Chile
Christian Ruiz-Tagle, gerente de Minería R&Q Ingeniería.
martes 06 de agosto del 2024.- “Satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Esta idea plasmada en el informe “Nuestro Futuro Común” de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo en 1987 se vuelve actual al pensar en una minería sostenible y para el futuro.
Cuando hablamos de minería, todos los que trabajamos en este sector debemos sentirnos parte de su impacto positivo, dado el desarrollo económico que genera. Por ejemplo, estudios muestran que por cada US$100 que la minería aporta a la economía chilena, se generan indirectamente otros US$362. Como proveedores mineros, tenemos mucho que aportar en esta transformación a un futuro más sostenible.
Un cambio cultural, un giro en el propósito en este lado de la ecuación sí tendrá un impacto real: podremos enfocarnos en el bienestar de las generaciones actuales sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras.
Para ello, Chile es un pilar fundamental en desarrollo de la sostenibilidad del planeta al tener los metales que son la base de una energía limpia: cobre y litio. Un auto tradicional utiliza 23 kilos de cobre y uno eléctrico 80 kilos, como explica la Política Nacional Minera 2050 . Un bus convencional usa 68 kilos de cobre y uno eléctrico, 300 kilos.
La minería chilena, en su producción de cobre y litio, es clave para aportar a las soluciones para combatir los efectos del cambio climático y colaborar con la sostenibilidad de las actividades económicas. Sin embargo, ella misma se ve urgida a ser una industria sostenible para no contrarrestar los mismos avances que logra con su uso, cosa que hoy es una prioridad en su estrategia. ¿Qué desafíos tecnológicos debe enfrentar la minería a nivel mundial para llegar a la carbononeutralidad? Es una pregunta base. ¿Cómo sostener una minería sostenible sin reducir la productividad total de factores cuando se complejiza más el escenario productivo minero, sea por causas políticas, económicas, sociales, tecnológicas, medioambientales y legales?
La gestión del agua es uno de los desafíos más significativos que enfrenta la minería chilena. El agua es fundamental para la producción minera y hoy en día el agua de mar desalada es una solución clave para reducir el impacto en las fuentes de agua dulce. La incorporación de plantas desalinizadoras y la reutilización del agua en los procesos mineros son pasos clave que se están dando para el desarrollo de una minería sostenible. Este avance no solo alivia la presión sobre las fuentes de agua dulce, sino que también promueve la adaptación a los cambios climáticos y asegura la disponibilidad de agua para las comunidades locales.
Alcanzar la carbono neutralidad a 2040 es la meta que se ha impuesto el gobierno de Chile, lo que significará que todos los sectores industriales como el minero, deberán poner especial énfasis en incorporar tecnología para responder a este imperativo y responder las dos preguntas anteriormente hechas.
Chile genera solo el 0,25% de las emisiones globales de CO2, pero produce cerca del 30% del cobre mundial. Sin embargo, la minería representa el 21% de las emisiones de CO2 del país y consume el 20% del diésel y el 33% de la electricidad de Chile. Es fundamental continuar con el cambio de prácticas que se han estado llevando a cabo en esta industria, no para detener la producción, sino para hacerlo de manera más sostenible. Este cambio es un imperativo con un impacto significativo tanto ambiental como social.
Todo lo anterior significa un importante desafío para las políticas públicas, la institucionalidad y la misma industria minera para la mejora del bienestar social, económico y ambiental. Es relevante para una minería sostenible que satisfaga el presente sin comprometer el futuro.
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