María Luisa Lozano – CEO de Asgreen y directora de Minnovex
lunes 27 de enero del 2020.- El movimiento social que comenzó a mediados de octubre del 2019 en Chile nos ha hecho, entre otras cosas, cuestionar los actuales modelos de negocio y las relaciones que se dan entre empresas. Claros ejemplos de este cuestionamiento son las diversas iniciativas que han surgido a raíz del estallido social, como el movimiento de apoyo y visibilización de las PyMes, el aumento voluntario del sueldo mínimo y el incipiente movimiento que apuesta por generar una industria nacional basada en la tecnología y el conocimiento que aporte, a través de una producción sustentable, a mejorar la productividad, la digitalización y por qué no, a la protección del medio ambiente. En este escenario es donde la economía circular toma más fuerza que nunca.
La economía circular no es otra cosa que un sistema económico que busca maximizar el uso de los recursos. Para ello se centra en generar la menor cantidad de desperdicio posible, utilizando energías de fuentes limpias y sustentables y manteniendo en circulación las materias primas mediante su reparación, refabricación o reutilización en forma indefinida. Gracias a esta forma de maximización, que imita los ciclos de la naturaleza, disminuye la necesidad de extracción y procesamiento de una cantidad considerable de recursos naturales que tarde o temprano terminan en la basura.
Desde ese punto de vista, sería fácil pensar que la economía circular no podría estar más alejada de la industria minera, que se basa en la extracción de recursos naturales. Sin embargo, estaríamos equivocados. Sabemos que para las nuevas tecnologías verdes se necesitarán más metales y minerales y que, si bien la minería urbana (recolección y recuperación de metales de artículos usados) cumplirá un rol fundamental, también será necesaria la extracción responsable de una fracción de demanda que no será posible cubrir con la recuperación.
Es en esa extracción responsable donde las compañías mineras pueden aprovechar la oportunidad de generar sinergias y potenciar a los proveedores, especialmente a los de origen nacional. Para que ellos puedan aportar a la circularidad tanto en las etapas de extracción como de procesamiento de minerales, desarrollando modelos de negocio basados en economía circular que aporten tecnología, conocimiento, trazabilidad y sustentabilidad a sus operaciones.
Hace poco se adjudicó el primer centro de economía circular de Chile, el cual, ubicado estratégicamente en el norte del país y reuniendo a diversos actores nacionales e internacionales, tendrá como uno de sus focos a la minería.
Durante enero tuvimos la oportunidad, desde Asgreen, de realizar un taller de economía circular junto a otros socios de Minnovex, quienes descubrieron que pensando circularmente los procesos y modelos de negocio es posible avanzar hacia la economía circular. En este taller se generaron ideas interesantes para desarrollar proyectos que surgen de la asociatividad y complementariedad de los socios, desde encontrar valor a residuos de procesos asociados a servicios de apoyo, hasta formas de mantener en funcionamiento por más tiempo los equipos.
Entonces me permito imaginar, si un pequeño grupo de empresas reunidas en un taller de cuatro horas, logró dar un primer paso hacia la economía circular sin ningún conocimiento previo y sin ningún incentivo más allá que la propia motivación ¿qué podremos lograr si todos, proveedores y mineras trabajamos en forma conjunta y en serio, hacia un Chile circular?
María Luisa Lozano – CEO de Asgreen y directora de Minnovex
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