viernes 26 de enero del 2024.- La Inteligencia Artificial (IA) ha emergido como un motor esencial para el crecimiento económico y la competitividad en Chile, reflejando una tendencia global de auge significativo en esta tecnología. Su capacidad para transformar simultáneamente diversos sectores abre nuevas posibilidades para la innovación y la superación de desafíos complejos.

En el ámbito del mantenimiento predictivo, la IA utiliza análisis de datos para anticipar fallas en maquinarias, optimizando el mantenimiento y reduciendo paradas inesperadas. En la cadena de suministro, mejora la eficiencia al analizar grandes volúmenes de datos para la gestión de inventarios y logística. En el sector financiero, automatiza tareas repetitivas, mejorando la eficiencia y minimizando errores.

La adopción ascendente de la IA en empresas chilenas, con un 41% de ejecutivos planificando su expansión, refleja una comprensión clara de que la transformación digital no es solo deseable, sino esencial, con la IA como su columna vertebral. No obstante, entre las promesas de avance tecnológico, surge un desafío impostergable: la necesidad apremiante de una formación más robusta en IA y tecnologías afines para ingenieros y profesionales. Este desafío apunta a la urgencia de un enfoque integral que no solo abrace la innovación tecnológica sino también la capacidad organizativa de adaptarse a este cambio de paradigma.

Con el fin de potenciar aún más este cambio de paradigma, la investigación y la innovación deben ser fomentadas mediante incentivos y colaboraciones estratégicas. Dada la vertiginosa evolución de la IA, las regulaciones deben ser adaptables y estar en constante actualización para enfrentar los desafíos emergentes.

En el panorama regulatorio, la necesidad de equilibrar innovación y control se vuelve crítica. Se requiere un marco gubernamental claro que aborde no solo la privacidad y la seguridad de datos, sino también la transparencia en algoritmos, asegurando así un desarrollo ético de la IA.

Todos debemos prepararnos para esta nueva era, lo que implica la adopción de tecnologías avanzadas y un enfoque de estudio permanente, porque la tecnología avanza constantemente y los seres humanos no podemos quedarnos atrás. En este impulso obligado, las regulaciones gubernamentales deben buscar robustecer la innovación de carácter tecnológico, inyectando más y mejores recursos para la formulación de proyectos e iniciativas que vinculen a la academia con la industria; porque es esta relación virtuosa la que podrá generar nuevas oportunidades y frutos para la sociedad chilena. Dado el rápido desarrollo de la IA, las regulaciones deben ser adaptables y actualizarse continuamente para enfrentar nuevos desafíos.