martes 23 de enero del 2024.- Un nuevo año comienza y la minería nacional vuelve a entregar indicios de ser nuevamente una actividad que será el faro económico y de desarrollo social de Chile como ha sido durante muchos años.

Basta revisar indicadores y acciones impulsadas por el sector para constatar lo anterior, como por ejemplo, las gestiones realizadas para materializar sus proyectos con uso eficiente de agua e instalación de plantas desaladoras, monitoreo permanente de emisiones de material particulado, control de ruido, metas sobre emisiones de gases de efecto invernadero, compra de energía renovable para sus faenas, automatización y relacionamiento comunitario, entre otras. Sin embargo, a medida que la tan necesaria transición energética avanza a pasos agigantados, el rol de la minería se acrecienta con el fin de suministrar los minerales críticos y necesarios para cumplir este gran desafío.

Bajo este contexto, emerge la gestión de criterios ESG (por sus siglas en inglés) en la minería y la necesidad de comprender que más allá de cumplir con una regulación o mirar esto como una obligación, es necesario asimilar las ventajas que un buen desempeño de dichos criterios puede generar en una empresa minera en el mediano y largo plazo.

Precisamente, hace algunas semanas surgió una serie de desafíos ESG para la minería en América Latina de parte de una mesa redonda privada organizada por el Center on Global Energy Policy de la Universidad de Columbia SIPA, en asociación con Columbia Global Center Santiago y el Centro Empresa y Sociedad de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez en Chile.

Algunos de los temas relevantes para el desarrollo sustentable de esta industria planteados en la oportunidad, fueron la transición energética, descarbonización, gestión hídrica y gobernanza, de acuerdo a las conclusiones de inversionistas, académicos, empresas mineras, organizaciones multilaterales, expertos en sostenibilidad y stakeholders que participaron del encuentro.

Se trata de lineamientos clave levantados para esta actividad que debieran ser al menos, analizados por el sector, especialmente si consideramos que un buen desempeño en los criterios ESG ayuda a las compañías a acceder a nuevos mercados, expandir los existentes, mejorar sus estados financieros y detectar y manejar riesgos regulatorios, entre otros.

Estudios han revelado que las empresas que desarrollan actividades sociales con las comunidades y son percibidas favorablemente por ellas, tienen mayores facilidades para extraer recursos naturales con menores demoras en sus procesos productivos.

Otro beneficio importante de una buena gestión de estos criterios, es la reducción de costos derivado de la medición y adecuado control de emisiones producto de la exigencia normativa. Lo que no se mide no se sabe.

A lo anterior se suma la reputación, que es otro riesgo que las compañías miran de cerca. Los consumidores cada día están dispuestos a pagar un mejor precio por bienes y servicios con mejores índices ESG.

En definitiva, es indiscutible que este será un desafío clave para 2024 y que aquellas compañías que lo incorporen durante el actual ejercicio y avancen en esta dirección, serán premiadas por los mercados y la comunidad.