Rodrigo Serrano, VP de Innovación y Desarrollo de Wisetrack
miércoles 31 de julio del 2019.- La minería es una de las actividades más antiguas de la humanidad. Ya los primeros asentamientos del homo sapiens extraían minerales de canteras para fabricar utensilios o herramientas. Fue notablemente perfeccionada por las primeras civilizaciones modernas como los griegos, romanos y egipcios y, como en todas las disciplinas, el conocimiento y los avances tecnológicos fueron permitiendo nuevas escalas productivas y de extracción en lugares geográficos y yacimientos cada vez más complejos y que hubieran sido inaccesibles o económicamente inviables en épocas anteriores.
Estos avances tecnológicos no sólo han permitido encontrar y extraer minerales desde lugares antes impensables, sino que también hacer, de esos procesos de extracción y producción, una actividad muchísimo más segura, tanto para los colaboradores que se desempeñan en las faenas mineras como para el resto de la comunidad que se ve afectada.
Es importante destacar que a pesar de la complejidad de las labores involucradas en esta industria -que por su naturaleza poseen un riesgo mayor que muchas otras actividades- según el último Boletín de la Superintendencia de Seguridad Social ha tenido los dos últimos años la menor tasa de accidentes del trabajo en comparación con todas las otras actividades económicas. Lamentablemente, la tasa de fatalidad ha puesto a la minería en el 4to lugar en 2017 y en 3ro el 2018.
Así como las primeras cifras nos hacen sentir orgullosos como chilenos y como proveedores de tecnologías para la seguridad del rubro minero, las segundas nos abofetean directamente y nos pasan la cuenta sin piedad, dejando claro que aún falta mucho por hacer y que no solo es posible, sino que estamos en la obligación de mejorar, como industria, como profesionales, como proveedores y como desarrolladores de tecnologías para el sector.
Alcanzar verdadera seguridad no pasa solo por agregar más dispositivos, aumentar los controles, mejorar los sistemas o perfeccionar procesos si es que las áreas y los encargados de ellas operan en silos aislados, duplicando esfuerzos y costos innecesariamente o redescubriendo la rueda cada cierto tanto. Se debe lograr que cada uno de esos elementos: tecnología, procesos, sistemas y controles, convivan en un ecosistema común integrado, que permita agrupar, analizar y relacionar todos los datos que se van generando, un sistema que facilite, a cada responsable, tener la visión integral.
En este quehacer la famosa frase del Talmud: «Quien salva una vida salva al mundo entero» cobra toda su importancia. Cada trabajador que no pudo llegar más a su casa porque un accidente le quitó la vida es un fracaso completo de todos nosotros. No importa todo lo bueno lo que hayamos hecho antes, debemos seguir esforzándonos porque algo nos faltó para logara «salvar» ese mundo.
Rodrigo Serrano, VP de Innovación y Desarrollo de Wisetrack
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