Martín Tavil, director ejecutivo para la Industria Minera de Accenture Chile
miércoles 31 de marzo del 2021.- ¿Qué conecta la industria minera, tan anclada en la tierra, con los satélites que orbitan en el espacio? Los datos. Toneladas de ellos. De hecho, la minería es un complemento perfectamente lógico para la industria de los satélites. Los emplazamientos mineros suelen estar alejados y aislados, y la conectividad terrestre básica para la comunicación y la supervisión suele ser débil o inexistente. Las empresas mineras suelen recurrir a las imágenes aéreas y a la geofísica para la exploración, y a los estudios terrestres y con drones para la supervisión de las operaciones. Pero todo esto puede cambiar pronto.
Los satélites y los drones no tripulados pueden proporcionar comunicaciones de banda ancha fuera de la red, imágenes de alta resolución y servicios de geoposicionamiento precisos para ayudar a la minería autónoma. Y aunque el acceso a los satélites era históricamente caro -si es que estaba disponible-, se avecina una avalancha de nuevas y económicas opciones satelitales.
Hasta hace poco, sólo las organizaciones militares de gran presupuesto podían jugar en el ámbito de las imágenes y las comunicaciones por satélite. La industria solía quedarse con las imágenes poco frecuentes de pago por captura de una constelación limitada de satélites, incluidos los satélites Landsat lanzados ya en la década de 1970, o con la costosa y lenta Internet y las comunicaciones por satélite (por ejemplo, Iridium, la empresa de telefonía por satélite que quebró en 1999).
Hoy en día, sin embargo, los costos de lanzamiento a la órbita terrestre baja (LEO) -entre 60 y 1.000 km por encima de la superficie de la Tierra- se han multiplicado por 20. Los costos de construcción de los satélites también han disminuido precipitadamente, al igual que los de la electrónica de consumo. Además, los dispositivos más avanzados de captación de imágenes o de comunicaciones pueden encajarse en paquetes cada vez más compactos. Y los nanosatélites tienen el tamaño de una caja de zapatos y un peso ligero, pero tienen tantas capacidades como los satélites de grandes tamaños de hace tres décadas.
Como resultado de estas tendencias, múltiples satélites aplicables estarán sobrevolando en cualquier momento, y una explosión de ancho de banda 5G fiable estará disponible para que las empresas mineras puedan monitorear y operar sus minas de una manera nunca antes posible. Además, no son sólo los satélites los que podrían sobrevolar. Se están desarrollando sistemas aéreos no tripulados (UAS) de gran altitud con una resistencia ultralarga que podrían recoger rápidamente datos a diferentes altitudes, con la visión final de incluir la estratosfera.
Los satélites podrían transformar la forma en que los mineros y otras industrias remotas hacen negocios, desde la exploración hasta la extracción y la venta final de productos. Las mineras tendrán el control en tiempo real de todos los aspectos de su cadena de valor para aumentar la eficiencia y la automatización, agilizar los informes, mejorar la sostenibilidad y proporcionar sistemas de alerta temprana de incidentes de seguridad y medioambientales.
Aunque el sueño largamente deseado de la minería robótica puede ser, en última instancia, menos intensivo en datos una vez que se logre plenamente, la transición a ese escenario requerirá enormes datos y capacidades semiautónomas para fines de aprendizaje automático. Como tal, la mayor oportunidad para los mineros puede ser el suministro de Internet de banda ancha 5G a las zonas mineras remotas donde el acceso a Internet no suele estar disponible o es poco fiable, lo que les permite aprovechar el análisis de datos en tiempo real, las operaciones remotas y la automatización para operar de manera más eficiente y rentable que nunca.
Para que las mineras puedan aprovechar estas nuevas oportunidades, tendrán que ser capaces de gestionar datos en tiempo real en cantidades muy superiores a las tradicionales. Las nubes públicas podrán almacenar y relacionar toda esta información entre las minas, las plantas, los puertos y los clientes. La inteligencia artificial podrá, en última instancia, ayudar a la supervisión de las minas y a la seguridad in situ mediante la detección de pequeños cambios relevantes en las imágenes. Los centros de operaciones remotas (ROC) podrían utilizarse para gestionar los equipos autónomos operados por satélite.
Las mineras, normalmente acostumbradas a vigilar la tierra a ras de suelo, podrían hacerlo pronto desde 200 km por encima del suelo. Con el 5G y los satélites, el sueño de las empresas mineras de controlar y supervisar las minas a distancia puede estar un paso más cerca.
Martín Tavil, director ejecutivo para la Industria Minera de Accenture Chile
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