Síguenos
  • Instagram
  • Youtube
  • Linkedin
  • RSS
0 elementos
Chile

Reinaldo Salazar, Gerente de Estudios de Sonami.

Propuestas técnicas siguen acumulándose

martes 23 de septiembre del 2025.- Chile ha sido testigo de una explosión de propuestas técnicas orientadas a destrabar el crecimiento económico. Desde múltiples centros de estudio, gremios, universidades y expertos sectoriales han surgido diagnósticos y hojas de ruta que buscan responder a los principales desafíos que enfrenta el país. Sin embargo, contrasta con una realidad preocupante: no existen espacios donde esas propuestas puedan dialogar entre sí.

Más grave aún: a pesar del volumen y calidad de las propuestas técnicas que se han producido, su recepción institucional ha sido casi nula. El sistema político, en general, ha mostrado una preocupante incapacidad para acoger o activar ese conocimiento disponible. Se acumulan las ideas, pero no se transforman en decisiones.

El problema no es solo la falta de recepción estatal. También hay que mirar hacia el mundo técnico. La fragmentación entre sectores es evidente. Cada institución ha desarrollado diagnósticos potentes, pero en muchos casos aislados: propuestas para el desarrollo minero que no dialogan con los desafíos territoriales, hojas de ruta para infraestructura que no conversan con los cuellos de botella institucionales, iniciativas sobre capital humano que no se articulan con agendas productivas. Es lo que podríamos llamar un ecosistema de “silos sectoriales”: cada uno trabajando por Chile, pero sin mecanismos para coordinar visiones ni construir consensos estratégicos.

Esto no significa que debamos aspirar a una única hoja de ruta o a una agenda común, pero sí parece urgente abrir espacios donde estas miradas puedan encontrarse. Es en ese contexto donde surgen instancias como los encuentros interinstitucionales entre centros de estudio como espacios de conversación honesta, donde se pueden identificar puntos de conexión y donde el conocimiento técnico se vea como una herramienta para destrabar decisiones públicas reales.

Sin embargo, las propuestas siguen acumulándose porque no hay ningún actor gubernamental que esté convocando a mirarlas en conjunto. No existe una instancia oficial donde se sistematicen, prioricen o evalúen. En este escenario, el rol de los centros de estudio cobra todavía más relevancia. No solo deben seguir generando propuestas robustas, sino también asumir el desafío de construir redes de intercambio técnico que trasciendan los sectores y que, ojalá, logren permear el debate público. Porque si el gobierno no lo hace, alguien tiene que hacerlo.

Y aquí surge otro actor clave: los candidatos presidenciales. Si algo cabe esperar del próximo ciclo electoral es que quienes aspiren a gobernar el país sean capaces de recoger las mejores propuestas disponibles. Que no partan desde cero, sino que miren con atención lo que el mundo técnico ya ha pensado. Porque allí hay respuestas y también hay voluntad.

El futuro de Chile se juega en la capacidad de transformar el conocimiento disponible en políticas concretas y sobre todo, en la convicción de que nadie tiene todas las respuestas, pero que entre todos podemos construir algo más sólido, más duradero, más justo.

Si queremos que Chile avance, debemos empezar por conversar. No para eliminar las diferencias, sino para aprovecharlas. Porque en ese cruce de miradas está, quizás, la clave para volver a crecer con dirección.


Share This
X
X