Chile
Claudio Soto, director de vertical de Minería e Industria de Coasin Logicalis.
lunes 04 de noviembre del 2024.- La Ley 21.113, promulgada el 24 de septiembre del 2018 y publicada el 1 de octubre de ese mismo año, declaró como “Mes Nacional de la Ciberseguridad”. De un tiempo a esta parte, este tema se ha transformado en una preocupación creciente, como lo demuestran las cifras al respecto.
De acuerdo a la Asociación de Empresas Chilenas de Tecnología (Chiletec), los ciberataques aumentaron un 30% en nuestro país durante la primera mitad del 2024. Hoy, la seguridad cibernética ocupa un lugar tan o más importante que la “real”, pero todavía no se le toma el peso, ya que, según el mismo organismo, 7 de cada 10 pymes no cuentan con medidas adecuadas para proteger sus activos digitales.
Con este panorama, los avances derivados de la mayor conectividad que hay en el mundo van asociados también a importantes desafíos relacionados con la ciberseguridad de las redes y los datos. Cuanto más complejas sean las estructuras, mayores serán las posibilidades de que surjan vulnerabilidades, sobre todo si las compañías no toman acciones concretas.
La industria minera sí parece haber tomado cartas en el asunto. De hecho, esta temática se ha convertido en una de sus principales inquietudes por lo atractivo que resulta ser el rubro para los ciberdelincuentes, dados los altos volúmenes que se mueven y las implicancias que tienen para países mineros como Chile, donde, por ejemplo, esta área aportó aproximadamente el 11,9% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional en el 2023.
En este escenario es donde surge el concepto de “observabilidad”, que permite monitorear el comportamiento de la red en tiempo real para predecir posibles problemas, ya sea en rendimiento, disponibilidad o seguridad. La observabilidad de la conectividad libera valor empresarial, al evitar el tiempo de inactividad, mejorar el rendimiento y mantener servicios que son cada vez más cruciales para la productividad en el campo.
Orquestar estas dinámicas requiere conocimientos tecnológicos muy específicos, lo cual lleva a las empresas a buscar el apoyo de socios especializados. Éste es un factor crítico, ya que, después de todo, el viaje de la conectividad es parte del viaje de transformación digital de la minería, y la capacidad de gestionar y evolucionar entornos cada vez más complejos representa la base de la minería en el futuro.
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