Chile
Los proyectos de H2V concretan avances en el país, principalmente, a través de la producción de amoníaco verde y metanol. Pero, según expertos, aún deben generarse condiciones para impulsar su escalamiento y así aportar a la descarbonización.
miércoles 22 de marzo del 2023.- Al hidrógeno verde (H2V) se le ha llamado el “combustible del futuro” o la “energía del futuro”. Y, a nivel local, además, se le considera un catalizador del proceso de transición energética que impulsa Chile camino a una lograr una matriz eléctrica más limpia y sustentable, con miras a alcanzar la carbono neutralidad al año 2050 y a cumplir los compromisos internacionales asumidos en materia de cambio climático.
¿En qué fase de avance está su desarrollo en Chile? A continuación, expertos de distintos sectores ahondan en las proyecciones que tiene para nuestro país, la relevancia de su aporte en cuanto a la descarbonización y qué faltaría para concretar un despegue mayor.
Marco Vaccarezza, líder en Desarrollo de Negocios de Fraunhofer Chile, comenta a Revista Electricidad que al hablar de H2V se hace referencia a una cadena de valor que incluye una serie de procesos concatenados, “desde que se produce el hidrógeno a partir de fuentes renovables, hasta que se consume y se utiliza en usos o aplicaciones finales”. Es decir –agrega el experto–, no se trata solo de producir el H2V sino saber en qué se va a utilizar. Y, junto con ello, tener donde transportarlo y almacenarlo.
“El hidrógeno es una molécula muy flexible que puede usarse de muchas maneras. Ahí están las grandes posibilidades y ventajas, pero al mismo tiempo los desafíos”, destaca Vaccarezza.
En efecto, el hidrógeno (H2) es un elemento muy abundante en la naturaleza. A escala industrial se obtiene a través de electrólisis, proceso en el cual se aplica electricidad al agua para dividir la molécula de H2O en hidrógeno y oxígeno.
Actualmente, el 95% del hidrógeno que se produce en el mundo es generado usando gas natural, petróleo o carbón como fuente de energía, con la consecuente emisión de altas cantidades de dióxido de carbono (CO2). Por ello, el producto de este proceso es el denominado “hidrógeno gris”. No obstante, al utilizar energía renovable para efectuar la electrólisis, el resultado es lo que se denomina “hidrógeno verde” –o renovable, como prefieren llamarlo algunos expertos–, debido a que no existen emisiones de CO2 durante su producción.
Combustible sintético
En noviembre de 2020, el gobierno anterior presentó la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, estableciendo tres objetivos principales: producir el H2V más barato del planeta para 2030, estar entre los tres principales exportadores para 2040 y contar con 5 GW de capacidad de electrólisis en desarrollo al 2025. Paralelamente, desde el sector privado la industria también comenzó el impulso a esta industria, por medio del impulso a las primeras iniciativas de inversión.
En mayo de 2021, Haru Oni, en la región de Magallanes, se transformó en el primer proyecto de H2V aprobado ambientalmente en Chile. Pertenece a HIF Global y cuenta con la participación de Enel, Siemens y Porsche.
La iniciativa consiste en la construcción de una planta demostrativa para la producción de combustible sintético –o e-fuel– elaborado a partir de hidrógeno verde, el cual a su vez se obtiene de energía renovable. La instalación se ubica en el sector de Cabo Negro, al norte de Punta Arenas, y utiliza suministro eléctrico proveniente de un aerogenerador de 3,4 MW provisto por Enel Green Power. Además, posee un electrolizador de 1,25 MW.
En diciembre, se dio inicio oficial a la producción de e-fuel, en una actividad que contó con la presencia del ministro de Energía, Diego Pardow. En la oportunidad, se cargó un vehículo Porsche 911 con gasolina sintética, para graficar la aplicación que se espera dar al combustible en el futuro.
En la fase piloto se espera que la planta produzca 350 toneladas de e-metanol y 130.000 litros al año de gasolina sintética.
Según explica Marco Vaccarezza, en el proyecto Haru Oni se utiliza el hidrógeno producido a partir de energía eólica para sintetizar el metanol y después transformar el producto resultante en combustible sintético. “El metanol es un alcohol básico y después, mediante etapas de purificación adicionales, se obtiene una bencina sintética”, indica.
Para conseguirlo, detalla el experto, se sintetiza una molécula de CO2 que se captura desde la atmósfera. “Así, se combinan las dos moléculas, las de CO2 y H2, y mediante varios procesos químicos se sintetiza el combustible”, precisa el especialista de Fraunhofer Chile.
Así, se obtiene un combustible carbono neutral, por lo cual a este producto también se le denomina e-fuel. De ahí su importancia y proyecciones como aporte para alcanzar la carbono neutralidad.
Marco Vaccarezza detalla que, en etapas posteriores del proyecto, la fábrica automotriz europea tomará el combustible sintético y lo inyectará directamente en los motores de combustión de sus vehículos.
Escalamiento necesario
Desde HIF Global, la gerente general, Clara Bowman, comenta que “los primeros litros de gasolina sintética que celebramos en diciembre son el primer paso de una industria que necesita escalar para ser un aporte concreto a la descarbonización del planeta. Es una solución aquí y ahora y queremos seguir avanzando con diálogo con las comunidades y las autoridades”.
La ejecutiva añade que 2023 será clave para consolidar la alianza público-privada que se requiere para el despegue de la industria. “Chile solo podrá aprovechar la oportunidad que supone el hidrógeno verde y sus derivados si es capaz de escalar los proyectos para hacerlos competitivos a nivel global”, recalca.
Fuente: https://www.revistaei.cl/
Deja un comentario