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Martín Tavil, director ejecutivo para la Industria Minera de Accenture Chile

Martín Tavil, director ejecutivo para la Industria Minera de Accenture Chile

lunes 25 de enero del 2021.- La crisis del Covid-19 ha abierto los ojos de la industria minera a nuevas formas de operar, con las empresas ajustando los horarios de trabajo y las cadenas de suministro y, sobre todo, pasando al trabajo a distancia. Estos esfuerzos han sido críticos, y muchos los ven como la nueva forma de operar del sector. Sin embargo, son sólo un primer paso en lo que la industria necesita hacer para construir la resiliencia a largo plazo.

Al mirar hacia el futuro, Accenture y el World Economic Forum identificamos tres nuevas realidades que están emergiendo entre las empresas mineras producto de la pandemia y que probablemente formen parte del mundo post-Covid:

1. Un grupo cada vez más amplio de stakeholders:

Los accionistas continuarán siendo un grupo clave, pero otros grupos están aportando más influencia a la industria. Por ejemplo, las mineras tendrán que adaptarse a la evolución de las políticas comerciales de los gobiernos; a los estímulos e incentivos fiscales; y a los requisitos de descarbonización. También tendrán que ser conscientes de los cambios en el sentimiento de los consumidores.

Históricamente, la industria minera no ha estado especialmente cerca de los consumidores finales, pero sus opiniones serán importantes por dos razones: En primer lugar, el sentimiento de los consumidores es una especie de indicador principal de las futuras preferencias por los productos, y es probable que se vaya incluyendo los materiales que van en esos productos. En segundo lugar, esta mayor atención de los consumidores crea una oportunidad para que la industria construya su marca entre los consumidores finales y acceda a los datos de ellos para mejorar su capacidad de predecir la demanda.

En general, las empresas mineras deberían pensar más detenidamente en la experiencia que proporcionan a todos los tipos de stakeholders, incluidos no sólo los accionistas y los consumidores, sino también los empleados, las comunidades, los grupos indígenas y los ecologistas. Cambiar la experiencia general para toda la gama de stakeholders permitirá la resiliencia a medida que las empresas se adapten a un futuro cambiante, en el que los materiales tal como los conocemos pueden dejar de existir y la neutralidad total del carbono a lo largo de la cadena de suministro es un requisito, no una sugerencia.

2. El propósito y la responsabilidad empresarial:

La actitud de los inversores está cambiando. Ahora están mirando más allá de los resultados financieros y consideran factores como la sostenibilidad, la responsabilidad social y la transparencia. Esta es una ola creciente que las empresas mineras deben comprender y gestionar. Tanto la sostenibilidad como la responsabilidad social son cada vez más importantes para los consumidores finales, y es muy posible que el Covid-19 haya acentuado su sensación de que la acción colectiva es fundamental para hacer frente a los desafíos a gran escala, una opinión que podría traducirse en mayores expectativas para las empresas en términos de ESG (Environmental, Social and Governance). A medida que trate de crear resiliencia, la minería tendrá que equilibrar este tipo de tensiones o de lo contrario dejará de existir en el statu quo. El riesgo para la reputación está en juego, lo que a su vez amenazará la estructura organizativa, la demanda, la financiación y las operaciones.

3. Mayor importancia de la tecnología digital:

Las empresas deben crear las plataformas y los ejes tecnológicos que les permitan estar más automatizadas, orientadas a los datos, eficientes, sostenibles y flexibles. Aquí, un enfoque en el uso de la automatización y la IA para aumentar la resiliencia de la cadena de suministro será especialmente crítico. Además, a las empresas mineras les queda un largo camino por recorrer para romper los silos a fin de optimizar las operaciones en toda la organización, y la tecnología digital puede ser un factor clave en ese esfuerzo.

El concepto de «propósito» será de importancia crítica en los próximos años, ya que impulsa el rendimiento mediante el empoderamiento y la dinamización de los empleados, permitiendo el impacto en los consumidores y los clientes, y desbloqueando el acceso a nuevas inversiones. El propósito será clave para dar prioridad a las iniciativas que se centren en las cosas correctas mientras fomenta la confianza en la tecnología digital. Sin transparencia e información, las empresas no serán responsables de sus acciones. Durante una pandemia mundial, en la que cada movimiento es importante, la rendición de cuentas de las personas y las empresas es más fundamental que nunca. El propósito tendrá que estar incorporado en el día a día del negocio, desde la planificación y la producción hasta el mantenimiento y el servicio, e incluso los sistemas de inteligencia artificial que ayudarán a dirigir el negocio.

Con la constante volatilidad presente en todo, desde la demanda y la preferencia de los accionistas hasta el clima y la geopolítica, hay una creciente necesidad por resiliencia. Las empresas que han empezado a ser más digitales, sostenibles, flexibles y orientadas a un propósito tienen una ventaja. Otras tienen que empezar a ponerse al día quizás tan rápido como dentro los próximos dos años para no perder su ventaja competitiva. En última instancia, aquellas que no lo hagan es probable que se encuentren atrasadas y se vuelvan cada vez más vulnerables a las disrupciones. La capacidad de recuperación ya no es una opción, sino una necesidad. El momento de avanzar hacia el cambio es ahora.


Martín Tavil, director ejecutivo para la Industria Minera de Accenture Chile

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