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María Luisa Lozano – Directora Ejecutiva Asgreen Ingeniería Sustentable y miembro del directorio de Minnovex

María Luisa Lozano - Directora Ejecutiva Asgreen Ingeniería Sustentable y miembro del directorio de Minnovex

Hace un par de días tuve uno de esos momentos que te hacen pensar "sí, vamos bien, hay esperanza", cuando al comentar con un grupo de amigos sobre mi convicción de la oportunidad que tiene Chile para lograr el desarrollo sustentable, y cómo debemos aprovecharla para tomar impulso y encausarnos hacia ese objetivo, recibí esta respuesta "pero esa es la opinión de mucha gente que no son especialistas, deberías profundizar". Y eso es lo que me llena de esperanza, que ya no solo somos unos cuantos los que tenemos esa opinión, sino que ya se trata de una opinión generalizada.

Más allá de los técnicos, científicos y especialistas en sustentabilidad, el hecho reconocido por cada vez más personas, de que ahora es el momento de hacer algo y que tenemos una oportunidad única para hacer frente al cambio climático, sienta un precedente respecto de la conciencia colectiva que este tema ha alcanzado. Como sociedad, hemos llegado al nivel de conciencia ambiental necesario para comenzar a exigir, con conocimiento de causa, acciones concretas y cada vez con más fuerzas, desde una de las armas más poderosas con que contamos: nuestras decisiones de consumo.

Las personas cada vez se preocupan más sobre dónde y cómo se han producido los productos que adquieren, quién lo produce, que historia hay detrás, cuáles son los valores de la empresa y cuál es el impacto que ese producto ha generado y generará en el medio ambiente, es decir, las personas están preocupadas de la sustentabilidad de las cosas que los rodean.

Esto, que pudiese parecer un problema asociado solo a productores de bienes de consumo finales en realidad afecta a toda la cadena, porque el impacto está asociado no sólo al último eslabón de producción, sino al sistema productivo como un todo. Es por eso que la sustentabilidad de los procesos productivos es tan importante.

Mucho podemos hablar sobre la importancia que nuestro cobre (y otras materias primas) adquiere en la lucha contra el cambio climático gracias a sus múltiples aplicaciones en tecnologías para la descarbonización de la matriz energética, autos eléctricos, baterías, etc., pero no podemos perder de vista que todas las materias primas son parte de un proceso y que por lo tanto el impacto que la extracción, procesamiento y refinación produzcan en el medio ambiente, constituye parte del impacto del producto final, haciéndolo más o menos sustentable y a la larga también más o menos demandado por el consumidor final.

Para la mayoría de las personas, la sustentabilidad y el cambio climático han dejado de ser una doctrina sobre la cual evangelizar, para convertirse en acciones que se ven reflejadas en sus hábitos de consumo. En este sentido, los productos y materias primas que no consideren la sustentabilidad y el impacto en el cambio climático como un factor estratégico serán dejados de lado.

Se trata de un cambio que se ha producido en el último tiempo y por eso reitero mi afirmación de que, como país que está alcanzando el desarrollo y además cuenta con recursos naturales estratégicos para hacer frente al cambio climático, en Chile tenemos la oportunidad única para convertirnos en un referente del desarrollo sustentable.

Las personas, como consumidores ya están inclinando la balanza hacia la sustentabilidad, ahora nos queda preguntarnos como empresas de servicios, proveedores y mineros cómo podemos responder a esta expectativa. La COP25 se celebrará en Chile en diciembre del 2019, aprovechemos este impulso, este revuelo y esta efervescencia para tomar acciones concretas que perduren en el tiempo.

miércoles 26 de junio del 2019


María Luisa Lozano – Directora Ejecutiva Asgreen Ingeniería Sustentable y miembro del directorio de Minnovex

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