Viviana Meruane, directora de Programa de Innovación en Manufactura Avanzada (IMA+)
miércoles 06 de mayo del 2020.- Es difícil pensar en el futuro cuando ni siquiera tenemos claro qué ocurre en el presente. Un virus llegó para quedarse, y ha puesto en jaque a la economía mundial y lo que es más terrible, a la vida de millones de personas. Potencias mundiales como China y Estados Unidos ya están sufriendo las consecuencias. En solo cuestión semanas, hemos visto cómo se desploman las bolsas de comercio, se cancelan los vuelos, se cierran los principales comercios y la dinámica de las importaciones y exportaciones, especialmente de materias primas, se han afectado negativamente. Chile no es la excepción.
Citibank ha levantado un Índice de Vulnerabilidad del Covid-19, analizando cuatro variables: crecimiento económico, cadenas de suministro, materias primas y riesgos de volatilidad del mercado externo. Para nuestro lamento, entre los más sensibles a estas variantes están: Chile, Ecuador y Perú, cuyos puntajes en el índice son 100, 98 y 97, respectivamente. Luego están Brasil (66) y Colombia (63), mientras que México es penúltimo, con 27. Quienes dieron a conocer esta información (Citibank) comentaron que, «después de un sombrío 2019, las perspectivas para la región son favorables, pero débiles, ya que la aceleración del crecimiento se basa en la mejora de la confianza para la inversión y el consumo (…) Donde un brote de Coronavirus prolongado traerá otra ronda de rebajas de crecimiento», sostienen. El mismo escenario es el que vaticinan los expertos de Goldman Sachs para América Latina «Las economías más expuestas son Chile, Perú y, en cierta medida, Brasil», dijo Alberto Ramos, jefe de investigación de uno de los grupos de banca de inversión y de valores más grande del mundo. Es un hecho que el virus se ha considerado como el mayor riesgo para la Región, por las bajas en la demanda de materias primas en China, lo que produce una desaceleración del crecimiento económico.
Si bien la dinámica económica cambia día a día a medida que el Coronavirus se esparce, sabemos que el «Gran Confinamiento» actual, según denominó el Fondo Monetario Internacional (FMI), va a producir una fuerte crisis económica. En la presentación de su informe «Perspectivas de la economía mundial» de abril el FMI indica que se trata de la mayor caída en el Producto Interno Bruto (PIB) global desde la Gran Depresión iniciada en 1929.
La gran pregunta es ¿Podemos hacer algo para hacer frente a la tormenta que se avecina? El escenario actual de la pandemia nos plantea importantes desafíos. Hoy muchas tareas podrían hacerse a la distancia, y la tecnología permite la flexibilidad y capacidad para teleoperar y trabajar desde lejos. Esto requiere de un esfuerzo para introducir nuevas herramientas y competencias asociadas a la innovación y el desarrollo tecnológico, siendo al mismo tiempo una oportunidad para realizar los cambios necesarios que las empresas requieren para mejorar su productividad y competitividad. Estamos siendo obligados a avanzar en la senda del desarrollo tecnológico, y quien no adopte los cambios necesarios tendrá serias dificultades en el corto a mediano plazo.
Hoy se estima que los proveedores locales de la minería que exportan productos y servicios basados en conocimiento no superan el centenar, realidad que es posible mejorar si se hacen esfuerzos para el que el desarrollo tecnológico tenga un rol central. Cambiar ese escenario dependerá, en parte, de que seamos capaces de hacer crecer nuestro ecosistema de innovación y vincular de mejor manera los centros de investigación con la Industria, colaborando con proveedores, emprendedores y el sector público.
Se abren tremendas oportunidades, no solo para la minería, sino que también para otras industrias, formando un proceso de desarrollo tecnológico continuo, cuyo ecosistema podría tener un impacto fuerte y positivo en el país. También nos plantea importantes desafíos para quienes tenemos la responsabilidad de ofrecer una experiencia educativa de cara a las necesidades del mundo, que prepare a las nuevas generaciones para ser globalmente competitivos. Sin duda esto requiere de un esfuerzo para introducir nuevas herramientas y competencias asociadas a la innovación y el desarrollo tecnológico, sin descuidar los aspectos fundamentales que como Universidad hemos cultivado.
Viviana Meruane, directora de Programa de Innovación en Manufactura Avanzada (IMA+)
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