones Estratégicas”, elaborado por la Organización Latinoamericana de Energía (Olade).

Se estima que hasta junio 2025 la región cuenta con una capacidad instalada de almacenamiento de 2,5 GW, sumando proyectos operativos de diferente tipo. El liderazgo lo tiene Chile con un total de 1.005 MW.

Los países que siguen a Chile en capacidad son México y Brasil, y Honduras, que recientemente adjudicó un sistema de 75 MW/300 MWh en 2025.

“A pesar de la vasta abundancia de recursos renovables en ALC como la energía solar, eólica e hidroeléctrica, la integración a gran escala de estas fuentes intermitentes presenta el desafío de la variabilidad de la generación”, destaca el informe.

Al 30 de mayo de 2025 -señala Olade- se reportan en la región, cinco sistemas de almacenamiento en fase de pruebas que abarca tecnologías como las baterías de ion-litio, el bombeo hidráulico y el almacenamiento térmico, permite acumular energía en momentos de baja demanda para liberarla cuando el consumo aumenta o la generación disminuye. Esto resulta fundamental para compensar la intermitencia de fuentes como el sol y el viento, cuya producción depende de factores climáticos y horarios.

Técnicamente, el almacenamiento de energía aporta beneficios significativos, incluyendo la estabilización de la red eléctrica al reducir peaks de demanda, la optimización de la infraestructura al retrasar la necesidad de nuevas inversiones en generación o transmisión, y el fortalecimiento de la seguridad energética al actuar como un respaldo vital en casos de emergencia o cortes de suministro.

“A nivel social, esta tecnología ofrece la posibilidad de llevar electricidad a comunidades rurales e insulares donde la extensión de las redes tradicionales es costosa o inviable, mejorando la calidad de vida y fomentando el desarrollo económico”, explica Andrés Rebolledo, secretario general de Olade.

Barreras por superar

A pesar de estos logros, persisten barreras significativas para la adopción masiva del almacenamiento de energía. Entre los principales desafíos se encuentran los vacíos regulatorios que impiden la plena participación de estas tecnologías en el mercado eléctrico, la falta de incentivos económicos que limitan su rentabilidad, y el acceso restringido a financiamiento debido al alto costo de capital y los riesgos asociados. Asimismo, la escasez de capital humano especializado dificulta la instalación, operación y mantenimiento de estas soluciones.

“Pese a ello, la región cuenta con condiciones excepcionales -dice Rebolledo- para impulsar esta industria, incluyendo la abundancia de recursos renovables, una infraestructura hidroeléctrica adaptable y vastas reservas de minerales críticos como el litio y el cobre”.

Para un despliegue exitoso, el informe de Olade subraya la importancia de estrategias clave. Estas incluyen la definición de marcos regulatorios claros, la provisión de incentivos fiscales y financieros, y el fomento de la inversión en investigación y desarrollo.

La modernización de las redes eléctricas, la formación de talento humano y las alianzas público-privadas también son consideradas esenciales para garantizar que el almacenamiento de energía se convierta en un pilar fundamental de la transición energética regional.

El informe completo se puede descargar en el siguiente enlace.


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