Chile
Fernando Errázuriz, director de Supply Chain en Grupo Komatsu Cummins.
lunes 30 de junio del 2025.- En un país como Chile, donde la equidad social y el cuidado del medioambiente son desafíos permanentes, más allá de lo gobiernos de turno, las empresas tenemos hoy una responsabilidad que va más allá del cumplimiento de las normativas, debemos transformar nuestro propósito en acciones reales. En este contexto, hablar de sostenibilidad e inclusión laboral ya no es voluntario, sino más bien es un imperativo estratégico para enfrentar los retos que tenemos a nivel país.
En Komatsu Cummins Chile lo hemos vivido en primera persona. Lo que comenzó como un compromiso con la diversidad se ha convertido en una profunda convicción: la inclusión cambia vidas, pero también transforma organizaciones. Al abrir espacios laborales a personas históricamente excluidas, como jóvenes infractores, mujeres privadas de libertad, trabajadores con discapacidad o sin experiencia formal, no solo sumamos talento, sino también generamos cultura, sentido de propósito y cohesión en los equipos que aprenden a valorar las diferencias, rompiendo barreras que antes eran invisibles.
La sostenibilidad, por su parte, debe dejar de ser vista como una preocupación netamente ambiental, para convertirse en una estrategia de innovación. A modo de ejemplo, través del Centro Inclusivo R (CIR), un espacio que promueve la recuperación, reutilización y reciclaje de materiales con enfoque inclusivo, hemos logrado avanzar hacia un modelo de economía circular con impacto social, componentes que antes eran considerados residuos ahora se recuperan, reutilizan y reacondicionan por personas que antes eran descartadas por el sistema laboral. Así, cada material que vuelve al ciclo productivo es también una persona que recupera su lugar en la sociedad.
El proyecto CIR Antofagasta, sin duda, es replicable para otras empresas. Está ubicado en una región clave para la minería y también en una zona marcada por brechas sociales, integrando sostenibilidad con inclusión laboral. En este camino, el aprendizaje ha sido tan desafiante como potente. Romper prejuicios, adaptar procesos y escuchar activamente a quienes se integran exige humildad como compañía. Pero los resultados son claros: mayor compromiso interno, vínculos reales con las comunidades y mayor compromiso con el futuro de nuestro país.
Claramente, cuando ubicamos a las personas en el centro de nuestras estrategias de sostenibilidad, hablamos de futuro compartido. Cada historia de inclusión y cada proceso más limpio, nos reafirma que un país mejor sí es posible, si lo construimos en conjuntos.
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