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Chile

Por Renato Quiroz, gerente comercial de minería e industria en Coasin Logicalis.

“Las minas subterráneas son el futuro de Chile”: ¿hacia dónde avanza la explotación minera?

martes 07 de octubre del 2025.- La realidad del primer productor mundial de cobre es desafiante. La minería chilena está inmersa en un punto de inflexión, mirando hacia las profundidades de la tierra como el horizonte de su futuro. Con eso también la adopción de tecnologías para seguir fortaleciendo su eficiencia, seguridad, sustentabilidad y productividad. Particularmente en una era que requiere de minerales críticos para la transición energética.

Según Statista, tres de las diez minas de cobre con mayor capacidad a nivel global se hallan en Chile. Por lo que el país tiene un rol protagónico para la descarbonización mundial, sin perjuicio de retos y desafíos para responder a una demanda creciente.

La transición energética y la electromovilidad sostienen una demanda creciente y estructural de cobre, lo que refuerza el rol estratégico de Chile como principal productor mundial. Sin embargo, una parte significativa de los yacimientos a rajo abierto del país se encuentra en etapa de madurez, lo que ha traído consigo una disminución progresiva en la ley del mineral y un aumento del strip ratio. Este fenómeno obliga a remover volúmenes cada vez mayores de material estéril para obtener una misma cantidad de cobre fino, con un impacto directo en los costos unitarios de producción (C1 y C3), aumento del consumo de energía y en la huella ambiental de la minería.

La migración hacia la explotación subterránea emerge así como una respuesta tanto técnica como estratégica. Este modelo permite acceder a sectores más profundos con mejores leyes, optimizar la relación mineral/estéril, reducir la superficie de impacto y prolongar la vida útil de los yacimientos. No obstante, la transición no está exenta de desafíos: implica mayores inversiones iniciales en infraestructura, el desarrollo de tecnologías de sostenimiento y ventilación avanzadas, y una mayor complejidad en la gestión de seguridad operacional.

En un contexto de demanda sostenida y creciente presión por estándares de sostenibilidad, la reconversión de faenas de cielo abierto a subterráneas se proyecta como un eje clave para mantener la competitividad de Chile en el mercado global del cobre, al mismo tiempo que se avanza hacia una minería más eficiente, resiliente y sostenible en el largo plazo.

Si queremos mantenernos como líderes y concentrar la mayoría del mercado mundial, hay que hacer las cosas de manera distinta. Perú, por ejemplo, tiene proyectos nuevos con mano de obra más barata, lo que hace que el costo operacional sea menor. Por lo tanto, en un continente tan competitivo en materias primas como es el nuestro, hay que ser agresivos en innovación.

Observabilidad: un activo cada vez más crítico

Dentro de los servicios gestionados que están requiriendo las mineras en Chile, uno de los más cruciales y en constante crecimiento tiene que ver con la observabilidad. Esta se define como la capacidad fundamental de entender el estado interno de los procesos y sistemas operativos de una empresa minera a través del análisis exhaustivo y en tiempo real de métricas, registros (logs) y rastreos (traces).

En este sentido, el Internet de las Cosas (IoT), la integración de sistemas de procesos y control automático, así como la sensorización avanzada juegan un papel indispensable. La implementación de miles de sensores interconectados a lo largo de toda la cadena de valor minera — desde la maquinaria pesada en el subsuelo hasta los sistemas de procesamiento en superficie— permite la recolección masiva y constante de datos.

Estos datos, que incluyen información sobre el rendimiento de los equipos, el consumo energético, las condiciones ambientales (temperatura, humedad, calidad del aire), la ubicación de los vehículos, el estado de las perforaciones y la composición del mineral, son la base para una observabilidad efectiva.

La minería es un rubro riesgoso, por lo que tener visibilidad resulta crítico. La observabilidad, por tanto, no solo es monitoreo, trasunta en predicción y prevención de problemas para mejorar la seguridad y eficiencia operativa, optimizar la producción, reducir costos operativos, facilitar la toma de decisiones estratégicas y aumentar la vida útil de los activos.

De esta manera, la minería chilena transita un punto de inflexión, donde la profundización de las faenas más la observabilidad, potenciada por el IoT, integración y la sensorización, están construyendo el futuro de la minería en Chile, permitiendo operaciones más inteligentes, seguras, eficientes y sostenibles.


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