Enrique Molina, director ejecutivo de Expande
martes 12 de octubre del 2021.- En los últimos 25 años, el desarrollo de la industria minera ha experimentado un crecimiento sorprendente. Mientras que en el año 1996 participábamos del 28% del mercado mundial con una producción anual de 3,1 millones de toneladas de cobre mina, en el año 2000 alcanzamos una producción de 4,6 millones, posicionándonos como primer productor mundial de cobre con una participación del 35%.
Los factores que activaron este crecimiento fueron, por un lado, el auge de la exploración geológica que resultó en el hallazgo de importantes depósitos cupríferos de clase mundial, lo que, sumado al boom de la inversión privada y pública en la década de los noventa, logró convertir estos recursos geológicos en reservas mineras. Un segundo aspecto fue el desarrollo tecnológico, caracterizado por la tendencia al gigantismo que permitió disponer de equipos de gran capacidad de carguío, transporte y procesamiento de mineral, maximizando los beneficios que la economía de escala representa en el negocio minero.
Hoy en materia de posicionamiento de mercado, seguimos siendo el primer productor de cobre a nivel mundial, pero con una menor participación (27%) y una producción anual similar al año 2013 (en torno a 5,8 millones de toneladas de cobre fino) a pesar de que en los últimos 7 años se han realizado importantes inversiones, en su mayoría en proyectos brownfield orientados a compensar la caída de leyes.
¿Qué vemos a futuro? Importantes flujos de inversión pública y privada para materializar una cartera de 31 proyectos por un monto total de 65 mil millones de dólares que permitirá incrementar la producción en 27%, equivalente a 7,4 millones de toneladas de Cu mina.
En este contexto, la industria minera seguirá siendo un motor importante de desarrollo y bienestar para el país, donde los proveedores seguirán teniendo un rol importante en la sostenibilidad y desarrollo de nuestra industria y, por ende, podrán optar a grandes oportunidades para convertir sus competencias y desarrollos tecnológicos en una industria global que permita diversificar la matriz productiva de Chile, convirtiendo a nuestro ecosistema en un generador de conocimiento y valor a través de soluciones tecnológicas globales.
Es precisamente este el campo de juego de Expande, que desde 2017 ha focalizado sus esfuerzos en tres pilares fundamentales: escalamiento comercial, desarrollo de capacidades y la innovación abierta como vehículo para facilitar el match entre la oferta y la demanda.
En los últimos cuatro años (2017-2020) ya son más de 200 desafíos tecnológicos que hemos lanzado al ecosistema bajo la metodología de innovación abierta, facilitando 159 contratos de validación e implementación por montos del orden de USD48 millones, más de 1.600 proveedores han participado de las distintas actividades de Expande y prospectado alrededor de 2.300 soluciones tecnológicas. Hoy estamos orgullosos del trabajo e impacto generado, el que no hubiese sido posible sin la participación de todos los actores del ecosistema: Ministerio de Minería, Corfo, Fundación Chile, Corporación Alta Ley, BID-Lab, Antofagasta Minerals, BHP, Codelco, Teck, ahora también Sierra Gorda, así como también de nuestros partners nacionales e internacionales.
Este es solo el inicio de esta ruta que debemos seguir recorriendo junto a nuestros stakeholders, donde la alianza público-privada y la innovación abierta harán realidad una industria más sostenible.
Tenemos grandes oportunidades; capital humano capaz de desarrollar propuestas de valor; una gobernanza sólida y una visión común a nivel país e industria, que hoy nos tiene como referentes. Queremos un ecosistema de clase mundial para una industria de clase mundial y globalizada. Esa es nuestra visión y la invitación a seguir trabajando de manera colaborativa para un Chile más próspero.
Enrique Molina, director ejecutivo de Expande
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