Con el auge de la industria solar fotovoltaica en la región, también surgió la incógnita sobre el destino que tendrían los miles de paneles una vez que sean retirados de las plantas de generación, quedando inutilizados o fuera de rango operacional.

«Proponemos la generación de protocolos y estándares técnicos y económicos para habilitar el mercado de segunda de vida de estos módulos. Con ese objetivo, trabajaremos con las entidades públicas encargadas de implementar las regulaciones en materias de disposición final y seguridad”, explicó sobre el proyecto su directora académica e investigadora, Ingrid Jamett.

Esta innovadora iniciativa es desarrollada por el Centro de Economía Circular en Procesos Industriales y el Centro de Desarrollo Energético de Antofagasta de la Universidad de Antofagasta, en conjunto con el Ministerio de Energía, junto a otros actores públicos y privados, nacionales e internacionales.

«El trabajo a desarrollar -con los actores relevantes en mesas técnicas- traerá beneficios medioambientales y sociales, reduciendo el desperdicio y dando acceso a las comunidades a energías limpias. El material será transferido al Ministerio de Energía, entidad que tendrá la responsabilidad de implementar, actualizar y difundir su uso”, sostuvo María José Riquelme, directora técnica del proyecto.

Además, se realizarán distintas pruebas de pilotaje, tanto a nivel de laboratorio como en terreno.
El aporte público al proyecto alcanza los 119 millones de pesos y su presentación oficial está planificada para la tercera semana de abril de 2022.