miércoles 22 de enero del 2020.- Antoine-Laurent Lavoisier (1743-1794), considerado el padre de la química, durante el desarrollo de su célebre teoría de la conservación de la masa, entendió que en la naturaleza «la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma». Esto significa que en la naturaleza se tiende a consumir la menor cantidad de energía y a reutilizar todos los productos generados.

La economía circular toma estos conceptos inherentes a nuestro ecosistema y los lleva a modelos de negocio, sustentables y eficientes, donde todos los flujos de energía y materia son optimizados. Esta tendencia mundial está acorde a los tiempos, donde muchos hemos comprendido que la utilización desmedida de los recursos, está mermando en forma exponencial la posibilidad de preservar nuestro acervo genético o descendencia, además de atentar contra el equilibrio global de nuestro planeta.

Estamos en una época de cambios globales, sin ir más lejos, la crisis social en nuestro país es un claro reflejo de esto, y responde al entendimiento de las personas en que hay muchos procesos que deben ser modificados y/o mejorados para alcanzar el equilibrio y el bienestar global. Todo esto está de una u otra manera integrado en el concepto de economía circular, a juicio del autor.

La economía circular es aplicable a cualquier industria, incluida la minería, sin embargo, históricamente la minería no ha sido un negocio particularmente sustentable ni preocupado de optimizar los procesos que apuntan hacia el final de su cadena de valor. Cuando menciono esto, me refiero a que una de las grandes problemáticas de esta industria, son los desechos del proceso productivo. Estos, mayoritariamente, son los denominados relaves o descartes del proceso de concentración del mineral. Este material, por sus propiedades físico-químicas se ha transformado en un peligro a nivel mundial, con desastres que han causado pérdidas de vidas humanas por colapsos estructurales, pero también, y quizás en forma más silenciosa, con la contaminación de napas freáticas debido a los fenómenos de lixiviación e infiltración de aguas con elementos tóxicos para el ecosistema.

Pese a todo este oscuro panorama, estos desechos mineros considerados pasivos ambientales, pueden ocultar una oportunidad para que la industria minera pueda integrarlos en un modelo sustentable y bajo el concepto de economía circular. ¿Y qué es lo que ocultan estos pasivos ambientales? La respuesta es todo tipo de elementos de valor, y algunos de ellos críticos para el desarrollo de industrias en crecimiento continuo como son, la electrónica, aeronáutica y espacial, entre otras. Adicionalmente, y una vez extraído el valor, el material restante del relave también puede ser utilizado en otras industrias tan importantes como la construcción. Entonces, ¿por qué no estudiar un poco más esta oportunidad? Ese es el desafío que estamos abordando a través de nuestro programa «Identificación, cuantificación y extracción (bio) tecnológica de minerales/elementos de valor contenidos en depósitos de relaves», también conocido como «RS Relaves Sustentables», nombre que resume el objetivo general de esta iniciativa.

El programa, que se encuentra en su tercer año de ejecución, está finalizando su primera etapa, periodo en el que se hizo un estudio comercial de los elementos estratégicos presentes en los pasivos mineros, se evaluaron los elementos de valor en relaves en Chile y se estudiaron métodos de concentración, recuperación y estabilización, además de definir técnicas de muestreo y caracterización de relaves óptimas para su correcta evaluación. Luego de explorar con campañas de sondaje algunos relaves representativos de la minería chilena,  estamos desarrollando tecnologías de beneficio y extracción, incluidas tecnologías limpias, como la biolixiviación, junto con realizar el modelamiento geoquímico de estos pasivos ambientales y entender su dinámica microbiológica.

En todo esto trabaja un equipo compuesto por profesionales multidisciplinarios de excelencia y esperamos el próximo año, continuar con la segunda etapa del proyecto que está orientada al desarrollo de tecnologías de estabilización y reúso, desarrollar herramientas que permitan apuntar a uno o más modelos de negocios potenciales de aplicar en estos pasivos ambientales, con un fuerte foco en economía circular. Paralelamente, y con el apoyo del Ministerio de Minería, nuestro objetivo es trabajar en propuestas de marco regulatorio y generación de manuales de uso público, que faciliten la integración de estas herramientas en la cadena de valor minera.

Nuestro principal desafío es poder transformar los pasivos ambientales, como los relaves mineros, en activos, generando valor para el país a través de nuevas tecnologías y productos, obtenidos en forma sustentable y segura, además de sentar las bases para que futuros proyectos y nuevos inversionistas, puedan integrar el concepto de economía circular a la industria minera, transformando a Chile en líder en minería responsable con el ecosistema y respetuoso con nuestra población, representando sin dudas estos dos últimos conceptos, como parte de las exigencias que hoy en día han sido levantadas con un justo clamor por chilenas y chilenos en nuestro país.